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Santander
Lunes, 10 de agosto 2020, 07:16
La sombra de la duda sobrevuela el fútbol modesto, que podría retrasar su inicio de temporada incluso hasta enero de 2021. Una decisión que ... la Federación Española tomará este lunes, junto a las territoriales y que tiene en vilo a los clubes de Segunda B y Tercera, que ven peligrar su ya de por sí maltrecha economía, ya que perderían ingresos por abonos, venta de entradas y publicidad, además de tener que asumir un protocolo sanitario y de higiene, junto a una hipotética prórroga de contratos.
Racing
El Racing tenía previsto iniciar este lunes su pretemporada, pero ha preferido posponer su puesta de largo hasta conocer «a qué nos enfrentamos», explica su director general, Víctor Alonso. Los verdiblancos prefieren arrancar «cuanto antes», pero sabiendo a qué atenerse. «Queremos que la competición se desarrolle con la mayor normalidad posible, pero no empezar a trabajar ahora y que después nos digan que faltan meses para empezar».
En el apartado económico el mayor condicionante, independientemente de cuándo arranque la competición, es «que no haya público», señala Alonso. «El último año en Segunda B ingresamos en torno a un millón y pico por abonos, que es lo que dejaríamos de percibir. Hay que ver en qué baremo nos movemos. Igual no hay nada de público o pueden dejar que haya un 50% o un 40%. Son muchas incertidumbres», matiza. Además, asumir el monto de los contratos con un aplazamiento plantearía «un problema más de tesorería que de presupuesto». Por ahora «los que ya vienen de atrás están activos y se están pagando. Y nuevo ahora hay uno solo. Hay un salario comprometido con el jugador (y con los que vengan) y se pagará en base al tiempo en que desarrolle la competición».
Aún sin un protocolo determinado el equipo que dirige Rozada no quiere arriesgarse. Aunque sus instalaciones no presentaban ningún problema para seguir el que impuso LaLiga en su momento, Alonso reconoce que la entidad que preside Tebas «cubría gran parte de esos protocolos», y se pregunta si ahora los equipos van a tener la capacidad de asumir ese gasto. «Unos más y otros menos, todos vamos a tener problemas», afirma.
Laredo
El Laredo vivirá su primer año en Segunda División B después de casi 30 intentándolo. Después de coronarse campeón de Tercera División y además imponerse en el play off de ascenso, apenas han tenido tiempo de descansar, pero en el Charles no abogan por un aplazamiento de la Liga. José Miguel San Román, presidente del club, señala que «hasta la primera semana de octubre o la segunda no se debería empezar». Eso sí, San Román no quiere ni oír hablar de disputar los partidos con las gradas vacías. Y es que la puerta cerrada aboca al equipo a importantes pérdidas económicas, que les marcarán no solo esta temporada sino en años venideros. «En un 60% el presupuesto le cubrimos con el abono de los socios y las entradas del público en general a los estadios, por eso podría suponer una debacle económica».
Además, una demora en el arranque de Liga también les obligaría a modificar la planificación de la plantilla. «Los contratos tendrán que ir vinculados a las nuevas fechas, al tiempo de duración de la temporada. Es decir, podrían comenzar, por ejemplo, el uno de septiembre y acabar en julio», señala San Román, a quien también le preocupa los protocolos de seguridad e higiene que se puedan aplicar para mantener a raya el covid. «Las medidas lógicas que hasta ahora hemos tenido como la desinfección de espacios cerrados, las mascarillas, distancia de seguridad... No le veo ningún problema. A partir de ahí, si quieren poner otras medidas adicionales eso sí podría suponer contrariedades», avanza.
Gimnástica
Tomás Bustamante, presidente de la Gimnástica, lo tiene muy claro: «Se debería empezar la pretemporada en septiembre y la competición en octubre». El máximo mandatario blanquiazul argumenta que «el problema son los comportamientos individuales y desde gobiernos y federaciones no se va a poder controlar a todos los individuos». Bustamante defiende que «no se puede parar la vida, ya no solo en Segunda B y Tercera sino en el resto de categorías», explica.
