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A José Ángel Peláez (Torrelavega, 1971) el «deleznable» comportamiento de Luis Rubiales en la final del Mundial le sorprendió de viaje de novios. Explica que no se enteró hasta tres días más tarde. Su reacción fue dimitir poco después.
–Todo el escándalo le sorprendió ... en pleno viaje de novios...
–Coincidió que me casé el 18 de agosto. Me fui a dormir tras la celebración de la boda, vi el partido por la televisión y automáticamente me desligué. Apagué el móvil y marché. El lunes, cuando vuelvo a encender el móvil, porque además estaba en una zona sin apenas cobertura, me entero de todo y me quedo más que sorprendido.
–¿De modo que en un primer momento no se enteró de nada?
–No vi la entrega de medallas ni tampoco lo que ocurrió en el palco. Ni ese día, ni al siguiente ni al siguiente.
–¿Y qué pensó cuando el lunes vio el beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso?
–Me parece una imagen surrealista; fuera de lugar. No entendí bien el contexto y tampoco tenía confianza con la jugadora para preguntarla. Pero más allá de eso entendí que había un presidente que quería ser el protagonista cuando debían serlo las jugadoras. Me resultó súperextraño. Alguien quería ser protagonista e hizo algo que, incluso si fuera autorizado, ya está mal. Y mil veces más si no lo estaba, claro.
–¿Habló con él?
–Cuando vi las imágenes le mandé un mensaje: «Acabo de enterarme, ¿qué ha pasado?». Me contestó: «Estoy bien; disfruta de tu boda». No volví a hablar con él. Sí con mis compañeros, a los que les pedí una reunión en Zoom para que me explicaran qué estaba pasando, porque estaba en el sur de vacaciones en una zona sin cobertura, que era lo que había buscado para descansar antes de que ocurriera todo. Esa reunión se filtró a los medios nada más finalizar en términos que no se habían producido. Comprendí que había sido la propia RFEF, que nos había utilizado de manera torticera.
–El vídeo de disculpas en la terminal parecía casi lo contrario...
–Cuando lo vi, yo ya me había formado mi opinión. Como el del beso, no lo vi en el momento, sino un par de días después, y me pareció de todo menos una disculpa; fue un cúmulo de errores cometidos por la personalidad de Luis Rubiales. El comportamiento ha sido desastroso.
–Aquel viernes, una semana después del beso, viaja a Madrid para una reunión en la que la propia RFEF había filtrado que iba a dimitir el presidente, pero ocurrió todo lo contrario...
–Me convocaron a una reunión a las diez y media de la mañana en la sala de juntas de la tercera planta. Allí, antes de empezar la asamblea y de dar una explicación, Luis Rubiales nos pide que le expresemos de manera personal nuestro apoyo incondicional, haga lo que haga. Nos pregunta que si confiamos en él. Unos se muestran conformes y otros, como yo, no. Le dije: «Depende», y me respondió: «¿Depende de qué?», a lo que le contesté: «Evidentemente, de lo que vayas a hacer y decir». Su respuesta fue: «Te vas a enterar cuando lo diga abajo, como todos», y yo terminé diciéndole: «Pues tú conocerás mi decisión cuando hagas público lo que has decidido». Como no dimitió, que era lo que tocaba, salí, llamé a mi gente y solicité que me redactaran la dimisión como directivo de la RFEF.
–¿Aplaudió usted el discurso de Rubiales?
–No, y se puede ver en las imágenes. De hecho, se me ve echarme las manos a la cara.
–¿Y por qué no se fue en ese mismo momento?
–Porque no estaba allí a título personal, sino representando fútbol cántabro y tenía que escuchar todo lo que se decía para tomar las decisiones pertinentes. Tenía que guardar las formas por respeto no a la RFEF, sino a la Federación Cántabra.
–Dimitió como directivo, pero no como presidente de la FCF...
–Dimití como miembro de la junta directiva, que es el órgano para el que me eligió Luis Rubiales, porque estaba en absoluto desacuerdo con sus actuaciones. A la Asamblea sigo perteneciendo porque soy miembro nato. No por elección, sino como presidente de la Federación Cántabra. Aunque no quiera, debo estar; no voy a dejar huérfana la FCF. Fui el único de la Junta que dimitió.
–El presidente se ha enrocado. ¿Cree que tiene alguna posibilidad de regresar al cargo?
–A nivel legal, entiendo que debe ser en la Justicia quien lo aclare y no puedo responder. A nivel moral, está absolutamente incapacitado para volver a dirigir la RFEF, y mucho más frente a nosotros.
–¿Ha vuelto a hablar con él?
