La Real monta su propia fiesta en el Camp Nou

La celebración vivida a lo largo de toda la semana, la falta de objetivos deportivos y el «¡Campeones, campeones!» de la grada. Todo eso se le juntó al Barça en un inicio de partido a cámara lenta, al tran tran, sin prisas pero con pausas. Y eso que Xavi mandó un mensaje con un once plagado de titulares, pero no fue suficiente en un inicio en el que la Real Sociedad parecía tener una marcha más.

Los de Imanol, que salieron con un trivote en el que Illarramendi fue la gran novedad, ganaron el centro del campo, se asentaron en el terreno de juego y golpearon con contundencia a las primeras de cambio. Lo hicieron después de una pérdida de balón de Koundé, más relajado de lo habitual, que aprovechó Sorloth para asistir a Mikel Merino. El jugador navarro fusiló a placer a Ter Stegen para calmar la marcha del Camp Nou y alejar un poco más los récords defensivos que todavía buscan los azulgranas.

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El gol actuó en el Barcelona como el sonido de despertador por las mañanas. Aún remolones, los culés dieron un paso al frente, se activaron en la presión adelantada y comenzaron a mejorar en la circulación de balón. Lo lograron por medio de Busquets -cuánto le van a echar de menos- como motor y con dos extremos muy abiertos como Raphinha y Dembélé. El galo demostró que está con chispa y fue la gran amenaza con un cabezazo y un disparo que encontraron los guantes de Remiro. Fue una primera mitad en la que los de Xavi mejoraron con el correr de los minutos pero en el que aún tenían presente el potencial de una Real que metía miedo en cada una de sus salidas al contragolpe y que pudo ampliar la distancia en el marcador si Barrenetxea hubiera tenido más puntería en un mano a mano o si Ter Stegen no hubiera salvado los muebles ante Ali Cho.

Tras la reanudación el Barça seguía sin dar con la tecla para desestabilizar a una Real Sociedad con las ideas muy claras. El equipo donostiarra cerró pasillos interiores y consiguió que los culés recurrieran una y otra vez a centros laterales que eran un auténtico regalo para Le Normand y Zubeldia, muy sólidos durante todo el choque. Ante este escenario, Xavi movió el avispero de cara a la recta final dando entrada a Ferran Torres y Ansu Fati en lugar de Raphinha y Kessié. Dos cambios que no modificaron la inercia del choque y sí que sirvieron para que los azulgranas se partieran y los de Imanol encontraran más facilidades para hacer daño al contragolpe.

Avisó Sorloth con un cabezazo dentro del área y fue entonces cuando los culés incurrieron en el mismo pecado capital que en la primera mitad. Frenkie de Jong perdió un balón ante Zubimendi y los 'txuri-urdin' se desplegaron a toda velocidad para dejar plantado a Sorloth ante Ter Stegen y liquidar el duelo. El noruego esta vez no perdonó, definió abajo y terminó de aguar una fiesta que empezó y terminó con el grito de «¡Campeones, campeones!», pero que por el medio tuvo un gran partido de la Real, que logró tres puntos en el Camp Nou y dio un paso de gigante para estar en la próxima edición de la Liga de Campeones. La fiesta, pese a todo, fue redonda para ambos.