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ASER FALAGÁN / EFE
SANTANDER.
Lunes, 2 de noviembre 2020, 07:37
«Hay jugadores que no son fáciles de gestionar, entre ellos Messi». Han hecho falta meses para que Quique Setién rompiera el silencio que se impuso desde que dejó el banquillo del Barça. El técnico santanderino solo había tenido protagonismo cuando se vio obligado a ... emitir un comunicado en el que anunciaba medidas judiciales después de que el Barcelona, que había contratado ya a Ronald Koeman y concluido toda la pretemporada, siguiera sin arreglar su rescisión y la de todo su cuerpo técnico.
Setién ha elegido para reflexionar sobre su paso por el Camp Nou una conversación con el exseleccionador nacional Vicente del Bosque que publicaba ayer el diario El País, donde repasa su etapa en el club azulgrana y reconoce que tuvo dificultades a la hora de trabajar o tomar algunas decisiones sobre el argentino, de quien siempre se había declarado, por otra parte, admirador como futbolista.
En la conversación, el preparador cántabro revela detalles de su experiencia dirigiendo al equipo azulgrana, un etapa en la que, según lamenta, no fue él mismo, y ahonda en su relación con el argentino Lionel Messi, a quien califica como «el mejor de todos los tiempos. Sin en embargo, dejaba un mensaje claro al señalar que en los meses que estuvo en Barcelona tuvo «experiencias suficientes para hacer una valoración exacta de cómo son realmente este muchacho (Messi) y los demás».
«La exigencia tan bestial que hoy existe en el fútbol le ha imbuido a él y a otros muchos que necesitan vencer permanentemente», reflexionaba el técnico, que dirigió al Barça la mayor parte de la temporada pasada en sustitución de Ernesto Valverde.
«Claro, para ganar tú no puedes utilizar todo. Es verdad que hay jugadores que no son fáciles de gestionar. Entre ellos Leo (Messi), es verdad. También hay que tener en cuenta que es el mejor futbolista de todos los tiempos. ¡Y quién soy yo para cambiarle! ¿Si allí le han aceptado durante años cómo es y no le han cambiado?», comentaba Setién a Del Bosque.
En este sentido, el exentrenador del Barcelona realiza una paralelismo entre el argentino y Michael Jordan. «Hay otra faceta que no es la de jugador y es más complicada de gestionar. Mucho más. Algo inherente a muchos deportistas como se ve en el documental de Michael Jordan -'The Last Dance'-. Ves cosas que no te esperas», reconoce en la conversación.
Sobre la personalidad del capitán del Barcelona, confirma que «es muy reservado» y «no habla mucho», pero al mismo tiempo habla de su poder en el club. «Te hace ver las cosas que él quiere», explica el cántabro. Eso sí: siempre con un mensaje muy claro: que el club y los aficionados están «por encima del presidente, del jugador y del entrenador». Lo dice precisamente unos días después de la dimisión de Josep María Bartomeu en un Barça que vive una profunda crisis.
«Hay millones de personas que piensan que Messi, o cualquier otro jugador, es más importante que el club y que el entrenador. Este jugador, como otros a su alrededor, han vivido durante catorce años ganando títulos, ganándolo todo», reflexiona.
Lamenta, eso sí, no haber «tomado otras decisiones» en determinados momentos, y se arrepiente de no haber podido ser él mismo. No poder aplicar como hubiera deseado su filosofía de juego, que fue precisamente la que le llevó al banquillo azulgrana.
«No he sido yo mismo. No he podido, o no he sabido, la realidad es esa. Cuando firmas por un club de una dimensión como el Barça ya sabes que las cosas no van a ser fáciles a pesar de tener los mejores jugadores del mundo. La realidad es que yo no he podido ser yo, ni he hecho lo que tenía que hacer», reconoce sobre su actuación durante la pasada temporada.
Setién fue despedido como técnico poco después del 2-8 que el Barcelona encajó en los cuartos de final de la Liga de Campeones contra el Bayern de Múnich, una derrota con la que, según se lamenta, «pasas a la historia del Barça», aunque no del modo en que hubiera deseado. Ya en las dos temporadas anteriores el Barcelona había encajado goleadas europeas, una dinámica que no consiguió parar, sino que al contario se agravó en esa eliminatoria a partido único en Lisboa.
«Quedas tremendamente dañado; pasas a la historia del Barça con esa derrota. Asumo mi porcentaje de culpa. Algún día igual escribo sobre esto». Tampoco le hubiera servido para mucho un resultado más decoroso o incluso ganar a los alemanes, porque la directiva ya tenía decidido que no seguiría. «Tras echarme me enteré de que la decisión ya estaba tomada antes del 2-8. Me enteré de todo», revela el cántabro tras su complicado paso por un banquillo con una gran repercusión tanto deportiva como mediática: el del Barça.
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