
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De Ferrol a Plzen hay 2.303 kilómetros y un sueño cumplido. De levantar el título de campeón de Primera RFEF y vestir por última ... vez la camiseta del Racing a tararear, con las pulsaciones arriba, esa melodía candidata a poner los pelos de punta. «Estoy muy feliz. Es un sueño jugar la Champions. He tenido la oportunidad de salir y escuchar el himno», comentaba el cántabro Pablo Torre tras su debut como titular en la máxima competición continental con el Fútbol Club Barcelona.
Tres horas y pico antes -cerca de las 19.30 en Cantabria-, el de Soto de la Marina llegaba al Doosan Arena con los cascos puestos. Lo habitual. Pero no iba escuchando ni trap ni reggaeton. El teléfono lo llevaba en la mano. En posición horizontal. Y no le quitaba ojo. No hace falta ponerle mucha imaginación para saber qué era lo que estaba viendo. Hagan sus apuestas. Un Racing-Alavés, fijo.
Mientras seguía a sus excompañeros competir en su casa, él ya barruntaba que esa noche de martes iba a ser su día grande. Hace un año jugaba la Copa Federación. Esta vez, el trofeo de trofeos. Y no sólo eso, fue capaz de erigirse en protagonista. En aprovechar su chance, por fin, después de unos cuantos meses en Barcelona.
La desgracia culé le abrió la puerta. En un partido triste para su equipo, porque era de mero trámite tras caer eliminado de la competición, Pablo Torre encontró su felicidad. Primero, cuando Xavi dio la alineación. 32 a la espalda. Después, con el himno en la megafonía. Más aún cuando la pelota empezó a rodar. No fue su mejor actuación, pero será una que nunca olvidará. Más cuando en el minuto 75, con un fantástico control marca de la casa, bajó al césped un certero pase y con potencia batió al meta Stanek. Con la pierna buena, la izquierda. La derecha es la genial. «Estoy contento por el resultado -su tanto era el 2-4 definitivo- y por ayudar al equipo con un gol», reconoció con una sonrisa que en los últimos meses había perdido protagonismo. Todos los cracks sonríen igual, que decía Andrés Montes. «Vi un espacio que había libre y gracias a jugadores con la calidad de Raphinha, que te ven en menos de un segundo, he podido controlar bien y marcar», relató la acción señalada.
No pudo celebrar el gol. Cayó tendido sobre el terreno de juego. Alarma. Para los demás. Él estaba tranquilo. Era el precio a pagar por los pocos minutos disfrutados con anterioridad. «Susto, no, porque sabía que eran los gemelos, pero son cosas que pasan en el fútbol y ya está. Está todo bien». El veterano Piqué fue uno de los primeros en preocuparse por el estado del cántabro, que fue sustituido dos minutos después por Álvaro Sanz. Si el míster quisiera, Pablo Torre se alista al próximo partido.
Porque lo que quiere es jugar. Es lo que le divierte. Y de momento apenas ha disputado cuatro partidos oficiales. Hasta el martes, tres ratucos. Ocho minutos frente al Bayern de Munich; trece contra el Athletic en Liga y otros nueve ante el Viktoria Plzen en el Camp Nou. Más los 77 en la República Checa, suman 107. «Es muy difícil tener minutos en el Barça. Tengo admiración hacia mis compañeros. Me fijo mucho en todos. Son jugadores de élite e intento sacar cosas buenas de todos», afirmó sobre su falta de protagonismo. De hecho, este encuentro, al ser el primero en el que disputa más de 45 minutos, es el primero que computa dentro de las variables firmadas por Racing y Barcelona dentro del traspaso del futbolista.
Pablo Torre no olvida. Porque aunque algunos se empeñen en ponerle el cartel de 'Made in La Masía', el chaval defenderá ante quien haga falta que la sangre que le corre por las venas es verde. Y es blanca. Por eso, después de la vorágine del partido, en el vestuario, seguramente lo primero que hizo fue ver cómo había quedado el Racing. Cuando metió el gol, pensó en quienes le han acompañado hasta allí. No sólo desde Ferrol hasta Plzen, sino desde Soto de la Marina hasta Ferrol, pasando por Barcelona, Majadahonda, Talavera de la Reina, Irún o Calahorra: «Me he acordado sobre todo de mi familia y de mis amigos. Y de toda la gente que me ha apoyado en el fútbol». Que sea el primero de muchos.
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Ana del Castillo
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