La situación económica si se retrasa la competición «hay que dividirla en dos partes», asegura Bustamante. «Desde marzo no hemos tenido ningún tipo de ingreso y, seguimos cumpliendo con la Seguridad Social y con Hacienda. Tenemos que plantearnos cuál será la situación en cuanto a los socios, que pensábamos hacer una rebaja en el precio de los carnés, y que pasará con la afición si no puede acceder al campo o cómo se afrontará la Copa del Rey en la que tendríamos que disputar un partido y contábamos con la taquilla».
En cuanto a los contratos los blanquiazules aprendieron de la pasada temporada. «Todos los jugadores tienen que ser profesionales y está pautado que la semana que comience la competición se les dará de alta. Además, incluimos en una cláusula por posible aplazamiento debido a la pandemia, que anula el contrato o lo deja en suspensión hasta que se reinicie». Bustamante ve «factible» mantener las medidas de seguridad «igual que durante el play off se han respetado».
Tropezón
En Tanos lo importante «es saber si hay público o no», explica Carlos Orcajo, directivo del Tropezón. «Sin publico es inviable para los equipos de Segunda B para abajo». Y es que en el Trope «no se reciben ingresos de los derechos de televisión como en el fútbol profesional sino a través de patrocinadores y de la venta de los carnés de socio. Da igual volver en octubre, en enero o en marzo. Si no hay público no tendremos ingresos».
El impacto económico es «innegable» y no depende tanto de los meses que tarde en reanudarse. «En Tercera si dicen que se comienza el 1 de octubre sin público no podemos afrontar la temporada». Mientras, ellos siguen trabajando en la confección de su plantilla. «Estamos diseñando todos los equipos, pero siempre a expensas de lo que diga la Federación Española», así que de momento todos los acuerdos «están apalabrados, pero no firmados», explica Orcajo.
Además, no hay que olvidar la dificultad para diseñar protocolos de higiene. En el caso del Tropezón, sus instalaciones en Santa Ana «reúnen a 27 o 28 equipos todos los fines de semana y se juntan unos 300 chavales no solo de nuestra cantera, sino de otras que usan las instalaciones. Si un benjamín da positivo, hay que pararlo todo».
Escobedo
«Me gustaría volver con todas las garantías, pero pronto, porque si no esto va a ser un caos», dice Luis Merino, presidente del Escobedo, que no esconde que se teme lo peor. «Aunque se empiece más tarde va a ser un desastre porque nadie sabe cómo va a ser esto», se lamenta. Además, el aspecto económico le preocupa especialmente. El frágil equilibrio de sus arcas le quita el sueño. «Los socios no abundan y hay problemas con los patrocinios. El año pasado tuvimos bastante deterioro económico y la temporada viene parecida. Estoy muy preocupado, lo veo muy oscuro».
Tanto es así que ni siquiera han tocado el tema de los contratos con sus futbolistas. «Es una incertidumbre tan grande que aún no tenemos nada hablado con los jugadores». Otra patata caliente son los protocolos de higiene y seguridad que se puedan imponer. No tanto por cumplirlos sino por sufragarlos. «Podemos mantener las medidas de seguridad, pero ¿quién va a pagar todo esto? Para los clubes modestos supone otro palo más. No tenemos tantos ingresos para permitirnos esos gastos».
Cayón
En el seno del Cayón no se ve «complicado» que se vuelva pronto a competir, como señala su presidente, Nisio Humara. El mayor problema para este club, como para el resto, es la imposibilidad de contar con asistentes a los partidos. Una buena parte de sus ingresos proviene de ahí. «Si no podemos meter público vamos a la ruina económica al no poder sacar dinero de los carnés y la publicidad», explica Humara, que se enfrenta también al problema de cómo afrontar los sueldos de los jugadores. «Mientras no se sepa cuánto va a durar la Liga, tampoco podemos saber cuántos meses vamos a poder pagar a los jugadores. Tenemos un acuerdo económico con ellos, pero dependiendo de los meses que se tenga que jugar».
Un escollo casi insalvable es el protocolo higiénico que se pueda establecer. «Para nosotros va a ser muy complicado cumplir las normas del CSD, casi imposible. En el club ahora mismo no podríamos guardar esas medidas de higiene y seguridad», admite Humara.
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