–No. Ni yo con él ni él conmigo. Luis no se caracteriza por ser una persona que tenga a bien perdonar lo que él entiende como deslealtades.
–Usted era una de sus personas de confianza...
–Sí, pero en la gestión; y eso no tiene nada que ver. Efectivamente, he ocupado y ocupo numerosos cargos en la RFEF, pero eso no implica que tenga que someter mi voluntad y mi criterio a un tercero.
–¿Le dio a usted, o a otros directivos, alguna explicación de sus actos?
–En la reunión de presidentes dijo que se había podido confundir. Siempre daba a entender con sus explicaciones que iba a dimitir, como nos filtraron, y nos pidieron que fuéramos a la Asamblea. Allí nos enteramos de que había cesado a siete de los ocho vicepresidentes sin comunicárselo a ellos y que había dejado solo a Pedro Rocha, persona que estoy absolutamente convencido que no fue elegida como delfín, sino por descarte de los otros siete.
Las frases
Jenni Hermoso «Le diría que sea valiente y vaya hasta las últimas consecuencias»
Los aplausos «No aplaudí a Rubiales; se me ve echarme las manos a la cara»
Luis Rubiales «Visto su comportamiento, creo que no es consciente de que hizo algo mal»
Luis de la Fuente «¿Viste su cara?Es evidente que estaba lleno de miedo»
Jorge Vilda «Su caso es distinto. Venía de un conflicto anterior y había que dar una solución»
–Lo que es evidente es que fue la propia RFEF, presidida por Rubiales, la que filtró a la prensa que la convocatoria de aquel viernes era para dimitir. Y ocurrió todo lo contrario. ¿Qué cree que buscaba? ¿Un golpe de efecto?
–Nadie de los reunidos con carácter previo pensábamos que no fuera a dimitir. Hubo una puesta en escena como cámaras grabando lo que se dio orden de grabar y una búsqueda de un aplauso forzado de mucha gente, y se llevó a la sala a miembros que no tienen que ver con la Asamblea. Era una puesta en escena preparada y maquillada para dar a entender su fortaleza y pedir disculpas a su manera. Llevó incluso a su padre y a sus hijas, algo que no pudimos entender, y las utilizó como excusa, diciendo que no podía dimitir delante de ellas. Pero era él quien las había llevado.
–¿A qué cree que se debe ese enroque?
–A un asunto exclusivamente económico. Aquí no estamos hablando de que te defiendas ante una denuncia: es una cuestión de moralidad, y es evidente que ha transgredido todas las reglas de comportamiento y moralidad. No se puede justificar apelando a los enemigos de siempre –LaLiga–, porque lo ha condenado hasta la ONU.
–¿Cree que está arrepentido?
–No lo sé, pero yo no le he visto arrepentimiento sincero en ninguna de las ocasiones en las que le he oído hablar. De hecho, sentí vergüenza cuando Rubiales dijo poco menos que Jenni Hermoso le había acosado a él. Fue surrealista.
–¿Se presionó después del beso a la jugadora?
–Yo no estaba, pero compañeros presentes me cuentan que hubo demasiados actos de presión hacia ella y hacia sus familiares, algo que refuerza mis pensamientos y me hace posicionarme con ella. Si no quería hacer un comunicado conjunto con el presidente, por algo sería. Evidentemente, si alguien con jerarquía superior, aunque Jenni Hermoso no sea personal laboral de la RFEF, quiere obligarte a emitir un comunicado, se produce un acto de superioridad. Puedes entender que si no accedes te pueden vetar. Nunca jamás debió haber sucedido todo lo que ocurrió. ¿Es acoso o de qué tipo? Que lo digan los jueces. Yo lo que sé es que es un comportamiento deleznable. Un presidente debe estar a otras cosas, no a hacerse fotos y tratar de ser el protagonista. Entre otros motivos, porque no lo era.
–Jorge Vilda, que aplaudió en pie a Rubiales, ya no es seleccionador. Luis de la Fuente, sí.
–¿Ha visto la cara de los dos? Uno, Luis de la Fuente, es evidente que está lleno de miedo, y eso es por temor. Yo no puedo recriminar a aquellas personas que actúan por miedo. El caso de Vilda es distinto. Él ya venía de un conflicto anterior, con una problemática con el presidente del Comité Nacional de Fútbol Femenino. A este problema había que darle solución urgente.
–A la vista de los acontecimientos, parece que 'las quince' tenían muchas razones para plantarse...
–Desconozco cuál fue la problemática anterior, así que no puedo opinar sobre ello.
–¿No ha tardado demasiado tiempo el fútbol masculino en reaccionar?
–No es sencillo. Los futbolistas tienen libertad para manifestarse para cuando lo consideren necesario. No soy quién para juzgarlo.
