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El Laredo ha utilizado ya a 20 de sus 22 jugadores de la plantilla en las seis primeras jornadas ligueras disputadas. Todos menos el portero ... suplente, David Puras, y el lesionado de larga duración, Roberto Cano. El resto, en tan solo 540 minutos jugados en la nueva Liga -más los de añadido en cada una de las citas-, ya han pisado el césped con mayor o menor protagonismo.
Los cinco cambios que se permiten esta temporada también han facilitado que el número de jugadores utilizados en sólo seis jornadas sea más alto de lo habitual que en otras campañas, además de la amplitud de la plantilla pejina. La Federación ha permitido esta licencia, a petición de los clubes, debido a que la temporada será más corta en el tiempo por la pandemia. Con todo, Manu Calleja ya ha dado su sitio a prácticamente todos sus jugadores. Y eso que, por ejemplo, el pasado sábado el técnico del Charles ni siquiera agotó todas las sustituciones posibles.
Rafa Pedrero ha empezado como titular en la portería. En la defensa, Calleja ha utilizado a Álex Rasines, Cristian Toboso, Miguel Goñi, Álex Pérez, Guipu y Borja Ares. En el doble pivote han participado Faouzi, Felipe Peredo, Manu Ortiz y David Sanz. En la línea de mediapuntas, el técnico ha hecho hueco a Juancar, Álvaro, Saúl García, Riky, Diego Marta y Nacho Altadill. Arriba, en la punta, Iván Argos y Vinatea prácticamente han copado todos los minutos de juego, mientras que Siafá ha disputado ya 261 minutos, noventa de ellos el pasado sábado ante el Racing.
La impresión que deja esta singular conducta del nuevo entrenador, Manu Calleja, es llamativa. Por un lado, es una evidencia que el técnico de Beranga pretende mantener enchufados a todos los miembros de su equipo. En el Laredo todo el mundo es útil, nadie debe ser dejado de lado porque en cualquier momento puede ser necesario.
La temporada es larga, no tanto como en ediciones anteriores, pero aún así consta de veinte jornadas en la fase regular, a las que habrá que añadir ocho más en la segunda fase si el Charles se clasificase para luchar por el ascenso a la Primera RFEF o seis si fuese una pelea por la permanencia. Solo que, esta vez, cuenta con el aderezo de riesgo máximo porque se está a expensas de cualquier incidencia con el covid, por lo que el calendario podría estar más comprimido que nunca. Y la primera eliminatoria de la Copa del Rey, ante el Alcoyano, está ya en el horizonte.
Para el Charles es imprescindible que el elenco de jugadores útiles sea extenso, que haya dónde elegir, que no llegue un partido en el que, por lesiones, enfermedades, sanciones u otras cuitas, el equipo esté desmantelado de antemano. Por este motivo, Calleja ha dado minutos a todos los jugadores de la primera plantilla pejina en este inicio de curso. Los últimos en incorporarse al selecto grupo de los miembros del vestuario que han debutado esta temporada con la camiseta rojilla fueron Diego Marta, Guipu y Nacho Altadill. Este último se estrenó el sábado, en la segunda mitad del encuentro ante el Racing.
Por otra parte, el hecho de que la pretemporada haya sido un poco atípica ha provocado que la preparación fuera también diferente. Faltan horas de vuelo, de conocimiento mutuo, de ensayos, de simulacros, de tiempo y forma para poder transmitir y asimilar por parte de los futbolistas el ideal del nuevo técnico.
En estas coordenadas tan peculiares, cualquier entrenador sin ganas de complicarse la vida tendería a apostar por la búsqueda de un once básico, de un bloque de titulares preferentes con los que acelerar sus tesis y puestas en escena. Por eso lo que está llevando a cabo Calleja, por estrategia interna, choca con ese método habitual utilizado para acortar plazos. Las modificaciones constantes en el once inicial o la ausencia de continuidad en el bloque va en sentido contrario a la consolidación de una filosofía novedosa en un equipo carente aún de bases firmes.
La tarea de Calleja al frente del Charles actual no parece fácil. El de Beranga, en tiempos de pandemia y estando engullido el fútbol por una burbuja, está obligado a ser muy práctico y a llevar su mensaje lo más claro y sencillo a una plantilla que se ha renovado casi a la mitad, con nueve caras nuevas que, además, coinciden en su mayor parte en el ámbito defensivo. Este equipo del presente ha modificado todo su mecanismo zaguero, ya que no queda ni rastro del que ascendió el curso pasado.
Calleja, por ahora, está encontrando un aliado vital para sobrevivir con cierto sosiego en esta encrucijada estratégica del manejo de su plantilla: los resultados. Aunque tan solo ha sumado siete puntos de dieciocho posibles -tres encuentros fueron lejos del San Lorenzo-, la imagen dada por el Charles ha sido más que aceptable. Hasta el 20 de diciembre, cuando está previsto el inicio del parón invernal, aguardan cinco partidos. Cuatro de Liga y un largo viaje hasta Alcoy para afrontar la primera eliminatoria de la Copa del Rey.
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