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El Real Madrid recuperó el punch liguero en un duelo ante el Girona que sirvió para demostrar que sus viejos rockeros tienen cuerda para ... rato y en el que quedó acreditada la creciente sintonía que exhiben Vinicius y Mbappé. La floreciente sociedad entre el brasileño y el francés permitió que el conjunto de Carlo Ancelotti sentenciase un partido que había encarrilado Modric lanzando un obús a la escuadra desde fuera del área y que significó el regreso a la titularidad de David Alaba catorce meses después. Tanto el croata como el austríaco confirmaron que pueden ser importantes en un tramo decisivo de la temporada al que su equipo llega rearmado y con una dupla cada vez mejor engrasada que mete miedo.
Vinicius y Mbappé han coincidido sobre el césped en 31 de los 42 partidos que ha disputado el Real Madrid en lo que va de curso, de los cuales su equipo ha ganado veintidós, empatado cuatro y perdido los cinco restantes, con un balance de 76 goles a favor y 34 en contra. Dos de esos tantos los ha firmado el brasileño a pase del francés y cinco los ha rubricado este último tras asistencia del '7'.
Acostumbrados a moverse por las mismas zonas del campo, con una preferencia clara de ambos por el sector izquierdo del ataque, y similar estatus a nivel deportivo y mercadotécnico, subsistía un temor lógico a que no fuesen capaces de desarrollar las sinergias necesarias para que el resultado fuese mayor que la suma de las partes y que incluso incurriesen en una lucha de egos que perjudicase los intereses de su escuadra, pero dichas inquietudes se han visto rebajadas por una compenetración que va a más a medida que avanza el curso.
«Estaba muy contento. No ha marcado, pero ha dado una asistencia a Vinicius y ha sido muy peligroso en la segunda parte. Le importa mucho que el equipo gane», destacó Ancelotti tras un partido en el que Mbappé se quedó sin ver puerta después de haberlo logrado en los cuatro anteriores y en el que Vinicius enterró una racha de más de tres meses sin anotar en Liga.
«Le he visto en su mejor versión. Pudo tener más acierto de cara a la portería, pero en la segunda parte ha estado imparable. Ha jugado un partido a su nivel. Ha encarado bien y tenido oportunidades para marcar», aplaudió Carletto en referencia al fluminense, que acarició previamente el tanto con un fantástico remate que se estrelló contra el larguero, pero que acabó rompiendo su sequía gracias a una extraordinaria combinación en la que Mbappé manejó los tiempos a las mil maravillas para servir el esférico a Vinicius en el momento preciso para que este metiese la puntera.
Vinicius fue uno de los grandes valedores del fichaje de Mbappé. «Me mandaba muchos mensajes. Me decía: 'Ven al Madrid, que vamos a jugar juntos arriba'», confesó el crack de Bondy durante su presentación en julio del año pasado. «Aquí todo el mundo quiere jugar con Kylian. Espero que suceda algún día», había expresado el brasileño un año antes en una entrevista concedida a la revista France Football que ponía de manifiesto la humildad de una estrella que confiaba en brillar aún más con la aparición de otro astro en el firmamento. A Ancelotti le costó que los destellos de uno no cegasen al otro, pero con Mbappé completamente asentado como nueve y Vinicius tan peligroso como siempre por banda, aunque menos acertado que otras veces a la hora del remate, dicha sociedad eleva las opciones del Real Madrid, que llega al momento de la verdad con casi todos sus integrantes sanos y una clara preferencia de Ancelotti por los veteranos en detrimento de los noveles.
El buen nivel que mostró Alaba en los 73 minutos que disputó frente al Girona permite pensar que el central austríaco puede ser importante en una zaga en la que se ha afianzado Asencio y en la que Rüdiger resulta intocable. Lo mismo sucede con Modric, que pide a gritos otra renovación que le convertiría en el primer futbolista cuarentañero del Real Madrid. El croata completó 103 de los 112 pases que intentó ante el Girona, 44 de ellos en el último tercio del campo, generó seis ocasiones, puso cuatro centros y tocó la pelota en 126 ocasiones, recorriendo además más de diez kilómetros en otra exhibición de lozanía a sus maravillosamente llevados 39 años. Sueña con estar en el próximo Mundial y ha digerido a la perfección el rol de secundario de lujo que le ha asignado Carletto. Juega menos que nunca, pero resulta tan decisivo como siempre, como demuestran los cuatro goles y seis asistencias que acumula en 1.808 minutos.
La vigencia del balcánico contrasta con la desaparición de Arda Güler, inédito desde su errática actuación en Copa contra el Leganés, y el papel residual de Endrick, relegado a minutos de la basura en los descuentos de los dos últimos choques, tras quedarse sin participar en los tres anteriores.
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Ana del Castillo
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