El City impone su calidad y sentencia en Kiev

Los goles de Agüero y Silva reflejaron con merecimiento su superioridad en el primer tiempo, pero el bajón que sufrió el City tras el descanso lo arregló Touré, un hombre imprescindible para Manuel Pellegrini que también debe serlo para Pep Guardiola cuando el catalán llegue al banquillo citizen. Dejó el City crecer tanto al Dinamo que los ucranianos rozaron el empate, evitado por Joe Hart cuando faltaban poco más de diez minutos para que terminase un duelo en el que el equipo inglés mostró dos caras muy diferentes. Al final Touré se resarció tras haber fallado una ocasión inmejorable y el City, aunque con defectos, está a punto de acabar con su maldición de octavos.

Además del incombustible Touré, es el Kun quien el da un plus espectacular a este Manchester City que no sólo se aprovechó en Ucrania de su clase, sino también de la falta de competición del Dinamo, incapaz de frenar la elaboración de los de Pellegrini, a quienes les faltó sin embargo más acierto para haberse ido al descanso con una ventaja aún mayor. Con mucha solvencia, supo el City llevar el ritmo más conveniente para labrar su primera victoria en octavos, sobre todo tras el tempranero gol de Agüero, que un saque de esquina y un gran control de pecho fusiló sin oposición al meta ucraniano. Este tanto dio la tranquilidad necesaria al City después de que el Dinamo, que amenazó mucho pero pegó muy poco con Yarmolenko, saltase al campo ambicioso y decidido a marcar.

También participó el Kun, y lo hizo con grandeza, en el gol de Silva, después de dejar de tacón a Sterling para que el extremo del City se la diese al canario para rematar a placer. Se acercaba entonces el descanso de un primer período en el que, con un poderoso medio campo liderado por un Touré que parece reservarse pero que cuando aprieta y se lanza al ataque es imparable, el City se hartó de tocar frente a un Dinamo echado atrás y por momentos desarbolado por el favorito. Agüero, además, abrió el marcador cuando el City pasaba por una fase complicada, porque en principio había permitido jugar demasiado a los ucranianos y aún no había decidido tomar el mando.

Volvió a pecar de falta de concentración el City, de nuevo en el inicio de tiempo, cuando el Dinamo, que parecía que sólo dependía del peligro del Yarmolenko, redujo diferencias gracias a un zapatazo de Buyalsky que pegó en Otamendi antes de llegar a la red. No reaccionó con autoridad el City. Al contrario. El Dinamo de Kiev no sólo contuvo con solidez defensiva a un City al que le faltaba profundidad y velocidad, sino que llevó al conjunto inglés al sufrimiento. No a través de ocasiones, a excepción de la que tuvo Buyalsky y abortó Hart, pero sí de despliegue. Hasta que el portento físico no exento de calidad llamado Touré acabó con la incertidumbre.