«Este play off nos genera muchas dudas»

El play off de ascenso a Segunda B genera muchas dudas entre los clubes cántabros. La FEF formalizó este martes mediante una circular el sistema de juego y las condiciones para llevarlo a cabo después de que las competiciones se diesen por finalizadas a causa de la crisis sanitaria que ha generado el covid-19. Será la Jueza Única de Competición, Carmen Pérez, quien aprobará la clasificación final de la fase regular para que se disputen los play off exprés de ascensos sin que existan descensos. En la Tercera División cántabra son cuatro los clubes que se han ganado sobre el campo el pasaporte a esta fase final: Laredo, Gimnástica, Rayo Cantabria y Tropezón. Pero cada uno de ellos afronta esta fase de ascenso de manera dispar.

Para que estos play off se lleven a cabo es condición 'sine qua non' que los equipos acaten las normas del Protocolo básico de actuación para la vuelta a los entrenamientos y el reinicio de las competiciones federadas no profesionales que se publicó en el BOE del 6 de mayo de 2020. Entre las exigencias se incluyen medidas de seguridad en el acceso a las instalaciones y disponer de todo el material necesario para salvaguardar la salud. Antes de acceder a ellas se deberán limpiar y desinfectar, y una vez dentro hay que trabajar de manera individual. Además, los clubes tendrán que contar con un médico con experiencia en medicina deportiva y en covid-19.

El problema es que el CSD demanda tales exigencias para la vuelta del fútbol que parece no estar al alcance de los clubes no profesionales, sobre todo aquellos a los que la modestia de su economía dicta su devenir deportivo. Es el caso del Laredo. «Lo tenemos muy complicado. Nuestras instalaciones tienen unos vestuarios muy precarios, pequeños y en los que no se puede guardar ninguna clase de distancia», explica José Miguel San Román, presidente del Charles. «Lo que exige nos pone en un verdadero problema para poderlo afrontar. Ahora mismo no cumpliríamos con el protocolo sanitario y no podríamos jugar», señala San Román. A pesar de ser el líder de la Tercera cántabra, con su presupuesto no puede hacer frente a las demandas para la vuelta al verde. «Nos piden un montón de pruebas médicas, analíticas, test... Y para nosotros contratar a un médico y una empresa de desinfección que tiene que estar constantemente higienizando es inviable», se lamenta.

De momento el Laredo ni siquiera está entrenando. «Ahora nuestros jugadores no pueden entrenar y cuando nos pongan fecha y haya que empezar lo tendremos muy complicado», señala el presidente pejino, que vería con buenos ojos algún tipo de ayuda para sobrellevar la situación. «La Federación no se ha puesto en contacto con nosotros. No nos han comentando si nos ayudarán de alguna manera o si será cuestión de los clubes que participen. Nos vemos inmersos en estos gastos que para un equipo modesto como el nuestro es brutal».

El Rayo Cantabria, por su parte, tampoco ha comenzado a entrenar. «De momento los jugadores están siguiendo un plan personalizado en sus casas, igual que hizo el primer equipo», comenta Víctor Alonso, director general del Racing. Y es que según Alonso aún es pronto. «Seguramente será en julio», señala. Lo cierto es que los únicos que han vuelto pisar el verde son los futbolistas que fueron convocados el lunes con el Racing. Camus, Lucas Díaz, Martín Solar y Goñi. El resto tendrá que esperar. Pero presumiblemente regresarán a su antiguo lugar de entrenamiento. «La primera opción es La Albericia. Habría que ver si se entrenaría por la mañana o por la tarde en base a los protocolos y si pueden compartir la instalación con el primer equipo», explica Alonso.

El Tropezón no ha querido esperar mucho para empezar a trabajar «en grupos reducidos en alguna de las playas de Cantabria -sólo centrándose en el apartado físico-. Liencres y El Sardinero creo que son las que utilizan», explica Carlos Orcajo, el tesorero del club taniego. De momento no podrán volver casa y entrar en las instalaciones de Santa Ana, ya que «al campo, al ser municipal, no podemos entrar hasta que tengamos el consentimiento el Ayuntamiento de Torrelavega y calculo que sea para la última fase de la desescalada cuando nos lo digan», continúa. Los campos de Tanos serán la base de operaciones del Tropezón y en el club sólo «estamos esperando a que nos den permiso».

Al igual que el resto de equipos en su misma situación, lleva la incertidumbre por bandera. «Parece ser que quieren jugar una vez que empiece la Liga de Primera y Segunda División, pero no nos han dado fecha ninguna. Nuestro inicio está condicionado al fútbol profesional, pero dependemos de la aplicación de las fases y de lo que autorice Sanidad», añade Orcajo. Realmente «no se sabe cuándo ni dónde, porque tampoco hay una sede decidida. Sólo tenemos preguntas». En su caso, al menos, no tendrían que preocuparse por la ampliación de contratos, ya que solo tienen un jugador profesional.

En la ribera del Besaya «estamos a la espera de lo que nos diga la Federación», asegura Tomás Bustamante, presidente de la Gimnástica. En su caso, hasta que no reciban unas pautas o protocolos a seguir no pondrán la maquinaria en funcionamiento. «Esta fase de ascenso nos genera muchas dudas que necesitamos que nos resuelvan», continúa Bustamante. Las incertidumbres de las que habla el máximo mandatario blanquiazul son principalmente: «la ampliación de los contratos, la fecha en la que se va a jugar, el inicio de la próxima temporada... Y a partir de esas respuestas ir trabajando. ¿Qué pasa que si esto dura hasta agosto hay que pagar 14 nominas?«. En el caso de la plantilla de Mateo García, «se sigue entrenando a título personal, no como equipo ni en grupos reducidos siguiendo las directrices del preparador físico», apunta Bustamante.