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El Real Madrid saludó el año 2024 de la misma manera en la que despidió 2023: sacando rédito a la extraordinaria pizarra de los Ancelotti, padre e hijo, para obtener tres puntos que tornaron fútil el esfuerzo del siempre peleón Mallorca en un partido plomizo por parte de los locales del que, no obstante, salen investidos como campeones de invierno por trigésimo séptima vez en la historia de la Liga.
Los blancos, resacosos tras el parón navideño, cayeron durante más de una hora en la trampa del Vasco Aguirre, cuyos hombres llegaron a estrellar dos remates contra la madera que bien podrían haber cambiado el desenlace del encuentro. Pero cuando se mascaba un tropiezo inopinado de los anfitriones en el Santiago Bernabéu, aparecieron al rescate el sedoso borceguí derecho de Modric y la imperial cabeza de Rüdiger para mantener a salvo el liderato de su equipo con la misma fórmula que empleó en Mendizorroza a fin de comerse las uvas marcando el paso en la Liga: blindaje de la portería y efectividad mayúscula a balón parado del conjunto que más goles ha anotado en el campeonato a la salida de un córner, siete.
El Real Madrid tenía entre ceja y ceja -nunca mejor dicho tratándose del cuadro de Carletto- conseguir el laurel simbólico de campeón de invierno, pero ni siquiera dicho objetivo le sirvió de acicate para vencer esa tradicional pereza en los descorches de año a la vera del preparador italiano que le costó no pocos disgustos en el pasado. Venía de tropezar en tres de las cuatro apariciones ligueras inmediatamente posteriores a la ingesta del turrón que efectuó con el de Reggiolo como timonel y rozó un nuevo resbalón precisamente el día en que volvía a la acción Vinicius, de nuevo protagonista para lo bueno y lo malo ante un Mallorca que le tiene bien calado.
Real Madrid
Lunin, Carvajal, Rüdiger, Tchouaméni, Fran García, Valverde, Kroos (Joselu, min. 67), Modric (Ceballos, min. 86), Bellingham, Rodrygo (Lucas Vázquez, min. 86) y Vinicius (Brahim, min. 59).
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Mallorca
Rajkovic, Maffeo, Van der Heyden (Lato, min. 46), Raíllo, Nastasic, Gio González, Morlanes (Mascarell, min. 73), Samú Costa, Antonio Sánchez (Amath, min. 83), Dani Rodríguez (Darder, min. 73) y Larin (Abdón Prats, min. 73).
Gol: 1-0: min. 78, Rüdiger.
Árbitro: Muñiz Ruiz (Comité Gallego). Amonestó a Van der Heyden, Rodrygo, Lunin, Nastasic y Maffeo.
Incidencias: Partido correspondiente a la 19ª jornada de Liga, disputado en el Santiago Bernabéu ante 72.394 espectadores.
Subido en la cresta de la ola tras enlazar seis partidos sin perder entre Liga y Copa, la escuadra balear se presentó en el Bernabéu con un plan de batalla diáfano a partir de un pelotón defensivo de hormigón armado y Larin como palomero en busca del contragolpe. Al Real Madrid no le quedó más remedio que armarse de paciencia ante la disposición de las líneas enemigas, superpobladas en la retaguardia y escuálidas en la vanguardia.
Abrirse paso en semejante frente requería una destreza máxima y muchísima persistencia. Vinicius, catedrático en ambas facetas, asumió encantado el reto, primero con un remate cruzado que se marchó ligueramente desviado tras una genial entrega de Modric y después con una diablura en solitario seguida de un soberbio latigazo desde la frontal que exigió una fenomenal respuesta de Rajkovic. Con todo, la mejor ocasión de la primera parte corrió por cuenta del Mallorca, que estrelló un testarazo de Antonio Sánchez contra el travesaño en una de las escasas llegadas con fundamento de los bermellones antes del interludio.
Para entonces, los visitantes habían conseguido llevar el pleito a su terreno, desquiciando con su espíritu correoso a un Real Madrid que cayó en la trampa al aceptar la invitación a la riña que tramitaba el conjunto de Aguirre para sacar a Vinicius de quicio, con Maffeo y Raíllo urdiendo de nuevo la celada al fluminense ante la complacencia de Muñiz Ruiz.
No varió el guion a vuelta de vestuarios, con un Real Madrid apagado en un duelo de ritmo cachazudo y un Mallorca encendido. Samú Costa pudo pescar en río revuelto con un zurriagazo desde fuera del área que besó la cepa del palo. La madera, de nuevo, acudió en auxilio de los locales, espesísimos en medio del bosque bermellón. La soporífera imagen de su equipo motivó la intervención de Ancelotti, que retiró a Vinicius, corto de ritmo, para dar rienda suelta al duende de Brahim, y renunció poco después al compás de Kroos en busca de la pértiga de Joselu.
Llegó entonces el turno para que el Mallorca sobreviviese de milagro a una ocasión pintiparada en la que Rajkovic ofició de escudo ante un remate combado de Rodrygo y el palo escupió a renglón seguido un cabezazo a puerta vacía de Brahim cuando la parroquia local cantaba ya un gol que daba por descontado.
La doble oportunidad enardeció a un Real Madrid que suele crecerse cuando el reloj aprieta. Más dinámico con Brahim percutiendo por el costado derecho, Rodrygo buscándole las vueltas a Maffeo por el sector izquierdo y Bellingham amenazando con su proverbial llegada desde segunda línea, el cuadro de Ancelotti, despistado hasta entonces, encajonó al Mallorca, montó el zafarrancho de combate y acabó descerrajando a su oponente con un córner botado por un Modric excelso y culminado por un Rüdiger letal. Como ante el Alavés, un zarpazo a balón parado bastó para impedir que el Real Madrid sufriese otra pesadilla después de Navidad.
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