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Están más que capacitados para remontar en San Mamés, pero la batalla del Olímpico romano se les fue complicando a los leones hasta caer en el último minuto del descuento con un gol del uzbeko Shomurodov. Una pena porque el pleito estuvo bastante controlado por el Athletic, que incluso se adelantó en los primeros compases de la segunda mitad, merced a un gol de Iñaki Williams a la salida de un córner. Pero el gallego Angeliño, tenía que ser un jugador español, igualó poco después, y el ariete que había entrado en lugar del ucraniano Dovbyk volteó el marcador en la última acción del choque, cuando el Athletic se defendía en inferioridad por la expulsión de Yeray, baja para la cita decisiva de San Mamés, igual que el lesionado Vivian.
El sueño de poder alcanzar la final de la Liga Europa en la nueva Catedral sigue muy vivo, pero para ello el Athletic tendrá que jugar algo mejor que en el infierno romano, ser más contundente y tener más oficio. Y es que este equipo italiano que dirige desde noviembre el veterano Claudio Ranieri compite mejor y es más rocoso que el que conducía el croata Ivan Juric y empató frente a los vascos (1-1) en septiembre.
Roma
Svilar, Celik, Mancini, Ndicka, Rensch (Saelemaekers, min. 60), Pisilli (Koné, min. 78), Cristante, Angeliño, Dybala (Soulé, min. 71), Baldanzi (El Shaarawy, min. 60) y Dovbyk (Shomurodov, min. 71).
2
-
1
Athletic
Agirrezabala, De Marcos, Vivian (Paredes, min. 23), Yeray, Yuri, De Galarreta, Jauregizar (Beñat Prados, min. 63), Iñaki Williams, Unai Gómez (Vesga, min. 77), Nico Williams (Barenguer, min. 77) y Maroan (Guruzeta, min. 63).
Goles 0-1: min. 50, Iñaki Williams. 1-1: min. 56, Angeliño. 2-1: min. 90+3, Shomurodov.
Árbitro Sandro Schärer (Suiza). Expulsó por doble amarilla Yeray (min. 86). Amonestaciones a Jauregizar, Maroan y Pisilli.
Incidencias Partido de ida de octavos de final de la Liga Europa, disputado en el estadio Olímpico de Roma.
Duelo para picar piedra y por eso Txingurri apostó por Maroan en punta y Unai Gómez en el centro del campo. Dos futbolistas con un físico extraordinario y de los que no se achican. Y eso que enseguida Mancini trató de marcar territorio con un par de entradas al exdelantero hispano-marroquí del Barakaldo, que para nada se intimidó.
Mucha falta, mucha interrupción, precauciones defensivas de ambos contendientes y el deseo común de parar las transiciones. Y es que tanto los romanos como los bilbaínos se manejan mejor con espacios. La diferencia, el toque de calidad, lo ponía el argentino Paulo Dybala cuando entraba en acción.
No había ocurrido nada reseñable hasta que pasados los veinte minutos Dovbyk le ganó la partida a Vivian, pero el ucraniano se resbaló en el último apoyo antes de disparar. En esa acción se lesionó el comandante del Athletic, una baja sensible para los leones y seguramente también para la selección de Luis de la Fuente. Entró sin calentar Paredes, el autor del gol en la anterior visita del Athletic a este escenario.
La segunda llegada local, muy clara, llegó en el 40'. Balón largo, desajuste entre Yeray y Paredes, dejada de Baldanzi y zurdazo enorme de Dybala que dejó temblando el larguero. No pintaba bien la situación, y más viendo la facilidad con la que el árbitro suizo amonestaba a los vascos, lo que hizo temer por una segunda amarilla a Jauregizar cuando pisó a Baldanzi. Fue un lance involuntario pero tocaba medirse.
Por fin el Athletic avisó en ataque cuando el primer período agonizaba. Primero fue Yeray el que cabeceó desviado un córner bien tocado por Unai Gómez y luego fue Maroan el que no acertó a rematar entre palos un servicio de Iñaki, tras asociarse con su hermano por la derecha.
La riña más abierta y vistosa tras el descanso. Resulta que Iñaki Williams marcó a los cinco minutos, fruto de una acción de estrategia, igual que en el anterior partido. Lanzó de esquina Unai, cabeceó Paredes y remachó Iñaki Williams. Lástima que los vizcaínos no pudieran aguantar mucho tiempo.
La Roma se desmelenó unos minutos, los suficientes para que Baldanzi y Pisilli se acercasen al gol y Angeliño ya no perdonase. A partir de ahí, Valverde y Ranieri fueron agotando los cambios sin perder nunca de vista el choque de vuelta. Pero llegó la segunda amarilla de Yeray, el arreón final de los romanos y el gol del uzbeko que complica el panorama.
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