Secciones
Servicios
Destacamos
El Real Madrid comenzó a preparar este domingo el choque de vuelta de octavos de final de la Liga de Campeones que disputará el miércoles frente al Leipzig sin que se haya rebajado un ápice la indignación de sus componentes por el desastroso arbitraje ... de Gil Manzano en el duelo ligero contra el Valencia celebrado el sábado en Mestalla. La escandalosa decisión del colegiado extremeño de decretar la conclusión del choque cuando Brahim acababa de colgar el balón que mandó Bellingham a la red un segundo después para certificar el tanto que hubiera sellado la remontada de los blancos sobre la bocina ha vuelto a situar al estamento arbitral en el centro del debate y ofrece munición al club de Chamartín para reforzar su cruzada.
Sin querer dar pábulo a quienes siempre están dispuestos a ver una mano negra tras aquellas decisiones que perjudican a sus equipos ni entrar al trapo en teorías de la conspiración que tienen un nutritivo alimento en ese todavía irresuelto 'caso Negreira' que va camino de cerrarse en falso, lo cierto es que la actuación de Gil Manzano, incomprensible a ojos de propios y extraños, arroja sal en la herida que lacera al fútbol. Otra vez más, un vibrante partido quedó ensombrecido por quien debería ser un actor que pasase desapercibido.
Llueve sobre mojado. No hay semana en la que los árbitros no se arroguen el protagonismo con decisiones incomprensibles. Cierto es que el estamento sufre un clima irrespirable, fruto de la presión a la que le someten desde todos los ámbitos, pero no lo es menos el carácter chapucero de una serie de dictámenes que deslucen el espectáculo, elevan la crispación y pueden llevarse por delante una de las principales válvulas de escape que tiene la sociedad en tiempos sombríos. La amenaza es profunda y conviene tomársela en serio. Urge una honda reflexión de todos los actores implicados antes de que el asunto se vaya de las manos de modo irremisible, aunque no parecen existir demasiados motivos para ser optimista en lo tocante a este punto.
El mundo del arbitraje anda desnortado, embolicado por un reglamento tan cambiante como veleidoso y la intrusión de la tecnología, que ha hecho perder facultades a los colegiados y les ha convertido en una suerte de autómatas que se limitan a ejecutar las instrucciones que emanan del VAR. A ello se suma la inmisericorde presión de los clubes, que se amparan en la libertad de expresión para tratar de condicionar a los trencillas, sirviendo un caldo de cultivo envenenado. Quien pierde habla de Liga adulterada y ya está. Es la coartada perfecta para evitar mirar de puertas hacia adentro.
Noticia relacionada
Con todo, lo peor para el Real Madrid, que sigue teniendo una cómoda renta y la sartén por el mango, puede ser la sanción que le caiga a Bellingham por la roja que vio en el descuento del envite celebrado en Mestalla. El inglés se expone a un castigo de entre dos y tres partidos por dirigirse al árbitro en los siguientes términos: «It's a fucking goal. The ball is in the air. What the fuck is that!», frases que en castellano vendrían a significar lo siguiente: «Es un jodido gol. El balón está en el aire. ¡Qué cojones es eso!».
El Real Madrid librará batalla para evitar la sanción al británico, al considerar que el futbolista no traspasó los límites. Sin embargo, el acta de Gil Manzano argumenta que el '5' se digirió a él con «actitud agresiva y a gritos», lo que podría hacer que se perdiese los encuentros ante Celta, Osasuna y Athletic en caso de que el Comité de Competición aplique la penalización más dura que contempla el artículo 127 del Código Disciplinario de la FEF, en el que se indica que «protestar al árbitro principal, asistentes o cuarto árbitro, siempre que no constituya falta más grave, se sancionará con suspensión de dos a tres partidos o por tiempo de hasta un mes».
De todo este ruido tendrá que abstraerse el Real Madrid a fin de concentrar sus esfuerzos en la Champions. El conjunto de Ancelotti encarará el choque ante el Leipzig con una renta exigua y sobre aviso del peligro que encierra un equipo que le complicó la vida en el RB Arena y viene de golear al Bochum en la Bundesliga.
Para lograr el pase, los blancos necesitarán recuperar su mejor versión. La polémica arbitral no debe esconder el bajón que ha sufrido el cuadro de Chamartín en las últimas semanas. Desde que golease al Girona ofreciendo una poderosa imagen en el Santiago Bernabéu, la tropa de Ancelotti ha reducido el ritmo, tropezando ante el Rayo y el Valencia y logrando victorias por la mínima frente al Leipzig y el Sevilla. La lesión de Bellingham, el cansancio y una serie de despistes son algunas de las razones que explican un bache del que los blancos necesitan salir cuanto antes.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.