–Usted dimitió a la primera...
-Eso no quiere decir que los futbolistas tengan que renunciar a la selección. No sabemos qué han hecho de forma privada.
–Sin llegar a extremos como la renuncia, se podían haber manifestado públicamente o mostrar su apoyo a Hermoso...
–Cada cual es libre de manifestarse. A lo mejor lo han hecho en privado.
–Ahora, cuando los futbolistas de la selección masculina han leído un comunicado de condena, es relativamente sencillo alinearse del lado de las jugadoras, pero no lo era tanto hace quince días.
–Pero eso no te da ni te quita ningún mérito. Simplemente, unos supimos antes lo que ocurría y yo dimití de inmediato. Unos pensarán que ese comunicado llega tarde, otros que es oportuno, otros que quieren quitar el foco al problema… No soy quién para juzgar.
–¿Había detectado otros comportamientos de ese tipo en la Federación? Ya fuera en su presidente o en otras personas o directivos.
–Yo no salgo de fiesta con Rubiales, no alterno con él y no hago vida familiar con él, así que lo desconozco en absoluto. Es verdad que se había tratado y me habían contado que en Australia habían sucedido cosas inapropiadas para un presidente y que había hecho a muchas personas en ese viaje. Tiene un carácter muy impulsivo de inicio que se calma a los minutos. Yo nunca he vivido esas situaciones, pero me consta que otras personas sí.
–Me refería en concreto hacia mujeres.
–Yo nunca he visto nada, pero es cierto que en nuestras reuniones, al ser todos presidentes autonómicos, el tono puede variar. Lo desconozco.
–¿Qué le diría a Jenni Hermoso?
–Le preguntaría qué sintió. Y le diría que sea valiente con lo que sintió, que lo exprese y que vaya hasta las últimas consecuencias. Mi apoyo no es a las personas, sino al comportamiento, y el del presidente es inapoyable. Ella es la víctima de un comportamiento inapropiado que vulnera todas las reglas sociales en las relaciones entre personas.
–El beso, con su gravedad, es solo uno de los capítulos de esta crisis.
–Simplemente con lo que hizo en el palco, su comportamiento en un Mundial y ante los ojos de todo el mundo, ya sería motivo suficiente como para pedir disculpas sinceras y abandonar el cargo. Solo por ese hecho, estuviera o no la reina. Es una absoluta falta de respeto.
–La presidencia interina de Pedro Rocha ¿invita al cambio o cree que será más de lo mismo?
–Estoy seguro al 200% de que no tiene absolutamente nada que ver ni con las formas ni con el trato hacia las personas de Luis Rubiales, y que no está subordinado a su figura. Creo que no fue elegido como delfín, sino como descarte de los otros vicepresidentes. Está ejecutando pasos correctos y hablando con todos los organismos. Yo tenía dudas que con el paso de los días he despejado y tiene mi plena confianza. Creo que será capaz de volver a a unir al fútbol español.
–¿Qué pasos debe dar ahora la RFEF?
–Ahora esperamos cambios profundos. En la reunión de presidentes ya hemos solicitado de modo formal la dimisión. Estamos revisando todos los procedimientos para que las decisiones sean acordes a la ley, porque hay que estructurar los puestos directivos, y en caso de que en las próximas semanas, o en el menor tiempo posible, veamos que no se avanza, nos volveremos a reunir y hablaremos de seguir con el proceso de cambio, una moción de censura o elecciones anticipadas, que serían ya como muy pronto en enero.
–¿Se avanzará hacia la paridad?
–El problema es que la mujer todavía no está incorporada al fútbol en los porcentajes que permitan esa paridad. En Cantabria, por ejemplo tenemos 1.100 licencias femeninas sobre 16.000, y muchas de ellas son de menores de edad, así que no es sencillo encontrar dirigentes. En el momento que se vayan produciendo oportunidades lo haremos, pero son puestos por elección y si no te conocen, no te eligen. Necesitamos más mujeres en cargos en los clubes para que estén a su vez en los estamentos federativos. En el futuro veremos más. Estamos en ese camino.
–¿Cree que Rubiales aún no es consciente de que hizo algo mal?
–No lo sé, pero, visto su comportamiento, creo que no. Una persona responsable y líder de una organización como la RFEF debe saber y entender que no solo debe defender su interés personal, sino el de todo el fútbol y el deporte. Está siendo egoísta y muy alejado de los valores que inculca el deporte. Con eso no prejuzgo si el día de mañana pueda o no tener razón legalmente, pero social y moralmente sus actos le imposibilitan a volver a representar a ninguna organización deportiva es este país.
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