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Mientras todo el planeta despedía este jueves a Diego Armando Maradona, en cada rincón, en cada esquina, se multiplicaban las historias relacionadas con el Pelusa. En Santander jugó una sola vez, cuando a finales de 1982 Tuto Sañudo y Vicky sufrieron la inimaginable para marcarle ... . O al menos de intentar marcarle, que no era poco. Sañudo incluso le advirtió que no se fuera demasiado arriba o se atuviera a las consecuencias. Con él, la pena de entrada estaba asegurada. El Pelusa dio aun así una exhibición, pero de paso salió vivo de los Campos de Sport ante aquel aguerrido Racing que se llevó cuatro goles, uno de ellos precisamente de Maradona.
La pesadilla de todos los centrales sí que vivió en sus carnes esa venganza que le prometía el ahora presidente honorario del Racing en nombre de todos los centrales, pero fue en otro estadio, en el Camp Nou, y con distinto remitente: Andoni Goikoetexea. Fue diez meses después, en un partido de Liga en el que probó lo más duro del fútbol europeo ante un estadio encoraginado por la durísima entrada que sufrió su estrella. Y aún a principios de temporada; de la segunda del argentino en la Liga española, a la que no regresaría hasta 1992 con el Sevilla de Bilardo. Un Bilardo a quien, por cierto, no han informado de la muerte del Pibe de Oro dado su precario estado de salud.
El caso es que aquello fue tan sonado que cuando Goikoetxea llegó a Santander a entrenar al Racing habían pasado ya cerca de veinte años de aquel momento; de aquella entrada en la que lesionó a Maradona para dejarle tres meses en el dique seco, pero aún se le recordaba por ello. Como ocurre ahora, cuando la imagen del extécnico verdiblanco regresa a la memoria con la muerte del 'diez'. Aquella falta y la posterior tangana meses después entre los jugadores del Barça de Maradona (y del cántabro Marcos Alonso) y los del Athletic, algo así como un epílogo a lo del Camp Nou, han pasado a la historia del fútbol. Historia quizá oscura y poco edificante, pero historia al fin y al cabo. El día en que Goiko cazó a Maradona. El día en que lesionó al astro. Cuando calentó los ánimos antes de otro partido entre blaugranas y rojiblancos que a punto estuvo de acabar en batalla campal en la final de Copa de 1984.
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Pero eso es otra historia. Lo que ha quedado en la memoria es aquel Maradona tendido sobre el césped. Le cazó. Le rompió el tobillo. Tres meses sin jugar. Goiko solo vio una amarilla. Ahora recuerda a su adversario de otro modo: «Me da mucha tristeza. Fue un genio que nació para jugar al fútbol. Descansa en paz, Diego. Goian Bego», escribía tras conocer la noticia. «Ha sido el rival más difícil al que me he enfrentado. Ganaba él solo los partidos, como demostró con el Nápoles y Argentina. Era rápido, potente y tenía una técnica superdepurada», reconocía el exverdiblanco, protagonista de aquel duelo épico con el Pibe cuando aún jugaba en el Athletic, equipo con el que marcó una época.
Me acabo de enterar del fallecimiento de Maradona. Me da mucha tristeza. Fue un genio, que nació para jugar al fútbol. Descansa en Paz Diego. Goian Bego.⚽️⚽️⚽️⚽️⚽️
Andoni Goikoetxea (@andoni_goiko) November 25, 2020
Claro que tampoco regala los elogios: «El mejor jugador mundial que hubo en los ochenta». Todo un piropo para cualquiera que, aplicado al argentino, puede sonar sin embargo a demasiado poco. En cuanto a la entrada, se defiende también de un modo bastante particular: «Estaba jugando tres meses después. Todos sus títulos fueron tras la lesión», reflexionaba autoexculpándose.
La noche de autos fue así: El 24 de septiembre Barça y Athletic se medían en el Camp Nou. Apenas arrancaba la Liga, en la que eran junto al Real Madrid los dos grandes favoritos. Ganaron 4-0 los locales, pero Maradona fue retirado en camilla con el tobillo de la pierna izquierda roto tras esa feísima falta de Goikoetxea que dio la vuelta al mundo.
«La entrada de Goiko fue mala, pero fueron gajes del oficio. Nosotros habíamos soportado entradas duras también en el partido. Fue una desgracia que lamentamos muchísimo, sobre todo Andoni», evocaba el exseleccionador español Javier Clemente, que en aquella época entrenaba a los rojiblancos.
Goiko recibió a posteriori, porque en el momento ni siquiera vio la tarjeta roja, una durísima sanción de 18 partidos, aunque finalmente fue reducida a seis. Una buena comparación: cuando Prados García simuló una agresión del racinguista José Ceballos, tirándose al suelo como si le hubiera empujado o golpeado cuando en realidad ni siquiera le tocó ni agredió verbalmente, al capitán verdiblanco le cayeron doce partidos. Las cámaras demostraron que todo había sido una farsa, pero aun así Ceballos tuvo que cumplir aun así ocho jornadas de sanción. Dos más que el vasco en la que todavía es una de las sanciones más duras de la historia del fútbol español.
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Aquel día la jugada fue otra. Las imágenes muestran cómo Goikoetxea persigue a su rival hasta alcanzarle. Y vaya si le alcanza. Ya andaban picados. Aquella falta le persiguió y un medio británico llegó a elegir hace poco años al vasco como el defensa más duro de su historia. Dudoso título del que se defiende argumentando, como hace desde hace años, que aquello no fue para tanto. En realidad, tampoco para el árbitro. Pero la escena a quedado escarificada en el imaginario colectivo. Al menos cuando se habla de fútbol. Y de Maradona. Y hace ya casi dos décadas, cuando se veía a Goiko por las Instalaciones de La Albericia.
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