Pablo Torre, bigoleador ante el Sevilla

Partido a partido. Como si fuera el Cholo, Flick hizo caso omiso a los próximos duelos y se centró en un partido capital para lograr ventaja en la tabla y para ganar moral. Incluyó en el once a toda la artillería, incluido un Ansu Fati que entró como novedad por Eric García, lesionado en el calentamiento, y provocó un efecto dominó. Pedri cayó a la sala de máquinas y Raphinha a la mediapunta en una disposición que no alteró el plan de presionar en campo contrario y tratar de resolver cuanto antes un duelo que se presuponía de altos vuelos.

Y es que el Sevilla tenía un plan. García Pimienta se traicionó y cedió metros con el objetivo de fiar sus opciones al contragolpe. El Barça iba a tener ganada la batalla por la posesión y los Ejuke, Lukebakio e Isaac Romero serían una amenaza a la carrera. Así llegaron dos conatos de peligro que resolvió la zaga azulgrana. El escenario parecía incierto, pero todo se le iba a aclarar al equipo de Flick en un error, paradojicamente infantil ,de Peque. El atacante zancadilleó a Raphinha y el error lo castigó desde los once metros Lewandowski para allanar el inicio de encuentro.

El gol lo cambió todo. Desorientó a un Sevilla que no sabía si taparse la cabeza o los pies y liberó a un Barça que encontró su mejor versión. Lamine Yamal y Balde abrieron el campo y Pedri apareció donde mejor muestra su duende. El canario fue el timón y se asomó al balcón del área para clavó el segundo con un derechazo inapelable para Nyland. Lewandowski firmó el tercero y Pablo Torre hizo el cuarto con un disparo que se envenenó tras golpear en dos zagueros y justo antes de que Idumbo para los hispalenses y de nuevo Torre tras un centro que no encontró rematador cerraran la cuenta goleadora.