Vitor Roque, un fiasco para el Barça

Vitor Roque ya es pasado del fútbol español. El delantero brasileño se marcha al Palmeiras, de su país natal, solo 19 meses después de llegar al Barcelona y lo hace dejando tras de sí una trayectoria irregular y la sensación de no haber respondido a las expectativas generadas. Y es que el club presidido por Joan Laporta se lió la manta a la cabeza y puso sobre la mesa 31 millones de euros fijos y 30 más en variables, unas cifras que todavía retumban en las maltrechas arcas azulgranas y hacen aún más difícil entender un fichaje con muchas aristas.

Lo fue, en primer lugar, porque el Barcelona no atravesaba un buen momento a nivel financiero. Era julio de 2023 y los culés miraban con asombro como Vinicius y Rodrygo brillaban en campo enemigo después de que el Real Madrid desembolsara 45 millones por cada uno de ellos. Esas operaciones alumbraron un fichaje difícil de encuadrar en la tocada economía culé, pero que cubría un espacio de cara al futuro. Vitor Roque era el relevo natural de Robert Lewandowski y, con apenas 18 años, llegaba con la vitola de ser una de las referencias del fútbol brasileño para la próxima década.

A esta esperanza se agarraba el Barcelona, que retrasó su llegada hasta enero de 2024 y lo hizo debutar a las primeras de cambio en un duelo contra Las Palmas. Desde ese día, reinaron las prisas. Los culés en general, y Xavi Hernández en particular, percibieron muy pronto que había una distancia sideral entre la expectativa y la realidad que demostraba un jugador al que todavía le faltaba mucho para ser determinante en el Barça. Así, Vitor Roque cayó en desgracia para el técnico de Tarrasa y comenzó un calvario salpicado por los desencuentros con el entrenador y por las frases fuera de tono de su agente, André Cury. «Tiene que tener más minutos. Nadie entiende por qué no se los dan y Xavi nunca ha hablado con él. Va a ser un gran jugador si el Barça le deja serlo», afirmó.

La prioridad para el Barça desde entonces ha sido recuperar parte de la inversión y borrar un fichaje que ya para entonces pintaba a fiasco. Con esa idea se buscó una cesión que revalorizara al futbolista y con esa idea se ha obrado solo seis meses después de producirse dicha cesión. Vitor Roque tampoco ha despuntado en el Betis y el Barcelona ha aprovechado la coyuntura para apurar sus opciones y encontrar una salida al Palmeiras, que ha puesto sobre la mesa nada más y nada menos que 25,5 millones de euros más 5 en variables y un 20% de los derechos económicos del jugador en una futura venta.

La opción gustó desde el primer momento al Barça y también al jugador, que desestimó este verano la opción de Arabia Saudí, pero que sabe que necesita un lugar en el que volver a encontrarse con su mejor nivel. Ese sitio es el Palmeiras, pero no ha sido una operación sencilla. El jugador, cedido en el Betis, pertenece al Barça y para poder acometer el fichaje el club brasileño ha tenido que presentar liquidez financiera y esperar a que la FIFA y la UEFA dieran luz verde al movimiento, ya que la entidad presidida por Joan Laporta debía romper primero la cesión con los verdiblancos, con el mercado de fichajes cerrado en España, para posteriormente proceder a la venta.

A esta triquiñuela se opuso la Federación Española de Fútbol, alegando que el artículo 159.2 determina que «el club cedente al que interese el retorno del/de la futbolista lo lleve a cabo dentro de los períodos de inscripción previstos en función de la categoría en que milite». Ese texto chocó con la idea del Barça, que puso a su equipo jurídico a trabajar hasta que encontró un precedente a su favor en la venta de Pedro Lima, precisamente por el Palmeiras. En aquella ocasión los brasileños utilizaron el recurso 'technical transfer' para recuperar al jugador, cedido al Norwich, y venderlo posteriormente al NK Osijek, de Croacia. El recurso presentado a la FIFA dio frutos y el traspaso de Vitor Roque al Palmeiras ya es un hecho.

Los 25,5 millones fijos que percibirá la entidad afectarán de forma positiva en el límite salarial de la plantilla de cara a la próxima temporada. Los culés cobrarán prácticamente todo el dinero antes del 30 de junio y eso hará viables para los azulgranas la renovación de Iñigo Martínez, que finaliza contrato, y la incorporación de nuevos jugadores el próximo verano.

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