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En rigor, no es cántabro. Pero como si lo fuera porque, si bien procede del pueblo vallisoletano de Villafrades de Campos, lleva 38 años viviendo en esta comunidad autónoma y ya se siente del lugar. El inspector jefe de la Policía Nacional Juan José de ... la Rosa encabeza ahora en Qatar la delegación española de expertos en explosivos que supervisa la seguridad de estadios, hoteles y todo tipo de instalaciones relacionadas con el Mundial. Son 20 especialistas que están trabajando día y noche (por turnos) en un operativo preventivo, en colaboración con la policía catarí y con otras (francesa y turca, sobre todo).
De la Rosa dice con modestia que cree que le tocó ir al frente del dispositivo «como una especie de reconocimiento» al hecho de que está llegando al final de su carrera, ya que le quedan tres años para jubilarse. Pero alguien que le conoce profesionalmente explica que este inspector jefe (cuyo puesto de trabajo está en la Comisaría de La Albericia de Santander) «es una autoridad internacional» en lo suyo. Hace unos 36 años que es Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos (Tédax) y también es NRBQ, experto en Defensa Nuclear, Radiológica, Biológica y Química. Vamos, el típico poli que uno querría ver cerca en un momento de emergencia.
Qatar reclamó respaldo de la Policía Nacional en 2019: el país árabe carece de experiencia en la organización de este tipo de eventos y necesitaba formación en todos los ámbitos. Desde entonces, profesionales españoles han adiestrado a mandos y agentes cataríes tanto en la gestión de grandes citas deportivas como en situaciones de crisis y en el control de masas. En este tiempo también les han enseñado técnicas de desactivación de explosivos, pero aun así se consideró necesario mandar un equipo muy cualificado por las circunstancias de la convocatoria.
De modo que la Comisaría General de Información eligió antes del campeonato a un grupo de veinte profesionales de todas partes de España (son 29 en toda la geografía) en el que participa otro cántabro: Mateo. Los artificieros están en Doha –su base– desde el 21 de octubre y se quedarán al menos una semana más, hasta que baje la cifra de partidos.
Desde entonces, los agentes han girado por numerosas instalaciones. Antes de que la selección española se alojara en la residencia femenina de la Universidad de Doha, les tocó chequear que todo estaba correcto. También han controlado la sede de la selección argentina y la de Arabia Saudí, entre muchas otras.
De la Rosa cuenta que, cuando recibió la llamada para este desplazamiento, ni se lo pensó: «Era una oportunidad para conocer otras formas de trabajar, vivir unas semanas en otro país y conocer otra cultura». A lo largo de su carrera ha prestado servicio en otros países, como algunos de Sudamérica y el Norte de África, pero siempre en labores de enseñante.
En Qatar, los tédax españoles no son reconocibles por su uniforme habitual ya que el país que les acoge les ha dado ropa de trabajo, y pone todo el material necesario para las inspecciones, «muy similar al nuestro», tanto robots como elementos de protección.
De hecho, para las condiciones en que les han recibido los cataríes no hay más que alabanzas: «Nos han ubicado en un gran cuartel a las afueras de la capital, al estilo de un hotel, con toda clase de servicios -piscina olímpica, un gimnasio impresionante...». Comparten espacio con bomberos, personal de Protección Civil y con policías de otros países.
Desde allí salen cada día a cumplir con su ruta de seguridad. Van acompañados de policías nativos y de guías caninos turcos y, por el momento, no han tenido incidencias reseñables. «Ni amenazas ni falsas alarmas». No tuvieron trabajo extra con la visita del Rey Felipe VI, de quien se ocuparon los propios cataríes y De la Rosa señala que la logística está bien organizada, de manera que el equipo ha podido hacer algo de turismo («hemos ido al desierto y a los manglares») en su tiempo libre.
Prácticamente ya en la cuenta atrás para la vuelta a Santander, el inspector señala que, quitando el calor, ha ido todo sobre ruedas. El inspector habla con El Diario Montañés a las 10.00 horas de Qatar (son las 8.00 en España) y el termómetro ya marca allí 32 grados «con una humedad tremenda». Pero en el caso de De la Rosa, el bochorno ambiental no es lo peor. Lo tremendo es tener al alcance todos los partidos de un Mundial sin ser futbolero. El tédax se ha acercado a ver todos los choques de España y el Argentina-México y se limita a describir el ambiente como «entretenido». Su grupo estuvo en un entrenamiento de los de Luis Enrique. Ese día, el cántabro cumplía 62 años y recibió -al igual que sus compañeros- una camiseta del combinado nacional firmada por varios jugadores... Pero no se le nota emocionado al otro lado del teléfono. Y es que lo suyo, realmente, son el baloncesto y el balonmano.
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