A este Real Madrid no hay quien le ponga fuera de juego

El equipo de Carlo Ancelotti, mejor visitante de un torneo en el que no ha sufrido ni un solo arañazo en los cinco partidos a domicilio que ha disputado hasta la fecha, quiere estropear el reencuentro con la parroquia ilicitana de Jorge Almirón, el técnico argentino al que Christian Bragarnik, propietario del club franjiverde, ha rescatado dos años después de su despido con el objetivo de que corrija el rumbo de una escuadra que solo ha sido capaz de sumar tres puntos en las nueve primeras jornadas y comparte con el Cádiz el dudoso honor de ser el bloque que peores números arroja como local.

«El Real Madrid pasa por un gran momento. Es un equipo poderoso, que viene de ganar el clásico con autoridad y tiene jerarquía. Suma muchos partidos seguidos, eso sí, y no sabemos si hará rotaciones. Todos sus jugadores son de élite. Estamos preparando el partido con las cosas buenas que hicimos bien en Valencia y otras a mejorar. El rival sabemos cuál es y queremos hacer un buen partido para sumar», señaló Almirón en la previa de un pleito al que el Elche acude con ánimos encrespados a cuenta de los arbitrajes.

Una falta del valencianista Yunus Musah sobre Pere Milla que el canario Pulido Santana sancionó sin esperar a ver cómo evolucionaba una jugada que terminó con Nico Fernández estampando el balón en las redes de la portería que custodiaba Mamardashvili impidió que el pasado sábado subiese el 2-3 al marcador de Mestalla y recrudeció el enfado con los trencillas del Elche.

Porque los ilicitanos coleccionan una nutrida lista de presuntos errores de los colegiados en lo que va de campaña que calientan el litigio intersemanal con el Real Madrid, para el que la Federación de Peñas del Elche prepara una sonora pitada en el minuto 12 a modo de protesta contra el colectivo arbitral que añadirá pimienta al enfrentamiento. En lo puramente deportivo, Almirón recupera a Lucas Boyé, ausente frente al Valencia por sanción y que regresará al once para sumar fuerzas en ataque con Pere Milla, bigoleador en Mestalla.

Contener la potencia de fuego del argentino y del ilerdense, autores del 50% de los tantos que contabiliza el segundo equipo de Primera que menos veces ha hecho blanco en lo que va de Liga, es uno de los propósitos con que acude el cuadro que mayor pólvora ha lucido en el campeonato al envite con el bloque más poroso en defensa del torneo.

Las 22 dianas que suma a estas alturas el Real Madrid resumen la contundencia con que se maneja el vigente campeón de Liga, al que Ancelotti mantiene en guardia con el objetivo de que la disparidad de dinámicas y la dulce resaca del clásico no deriven en un choque trampa. «Es bastante normal tener la máxima concentración en partidos de gran nivel y más difícil después de un partido que te ha costado mucho a nivel físico y mental. Lo tenemos en cuenta sabiendo que nos jugamos los mismos tres puntos que hemos sido capaces de ganar el domingo», alertó el italiano.

Por ello, y pese a que la aglomeración de encuentros aconseja rotar, el preparador del Real Madrid configura un once bastante reconocible. En él figura el rutilante Balón de Oro, pero no el flamante Trofeo Yashin. «Courtois no estará contra el Elche. Está entrenando bastante normal y haciéndolo bien, y creo que va a estar el sábado», adelantó Ancelotti.

Después de marcar tres goles que fueron anulados por fuera de fuego y convertir otros tantos de incontestable curso legal, el Real Madrid logró certificar en el Martínez Valero una victoria que le mantiene con pulso firme en lo alto de la tabla y redobla la presión sobre el Barça. Las dianas de Valverde, en la primera parte, y de Benzema y Asensio, en la segunda mitad, sellaron el sexto triunfo consecutivo a domicilio de los blancos, su mejor racha fuera de casa desde octubre de 2017.

