Ni un gran Joao Félix evita otro descalabro del Atlético

Es el peor momento del Atlético en once años con Simeone, pero ya está acostumbrado a moverse por arenas modevidas en los últimos cursos. Solo hay que recordar esa derrota en casa ante el colista Levante el pasado febrero, la eliminación de la Champions en un grupo con el Qarabag en la campaña 17-18, aunque el Atlético acabaría campeón de la Liga Europa, su triste desempeño hace dos ejercicios hasta la pandemia, cuando marchaba sexto, o sus fracasos en la Copa del Rey con la Cultural y el Cornellà.

Ahora más que nunca, el Cholo se agarra al partido a partido, a lograr un triunfo ante el Espanyol, también necesitado porque flirtea con la zona peligrosa, para seguir tercero y no alejarse más del Real Madrid, líder con nueve puntos de ventaja sobre el eterno rival, y del Barça, a un paso del vigente campeón. Están los colchoneros en el filo, con serio riesgo de despedirse también de la Liga antes de llegar al Mundial de Qatar.

Siete goles encajados en los últimos tres partidos, concentrados en una semana trágica, apuntan a la organización del equipo, que defiende mal desde su propio ataque y no juega a nada. Su hinchada, bastante harta de aburrirse día a día, solo ha visto esta temporada tres triunfos en ocho compromisos en casa y solo uno en los cinco encuentros recientes. Fue el 2-1 agónico ante el Girona.

Vuelve Llorente

Sin Koke, por lesión, y Saúl, por sanción, Simeone introducirá cuatro campos respecto a Oporto: Marcos Llorente, de vuelta a la titularidad ocho partidos después, con el Mundial ya a la vista; Kondogbia, que regresa al eje del centro del campo tras las molestias sufridas en Cádiz; Carrasco, que retoma la banda izquierda; y Álvaro Morata, que jugará en el ataque junto al indiscutible Griezmann. Tras aparecer con más pena que gloria en Do Dragao, Joao Félix vuelve al banquillo.

Enfrente, un Espanyol en el que también está discutido su técnico, Diego Martínez, tras ganar uno de los ocho partidos precedentes. Los pericos, sin embargo, fueron los primeros visitantes de la historia que vencieron en el Metropolitano (0-2, el 6 de mayo de 2018) y en la pasada campaña perdieron por un penalti de VAR que transformó Carrasco con el tiempo ya cumplido. Se presentan sin los lesionados Rubén Sánchez, Adrià Pedrosa y Gori, pero en búsqueda de una victoria que se les resiste desde el 16 de octubre, cuando vencieron por la mínima al Pucela.

Si uno ve la actuación de Joao Félix en la media hora final que estuvo sobre el pasto del Metropolitano, no comprende cómo el 'menino' puede ser suplente con el Cholo Simeone. Su actitud puede ser reprochable, pero es, de largo, el mejor jugador de la plantilla junto a Griezmann. Logró un golazo, pudo hacer otros dos y fue el único que puso realmente contra las cuerdas a un Espanyol que pudo hasta ganar, pero sacó un punto de oro si se tiene en cuenta que jugó una hora larga en inferioridad por la injusta expulsión de Leandro Cabrera.

Entre su incapacidad, su ansiedad, su falta de pegada, los extraños movimientos del Cholo, una dinámica en la que la suerte le resulta esquiva y el enorme partido defensivo de los periquitos, el Atlético agravó su crisis tras cosechar un empate en casa que le aleja aún más de la Liga días después de sucumbir en la Champions. Y esta vez no les vale ni la excusa de los árbitros, ya que los colchoneros se vieron beneficiados por esa roja al central uruguayo tras un forcejeo con Morata.

La tensión se palpaba en el ambiente. Los integrantes de la grada de animación, la mayoría del Frente Atlético, decidieron no entrar al estadio en la primera mitad y gritar desde los exteriores. Pitos de inicio a los jugadores rojiblancos tras las derrotas en Cádiz y Oporto y, sobre todo, al Cholo Simeone cuando se le nombró por la megafonía. Y abucheos generalizados tras la decepción final, aunque esta vez sus jugadores lo intentaron con ahínco hasta el final. El Atlético tiene un problema de juego, de entrenador y, sobre todo, como confesó Oblak, mental. Le viene de perlas el largo parón por el Mundial.

Si los colchoneros, con las novedades de Marcos Llorente, directo al once tras un mes ausente, y Morata, estaban necesitados, también los catalanes, capaces de ganar solo un partido de los últimos ocho. De ahí que el duelo se abriera con enormes precauciones. Dominio del Atlético, pero sin descomponerse, como si el Cholo hubiera transmitido a sus jugadores que el partido se ganaría a partir de la solvencia defensiva. En parte lógico tras encajar siete goles en los últimos ocho duelos. El Espanyol, deseoso de que fueran pasando los minutos sin noticias y de que los colchoneros cayeran presos de la ansiedad.

Apenas un disparo de Joselu y otro de Griezmann, sin mayor peligro, hasta que la cita se animó por la expulsión de Cabrera. Un balón largo al espacio de Reinildo y una pugna entre el central y Morata que acabó con la roja del uruguayo. El punta le ganaba por velocidad y era el último defensa, pero pareció más bien una pugna e incluso pudo ser falta también del madrileño. Roja muy barata que incrementó el dominio local.

Gracias a la percusión por la izquierda de Carrasco y Reinildo, el único que lo ha jugado todo este curso en el equipo cholista, y del reaparecido Llorente por la derecha, el Atlético fue generando muchas ocasiones. Pero cuando sus atacantes no definían mal, Aleix Vidal y Calero salvaban 'in extremis' sendos remates de Nahuel y Llorente con marchamo de gol. Resistió bien el Espanyol hasta el descanso, ya con Sergio García en lugar de Keidi Bare para recomponer la figura y ejercer con defensda de cinco.

Con la entrada de Correa y el discurrir de los minutos el duelo se fue volviendo más loco. En teoría no le interesaba al equipo inferioridad, pero cuando el Atlético se descose, su defensa se descompone. En una bellísima acción aislada se adelantaron los visitantes, que tenían mucho más claro a lo que jugaban. Centro pasado y enorme asistencia con la testa de Joselu a Darder.

En momento de extrema necesidad, como en Cádiz, el Cholo a Joao Félix, abucheado de manera generalizada primero y aclamado tras su golazo que igualó la contienda. Control orientado con el pecho y tremendo zurdazo que entró por el palo que defendía Lecomte. Ya estaban en el campo Cunha y Lemar en lugar de Griezmann y Morata. Sorprendente de nuevo Simeone a la hora de mover el banquillo. El duelo fue muriendo entre la precipitación y la ansiedad de los locales, sin temple para definir, y el enorme trabajo del Espanyol, con el portero Lecomte como héroe. El francés abortó sendos remates de Joao y se reivindicó ante su exequipo.