«El fútbol es un pasatiempo; solo gano para gastos»
David Puras ·
El portero de Solares, a quien Manu Calleja dio la alternativa en perjuicio de Rafa, se convirtió en el hombre del partido al detener dos penaltisSecciones
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David Puras ·
El portero de Solares, a quien Manu Calleja dio la alternativa en perjuicio de Rafa, se convirtió en el hombre del partido al detener dos penaltisHa tenido que esperar. Vaya si ha tenido que esperar. Pero David Puras (Solares, 18 de agosto de 1995) ha tenido no los quince minutos de fama de los que hablaba McLuhan -aunque nunca lo verbalizó con esa expresión-, sino mucho más. Los dos penaltis detenidos ante el Portugalete el día en que se convertía en titular tras arrebatarle el puesto a Rafa. Mejor no pudo ser su reestreno. «No esperaba jugar; la verdad es que fue una sorpresa», reconoce. La apuesta no le pudo salir mejor a Manu Calleja, recompensado tras una difícil decisión. Nunca es sencillo sentar a un guardameta. «Yo creo que ni soñando me habrían salido las cosas tan bien», reflexiona el trasmerano. Sus dos paradas fueron vitales; imprescindibles para la victoria (0-1) del Laredo en Portugalete.
Los dos penaltis detenidos fueron un justo premio a un luchador del fútbol a quien una lesión crónica en su cartílago de su rodilla derecha le tuvo año apartado de los campos de fútbol en 2017, cuando aún con 21 años buscaba el ascenso a Segunda B con la Gimnástica. Fueron momentos más difíciles. Él utiliza otra palabra. «Jodidos», dice. Pero no abandonó su empeño: «Nunca pensé en dejar el fútbol», reivindica.
Raúl Pérez con quien coincidió en las secciones inferiores del Racing, le rescató para el Laredo. Para defender la portería del Charles mientras trabajaba, como sigue haciendo en la empresa de su padre, Lacera Cargo. El fútbol de barro no da para vivir. «Solo se gana para gastos», explica. Y para disgustos, como en 2017. Pero también para alegrías como la del domingo. Un paso para convertir «un pasatiempo» a lo que siempre fue su pensamiento: «Llegar lo más arriba posible», cuando ya había renunciado al profesionalismo a base de desengaños. Le acompaña en el camino Olga, su novia de toda la vida; toda una vida vivida en Solares. Como lo hacen su familia y su trabajo. A los 25 años ha tenido tiempo de conocer el valor de salir al trapecio con red. «Solo dejaría la empresa si llegara a Segunda o a Primera, claro, pero en Segunda B pienso seguir trabajando con mi padre, independientemente del equipo en el que juegue». Una declaración de intenciones sobre cómo plantea su futuro en el fútbol, o al menos su proyecto ideal. «Sería por lo único que dejaría la empresa», insiste.
Una empresa a la que la pandemia castigó a su manera. Y Puras, lejos de acusar el confinamiento, no pudo tener más ajetreo. Lo pasó «trabajando desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la tarde». Su compañero fue uno de los primeros en enfermar y durante su baja hubo que apoyar a la empresa familiar en un momento difícil para cualquiera. «Estuve tres meses mañana y tarde», explica.
El momento llegó al fin el sábado por la mañana a orillas del Nervión. En la margen izquierda, para más señas. El fútbol le devolvía un poco de lo que le había afanado al portero que estaba llamado a ser el del ascenso gimnástico en 2018 pero al que se le cruzó en el camino la lesión.
Las dudas de entonces fueron seguridad en Portugalete a once metros del adversario. Porque en un penalti el portero no tiene «nada que perder». Si encaja entra en la lógica del fútbol. No hacerlo es lo extraordinario. Al final es una cuestión de acierto de uno y error del otro. «En poco de todo, aunque siempre se diga que hay más fallo del delantero», explica el cancerbero.
Y así afrontó el primero, el de la media hora, «con los nervios que supone un penalti y con tensión». En esos momentos la soledad del portero pasa del estereotipo a la evidencia, por más que se le quiera ayudar: «Desde la grada me dijo Roberto Cano que me le tirara a la derecha, pero luego me dijo que no, que hiciera lo que quisiera. Quiso echarme una mano». Pero no sabía cómo. Aun así blocó el disparo de Salado. Seguía el empate a cero. «Pensé que al ser zurdo y un jugador de calidad era muy probable que le tirase a mi derecha y así sucedió».
Para un penalti merece nota, pero dos en un mismo partido es un órdago a ciegas. A veces, pocas, sale bien. Esteve fue la segunda víctima. «Me fijé en que había tres jugadores que no se decidían a tirar y en ese momento me dije que si me pasara a mi lo lanzaría fuerte y al medio. Y salió bien, porque si le hubiera lanzado a un lado seguramente ahora no estaríamos hablando».
Tampoco es que les tuviera muy estudiados, porque durante la semana trabajaron pensando que de producirse un penalti lo lanzaría Güemes, que al final no disparó en ninguno de los dos. Buena suerte para él.
En su modestia, el Charles prepara los partidos con la mayor minuciosidad posible. También el estudio de los rivales «Ortega, el analista, es quien nos suele decir los habituales lanzadores y dónde los suelen tirar, aunque aparte de eso hay una bases que aprendí en el Racing. Si un jugador es diestro suele tirar a mi derecha. También se puede intentar adivinar según, la carrera, la posición del cuerpo... Aunque no quiere decir que no haya un trabajo técnico, que también es muy importante». En cualquier caso, para detener una pena máxima «no hay truco; es acertar y luego pararla».
No hay más. Lo demás queda como literatura, igual que el lugar común de la locura del portero. «Algo de tópico hay en ello, aunque no vamos a negar que es un puesto especial, distinto, no en vano usamos las manos en un deporte en el que tocar el balón con las manos son falta», ríe con la satisfacción de saberse el hombre de la semana; el héroe de un equipo al que llegó para ser titular pero en el que Rafa había relegado al banquillo tras el ascenso.
Ahora la situación es la inversa y no ve mal la competencia, en especial «este año». «Al ser una temporada tan rara, en la que puede haber problemas con el covid y lesiones por la carga de partidos, tener dos porteros que puedan jugar en cualquier momento es muy importante», explica. «Otra temporada igual te diría que no -acota- porque en cualquier deporte todo el mundo quiere jugar todo. Pero cada entrenador tiene su filosofía y su método».
A su favor en esta pugna. La gran escuela de porteros que fue y quiere volver a ser el Racing. «Por suerte cuando empecé en los alevines del Racing ya teníamos entrenador de porteros, ya que estaban Pedro Alba, Javi Pinillos y José Ceballos -recuerda-. Creo que la figura de entrenador de porteros está en auge y ahora todos los equipos lo tienen entrenador. Aquí tenemos la suerte de contar con Tonio Martín, que es un gran entrenador y que nos exige muchísimo en todos los aspectos.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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