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Daniel Panero
Domingo, 3 de marzo 2024, 23:17
El Barça dejó escapar este domingo en La Catedral una oportunidad de oro para meterse en la pelea por la Liga. El conjunto que dirige Xavi Hernández no pasó del empate sin goles en San Mamés ante el Athletic en un partido marcado por las ... imprecisiones y por un quiero y no puedo por parte de ambos equipos. Los culés no solo no aprovecharon los pinchazos del Real Madrid el sábado y del Girona el domingo, sino que perdieron por lesión a De Jong y a Pedri, dos jugadores capitales cuya presencia en Champions contra el Nápoles es ahora una incógnita.
Era un partido fundamental en la pelea por la Champions y eso flotaba en el ambiente. San Mamés se vistió de gala, se llenó hasta la bandera y se preparó para una nueva noche de emociones fuertes, de apretar los puños. Y es que enfrente estaba el sueño de estar en la máxima competición continental la próxima temporada y un Barça asequible, de lo más terrenal. Lo sabía Ernesto Valverde, que salió a por el choque con el cuchillo entre los dientes, y lo sabía también el propio Xavi, que parapetó a los suyos de nuevo con el 4-4-2 de los últimos tiempos. Christensen jugó en la medular junto a De Jong mientras el neerlandés duró en el terreno de juego, y Raphinha fue la gran novedad en el puesto de Lamine Yamal, que tuvo que esperar su oportunidad desde el banquillo.
El objetivo de Xavi no era otro que el de capear el temporal. El Athletic salió, como de costumbre, a arrollar a su rival y se topó con un Barça que supo bajar las revoluciones al choque gracias a la circulación de balón de sus hombres más talentosos. Así, saltó la presión en campo contrario de los pupilos de Valverde y así logró instalarse más allá de la divisoria y generar varias ocasiones de gol en la primera mitad. Christensen y Koundé remataron sin puntería en jugadas a balón parado y Cancelo estuvo a punto de abrir el marcador desde 40 metros con un remate que salvó Unai Simón primero y Yeray después en línea de gol. Fueron las mejores oportunidades de una primera mitad de ritmo lento, que fue de más a menos y que terminó con un auténtico drama para los azulgranas en forma de lesiones. De Jong se retiró tras una torcedura de tobillo en una pugna y Pedri hizo lo propio ya en el descuento con problemas musculares.
Athletic
Unai Simón, Prados (De Marcos, min. 80), Yeray, Paredes, Imanol, Vesga (Ruiz de Galarreta, min. 64), Dani García, Iñaki Williams (Ares, min. 75), Unai Gómez (Sancet, min. 64), Berenguer y Guruzeta (Villalibre, min. 75).
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Barcelona
Ter Stegen, Koundé, Araujo, Cubarsí (Iñigo Martínez, min. 76), Cancelo, Christensen (Oriol Romeu, min. 76), Gündogan, Frenkie de Jong (Fermín López, min. 26), Pedri (Lamine Yamal, min. 45), Raphinha (Joao Félix, min. 76) y Lewandowski.
Árbitro: Hernández Hernández (Comité de Las Palmas). Amonestó a Araujo, Dani García, Christensen, Imanol, Berenguer y Koundé.
Incidencias: Partido de la jornada 27 en Primera disputado en San Mamés ante 50.295 espectadores.
Tras la reanudación, Xavi se vio obligado a variar el dibujo por exigencias del guion. Del 4-4-2 inicial, pasó a un 4-3-3 con Fermín López en la medular y con Lamine Yamal en el extremo diestro. Eso produjo un partido totalmente diferente. Apareció el ida y vuelta, un escenario que era un arma de doble filo para los azulgranas y una ocasión para los locales.Y es que los culés pudieron ensanchar el terreno de juego y generar espacios entre líneas, pero también abrieron la puerta a las cabalgadas de Berenguer e Iñaki Williams. Entre los dos lograron ser una amenaza para un Barça que seguía en estado de shock después de haber dicho adiós a dos puntales en la primera mitad y que se adentraba en la recta final del choque a la deriva y esperando que un destello individual resolviera la papeleta.
Ya en ese contexto, San Mamés apretó de lo lindo en busca del tanto que rompiera la igualada. Los decibelios subían a medida que el marcador no se movía y lo hicieron aún más cuando Xavi movió el banquillo. Entraron Oriol Romeu, Joao Félix e Iñigo Martínez, que escuchó una potente silbatina con cada balón que salía de sus botas. Los cambios sirvieron para refrescar al Barça, pero no para cambiar la inercia de un choque en el que a los azulgranas les faltó permanentemente el último pase y que estuvo marcado por las imprecisiones en el último tercio de campo. Los dos equipos se marcharon sin premio, con apenas dos remates a portería por bando y con la sensación de haber dejado escapar una oportunidad de oro. Unos para continuar en la pelea por la Champions y otros para recortar distancias y meterse en la batalla por la Liga.
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