Tres puntos bien trabajados frente a un rival con muchos más arrestos y argumentos futbolísticos de lo que atestigua su condición de último clasificado sirven para prolongar la dicha del conjunto de Carlo Ancelotti, cuyo fútbol y contundencia en las áreas le sirvieron para sobreponerse a los reveses que le propinó la tecnología en otra noche de gracia.

El once del Real Madrid había venido a confirmar que Ancelotti no se fía ni de su sombra. Pese a tratarse de un partido encajonado entre el clásico y la visita del Sevilla al Santiago Bernabéu, el técnico de los blancos encaró al colista con todos los pretorianos que tenía disponibles salvo Mendy y Tchouaméni. La suplencia de los dos futbolistas franceses permitió ver a Alaba en el lateral izquierdo y a Kroos oficiando de ancla en la medular, una labor para la que el italiano considera aún tierno a Camavinga.

La fórmula permitió cohabitar sobre el pasto a los cuatro fantásticos del líder: Valverde, Rodrygo, Vinicius y Benzema, que comenzaron el pleito a toda mecha. Una gran asociación entre Modric, Vinicius y Benzema acabó con el '9' estampando el balón en la red, aunque el VAR invalidó la acción por un milimétrico fuera de juego de Vinicius. Poco le importó al pletórico líder, que puso tierra de por medio enseguida. Una aceleración de Vinicius causó un estropicio en la zaga del Elche. Clerc salvó bajo palos el remate posterior de Benzema, pero los visitantes maduraron la acción hasta que Valverde cebó el cañón zurdo al borde de la media luna para sellar la octava diana del Real Madrid desde fuera del área en la presente campaña.

La desventaja alteró el plan de batalla del Elche, sobrepasado por el empuje visitante. Un remate alto de Tete Morente fue la primera réplica del cuadro franjiverde al aluvión ofensivo de su oponente, brillante y efectivo con la pelota y aplicado en la recuperación. El cuadro de Ancelotti, guiado por la varita de Modric, era un torbellino. Tanto que otra triangulación entre Valverde, Benzema y Alaba culminada a la red por el austríaco dobló provisionalmente la renta del Real Madrid. Pero el VAR volvió a socorrer al Elche chivando otro fuera de juego de Benzema por el pelo de una gamba. Los ilicitanos sobrevivían de milagro porque la superioridad del vigente campeón era absoluta, aunque Lunin también tuvo que hacer su parte antes del descanso desviando un disparo cruzado de Nico que perseguía la tronera, como luego haría en la segunda parte sacando con los puños un remate a bocajarro de Clerc que hubiera supuesto el 1-1.

Sin cambios al paso por la caseta, el Elche regresó con el cuchillo entre los dientes. Lucas Boyé malogró una gran ocasión voleando alto nada más reanudarse el choque y Tete Morente metió una bola con mucho veneno desviada por Rüdiger. El paso al frente de los locales suponía un aviso para el Real Madrid, que se expuso al empate por el descenso de revoluciones de la tropa de Ancelotti.

Menos animosos en la presión, los visitantes permitieron crecer al Elche, aunque también pudieron sentenciar con un par de disparos de Benzema impecablemente repelidos por Edgar Badía antes de que, de nuevo el VAR, abortase otro tanto del lionés, esta vez por posición adelantada de su asistente Carvajal.

El '9' quería celebrar su Balón de Oro con un gol, pero tenía en la tecnología su particular viacrucis. A la cuarta ya, llegó la vencida. El taconazo de Rodrygo, previo al disparo seco y ajustado a la cepa del palo del francés, no concedía espacio a la duda, pero Benzema, guasón, hizo el gesto del VAR a Gil Manzano por si acaso. Nada podía enturbiar la felicidad del Rey Midas de un líder cuya cuenta cerró Asensio, de nuevo a pase de un Rodrygo siempre determinante.