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P. RÍOS
Barcelona
Lunes, 29 de octubre 2018, 16:18
En vísperas del clásico, el Barça celebra la recuperación del estilo desde que Ernesto Valverde consideró que Arthur ya estaba preparado para ser titular, pero anda preocupado por la desaparición del jugador llamado a desequilibrar en ataque, Dembélé, más necesario todavía por la baja del lesionado Messi. Habrá que ver si ante el Real Madrid en la balanza pesa más lo positivo de reencontrarse con el añorado juego posicional que garantiza un alto porcentaje de posesión y una buena disposición táctica para recuperar el esférico en la presión alta, o si se impone lo negativo de no tener un poderoso uno contra uno de un futbolista eléctrico y profundo que intimide al rival.
«Tenemos que dejar crecer a Arthur, dejar que haga su fútbol y no ponerle la presión de compararle con Xavi», comentó Carles Puyol en delcaraciones a 'Sportium'. Pese al consejo del mítico excapitán, es difícil resistirse a la tentación de no buscar similitudes entre el brasileño y el centrocampista que ha marcado una época en el Barça y en el fútbol español. El miércoles , ante el Inter, lo mejor no fue su compenetración con Busquets para comenzar a jugar desde atrás o su toque preciso bajo presión. Lo más impactante fue su personalidad con sólo 20 años para acercarse a la frontal del área propia tras haber perdido un par de balones peligrosos con el objetivo de volver a ofrecerse a Ter Stegen como si nada hubiese pasado y salir airoso con recortes y movimientos clásicos de Xavi, aunque él admiraba más a Iniesta.
Los aficionados y sus compañeros son los primeros que le han encumbrado. Rakitic ya lo hizo en Londres tras el 2-4 ante el Tottenham y, antes de que fuese titular, Leo Messi reconoció que le estaba sorprendiendo en los entrenamientos. En el Camp Nou le ovacionaron tras ser cambiado ante el Inter por Valverde, abroncado a su vez por su decisión. Luego lo justificó por una leve sobrecarga muscular que no le impedirá enfrentarse al Madrid. Ya se le considera pieza clave.
El ascenso a los altares de Arthur ha coincidido con el descenso a los infiernos de Dembélé. De hecho juega uno por otro, un centrocampista por un extremo, sí, pero manteniendo el 4-3-3 al adelantar Coutinho su posición. Entró un jugador solidario que piensa en el colectivo y salió un futbolista anárquico que vive de acciones individuales. Ahora juega uno que está concentrado siempre y es suplente otro con un comportamiento en el césped indescifrable, con lagunas mentales y desapariciones súbitas. Al francés le acabó de condenar su actitud cuando le tocó suplir a Messi en el Barça-Sevilla. Ya tardó varios minutos en quitarse el chándal y ponerse las botas, vendas y demás accesorios, obligando a sus compañeros a replegarse al jugar con diez. Y cuando entró las pérdidas de balones fueron constantes y su intensidad para recuperarlos, nula. Recibió silbidos y reprimendas públicas de sus compañeros. Ya lo explicó Valverde: «Balones pueden perder todos; lo importante es lo que se hace cuando los han perdido».
Además, el Barça tuvo que desmentir que Dembélé llegará media hora tarde al Camp Nou para enfrentarse al Inter, aunque justito sí debió comparecer. No se movió del banquillo. Ni calentó. Y de ser el principal candidato para recuperar su titularidad sustituyendo a Messi, ha pasado a ser el que menos opciones tiene a priori por detrás de Rafinha y Arturo Vidal. Y quién sabe si ya está por detrás también de Munir y Malcom... El problema para el club es que no puede devaluar a un extremo que costó más de 100 millones de euros por si quiere recuperar esa inversión.
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