Clubes arruinados y un «modelo muerto», el germen de la revolución

Sin entrar en ningún momento en detalles acerca de quién está detrás económicamente de la mayor operación en el planeta fútbol desde que en 1992 la actual Champions reemplazó a la vieja Copa de Europa y también encontró una fuerte oposición de quienes no entendían que clubes que no conquistaban sus ligas compitieran en un torneo llamado Liga de Campeones, Florentino Pérez ha desgranado las claves de esta iniciativa calificada de «elitista», «egoísta» y «separatista» por sus detractores.

Durante su intervención en El Chiringuito, el máximo mandatario de la Superliga repitió por activa y por pasiva que se trata de «salvar al fútbol», que a su juicio desaparece si no hay un cambio drástico en sus estructuras de negocio. Insistió que entre todos los clubes han perdido 5.000 millones y que solo el Real Madrid ha perdido 400 en dos años. «Cuando digo salvar al fútbol es salvar a todos. La UEFA ha presentado un formato que nadie entiende y dicen que van a empezar en 2024. Entonces estamos muertos. Que el nuevo formato empiece entonces es una cosa absurda», subrayó Florentino, que dijo estar dispuesto a hablar y negociar en todo momento con el organismo que preside el esloveno Aleksander Ceferin.

Considera Pérez que la Superliga será positiva para los equipos modestos porque funcionará como estructura piramidal. «Para ellos es mejor porque su supervivencia depende de que el conjunto vaya bien. No puede ser que en la Liga española ganen dinero la mayoría de los clubes modestos y lo pierda el Barcelona. Estamos en un momento extraño. No puede ser que en Inglaterra estos seis equipos pierdan dinero y los otros 14 ganen. Cuando decimos solidaridad lo decimos de verdad», remarcó en su mensaje.

Los creadores de la Superliga están convencidos de que en el fútbol actual hay partidos con escasa audiencia por falta de interés y que eso cambiaría. «El fútbol tiene que evolucionar, como las empresas, y adaptarse a los tiempos que vivimos. Las audiencias van bajando y los derechos disminuyendo y algo había que hacer. Estamos todos arruinados. Los jóvenes ya no tienen interés por el fútbol porque hay muchos partidos de escasa calidad y tienen otras plataformas para distraerse. «Queremos elaborar una competición para que dejen la tablet», enfatizó el alto dirigente merengue.

«Los jóvenes dicen que el partido se les hace muy largo. El Madrid lleva desde 1902, mire si ha pasado tiempo. A veces no nos entendemos con nuestros nietos o con los políticos, son generaciones nuevas y hay que hacer un esfuerzo por entenderles. Si los jóvenes dicen que el partido es muy largo o no es bueno el partido o hay que acortarlo, no lo sé», insiste Florentino, partidario de extender la vía del negocio a la retransmisión del fútbol por plataformas tipo Netflix o Amazon Prime.

Niegan sus creadores que la Superliga vaya a ser cerrada, a pesar de que 15 de los 20 clubes tengan su presencia garantizada año tras año y solo cinco cambien por criterios deportivos: «Eso dicen aquellos que no deben ser muy nobles, porque el fútbol debe ser de todos», se queja Florentino, a favor de otra segunda liga europea de menor categoría auspiciada por la UEFA. «Hay países que se quieren unir, el Benelux, la liga escandinava... Los clubes quieren cambiar porque en la situación que estamos, estamos muertos. Hay muchos equipos que tienen que jugar, que hagan una segunda liga», propuso.

Garantizan los llamados separatistas que quieren seguir jugando las competiciones nacionales los fines de semana y no ven factible que las ligas locales les expulsen porque iría en contra de su propio negocio. Por poner un ejemplo, el Huesca percibe actualmente en torno a 45 millones que jamás ingresaría si en LaLiga no compiten el Real Madrid, Barça y Atlético. Grandes y pequeños se necesitan y retroalimentan. Aseguró Florentino que no le costó convencer a Joan Laporta, presidente del Barça reacio a la Superliga cuando era candidato, porque «cuando hablas con personas responsables no tiene vuelta de hoja». En tono de broma, le ofreció incluso la presidencia de la Superliga. «Mañana le cedo mi puesto a Laporta encantado, no tengo ningunas ganas».

Sí está mucho más en peligro la cesión de jugadores a las selecciones nacionales, al menos para jugar bolos que pueden provocar más lesiones en las estrellas a las que pagan los clubes y por los que no reciben compensación económica. «Hay que cambiar muchas cosas, tenemos demasiados partidos, hay encuentros de selecciones que la gente no sabe ni cómo se ganan y es la verdad. Jugar con los jugadores de los clubes no tiene mucho sentido. Hay que cambiar», advirtió Florentino.

No explicó, porque tampoco está nada claro el asunto, quiénes arbitrarían una hipotética Superliga si los jueces dependen de las federaciones nacionales, adscritas a su vez a UEFA y FIFA. Sólo garantizó que el proceso de selección de los colegiados obedecerá a criterios profesionales, que se mejorará tanto el VAR como el arbitraje y que habrá 'fair play' financiero y estabilidad en los clubes.