Rubiales se lía a insultos en la radio después de su polémico beso con Jenni Hermoso

El presidente de la FEF, Luis Rubiales, se llevó ayer parte del protagonismo de las campeonas del mundo cuando en plena entrega de medallas le plantó un beso en la boca a Jenni Hermoso. La futbolista, que prefirió tomárselo con humor, reconoció después que fue inesperado y que no le gustó. «¿Pero qué hago yo? Mírame a mí, mírame», respondía en las redes sociales mientras celebraba el hito de La Roja en el vestuario.

La polémica, como era de esperar, duró toda la jornada, pero lejos de apagarse, Rubiales la avivó a medianoche. En una entrevista en 'el partidazo de Cope', el máximo responsable del fútbol en España llamó «tontos», en repetidas ocasiones, a todos aquellos que comentaron el polémico beso. «No hagamos caso de los idiotas y de los estúpidos. Un pico de dos amigos celebrando algo... de verdad, no estamos para gilipolleces. Con todo lo que he pasado, no estamos para tontos del culo. Ha habido más besos, no míos, sino de otra gente», le contestaba a Juanma Castaño.

El comunicador trataba de hacerle entender que tenía que preguntarle sobre el tema en cuestión, pero el presidente de la FEF se encendía aún más: «No me comentéis cosas de pringados que no saben ver lo positivo». Para Rubiales el beso «es una tontería que no tiene maldad». Y se indigna porque «siendo campeonas del mundo hay gente que habla de esto...». «Si hay tontos que sigan con sus tonterías», insistía en los micrófonos de Cope.

Castaño le daba la razón e intentaba calmarle diciéndole que lo importante era celebrar el título. Entonces, Rubiales, de repente, cambió de registro y soltó un enérgico «que viva España», para después volver al tema polémico. «Estoy feliz de celebrarlo con una amiga dándole un pico y con otra un abrazo», resumió con otro par de insultos a los críticos. Castaño, que empezó a tomárselo como algo personal, le insistió en que el no veía polémica alguna en el beso a Hermoso. El presidente de la FEF le tranquilizó excluyéndole del grupo de «gilipollas» a los que insultaba desde hacía dos minutos.

Y ya para concluir la entrevista, Rubiales se despidió de Castaño con un cariñoso mensaje: «Te mando un beso... con pico pero sin lengua... ¡Pero si me haces una paella!».

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