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No hubo sorpresas y Leo Messi se perderá dos partidos por su expulsión en la final de la Supercopa a causa del golpe de la impotencia que le propinó a Asier Villalibre a punto de terminar la prórroga que coronó al Athletic como campeón, el pasado domingo en La Cartuja de Sevilla. La estrella del Barça cumplirá la suspensión de inmediato, por lo que se perderá los partidos contra el Cornellà, correspondiente a los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, y frente al Elche, valedero para la vigésima jornada de LaLiga Santander. Le viene casi bien al astro rosarino para recuperarse de los problemas musculares que le hicieron ser baja en la semifinal ante la Real Sociedad y que mermaron su rendimiento en el gran duelo ante los leones.
Carmen Pérez, presidenta del Comité de Competición y juez única de la Federación Española de Fútbol (FEF), ha atendido solo a la redacción del acta, fiel al criterio habitual de no rearbitrar los partidos si no hay denuncia de parte que aporte otras pruebas, sobre todo las videográficas. Por consiguiente, ha considerado la acción como juego violento, sin causar lesión al adversario, no como una agresión, lo que hubiera acarreado una condena de entre cuatro y 12 partidos, según estipula el artículo 98 del Código Disciplinario de la FEF.
Competición ha aplicado el artículo 123, que dice textualmente lo siguiente: «Producirse de manera violenta con ocasión del juego o como consecuencia directa de algún lance del mismo, siempre que la acción origine riesgo, pero no se produzcan consecuencias dañosas o lesivas, se sancionará con suspensión de uno a tres partidos o por tiempo de hasta un mes». Además, en el segundo punto del mismo artículo se matiza que «si la acción descrita en el párrafo anterior se produjera al margen del juego o estando el juego detenido, se sancionará con suspensión de dos a tres partidos».
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El colegiado extremeño Gil Manzano fue bastante benévolo con Messi a la hora de reflejar en el acta la acción del astro azulgrana sobre Villalibre, que le costó ver su primera roja después de 753 partidos con el Barça, no así con la selección argentina: «Messi Cuccittini, Lionel Andrés, fue expulsado por el siguiente motivo: Golpear a un contrario con el brazo haciendo uso de fuerza excesiva estando el balón en juego pero no a distancia de ser jugado».
Muy importante que el hecho de que el partido no estuviera detenido en ese momento, ya que en ese supuesto la agresión sería indiscutible y no cabría alegar, como argumenta el Barça, que Messi intentaba zafarse de un contrario que le obstruía y que se trataba de un lance consecuencia del juego.
Lo curioso del asunto es que el argentino volverá a estar disponible precisamente para el duelo liguero que deberá medir de nuevo, el próximo 31 de enero, al equipo dirigido por Ronald Koeman con el conjunto vizcaíno que entrena Marcelino García Toral. Será el tercer ecuentro entre estos dos rivales clásicos en menos de un mes y el momento en el que Messi vuelva a verse las caras con Villalibre.
El delantero de Gernika ya explicó la jugada nada más terminar el partido y, aunque no le dio mayor trascendencia, habló de agresión. «A mí me parece clara la expulsión. Yo le meto el cuerpo para que no fuera adelante y él se ha enfadado, me ha metido la mano en la cara, y yo creo que es agresión clara«, expuso en Movistar tras la final. »Al final es normal, esa impotencia, ese minuto. Al ir perdiendo, un jugador se puede frustrar, no pasa nada», añadió el trompetista del Athletic tras el partido.
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