El Manchester City se lame las heridas en la FA Cup

En estado de shock. Así saltó el Manchester City al césped de Wembley. El equipo que dirige Pep Guardiola, con todos sus titulares a excepción del lesionado Haaland y Ruben Dias, empezó titubeante, cometiendo imprecisiones constantes y dando señales de no haber superado el trauma de la eliminación en Liga de Campeones. Esa zozobra la aprovechó el Chelsea para, quién lo iba a decir, hacerse dueño de la pelota e instalarse en campo contrario. Enzo Fernández y Caicedo pasaron a ser protagonistas y guiaron a los de Pochettino a un inicio de encuentro plácido y en el que incluso tuvieron la oportunidad de zarandear al campeón de Europa. Cole Palmer, la nueva estrella 'blue', tenía espacio para girarse y Nico Jackson generaba peligro con cada una de sus internadas.

Era el escenario ideal, pero el ex del Villarreal es una muestra de lo que le pasa al Chelsea esta temporada. Promete y promete, pero es un mar de dudas a la hora de la verdad, en su caso cuando pisa el área. En sus botas tuvo la ocasión más clara de toda la primera mitad, pero se enredó tanto en un mano a mano con Stefan Ortega que terminó por ni siquiera tirar a portería. Fue la gran oportunidad del equipo de Pochettino, que dominó sin obtener frutos mientras el técnico argentino miraba al marcador maldiciendo su suerte y esperando que no despertara la bestia que tenía enfrente. Y es que el Manchester City tarde o temprano iba a salir del letargo.

Tras la reanudación, Nico Jackson seguía empeñado en reanimar al City. Su equipo salió mejor también en la segunda parte y le puso dos balones de oro delante de Stefan Ortega. En el primer el meta germano salvó con una estirada un mano a mano y en el segundo el punta remató flojo para desesperación de Pochettino, que no lo podía creer. Para entonces el partido estaba ya en el tejado de Guardiola. El Chelsea era un quiero y no puedo y el de Sampedor tenía la llave para que todo saltara los aires con los cambios.

Pep introdujo a Doku y la historia empezó a cambiar. El extremo belga no es técnicamente el mejor de los jugadores, pero tiene una marcha más y eso, cuando el City se atasca, es mucho decir. Tres desbordes suyos hicieron que al Chelsea le temblaran las piernas y ahí comenzó la reacción 'cityzen'. En una de esas, habilitó a De Bruyne, que ganó línea de fondo y puso un balón atrás para que Bernardo Silva, libre de marca, inaugurara el marcador y abriera de par en par las puertas de la final de la FA Cup. No fue el mejor día de Rodrigo, De Bruyne, Bernardo Silva o Foden, pero fue suficiente para doblegar a un Chelsea que, muchos millones después, sigue sin encontrar la receta para competir con los mejores equipos de Inglaterra.