La marcha del líder aplasta al Rayo Cantabria

El equipo de Ezequiel Loza demostró en el comienzo buenas trazas, queriendo ser protagonista y demostrando personalidad pese a la juventud. Por conveniencia, pero también por convicción, el equipo santanderino apostó por mandar, por dominar con el esférico a un Arenteiro que domina muchos registros.

Cuatro novedades presentó el once del filial con respecto al derbi contra la Gimnástica –Pablo Díez, Jorrín, Marco y Neco Celorio– para el asalto a Espiñedo, un estadio que el bloque rayista solo había visitado en una ocasión, hace 34 años (4-1, con José Ceballos bajo los palos), en su primera temporada en Segunda B, que terminó en descenso.

Pibe, por parte local, y Nico Celorio, en la réplica forastera, abrieron las hostilidades con sendos disparos desde la frontal del área. Propuso y dominó en el primer cuarto de hora el conjunto visitante, pero la primera ocasión clara la protagonizó el Arenteiro con un testarazo de Manin en un córner botado por Álex Fernández y que acertó a despejar Pablo Díez.

El guion cambió tras esa llegada porque los anfitriones ajustaron en la presión. El Rayo dejó de encontrar espacios y sufrió por los costados, pero fue capaz de dar un golpe de efecto en un córner. Sacó en corto Neco Celorio para Yeray, que le devolvió el esférico para que ganase la línea de fondo y pusiese un centro que Gete, después de que el balón se pasease por el área pequeña, embocó en el segundo palo. La alegría le duró poco al Rayo Cantabria, que encajó en otra acción aislada, motivada por un error en la salida de balón: Mario encontró espacio y tiempo para servir un centro al área que Marcos, con un gran testarazo convirtió en el empate.

El choque enfiló el descanso envuelto en un intercambio de ocasiones en el que Yeray estrelló un balón contra el larguero y a Manin le faltaron unos centímetros para rematar una falta lateral. En la última acción del primer acto, un balón peinado por Jeremy convirtió una nueva falta lateral de Álex Fernández en el 2-1.

Que el gol fue un auténtico mazazo quedó constatado en el reinicio porque el cuadro de Ezequiel Loza fue a menos. Ni el cansancio acumulado pudo con el Arenteiro –ha tenido que superar cuatro eliminatorias de la fase nacional de la Copa RFEF con partidos entre semana, y el miércoles disputará la final ante el Alzira–, que encarriló la victoria con otro zarpazo a balón parado. Pibe, desde la frontal del área, superó con una parábola la barrera para abrir una brecha insalvable. El encuentro quedó resuelto desde ese momento y entró en una fase de control local apenas alterada por un mano a mano del recién entrado Jorge Delgado ante Diego que terminó con el meta como vencedor. Los cambios propuestos por Loza no consiguieron levantar a su equipo, que estuvo cerca de salirse del partido en varios lances que el colegiado, notable, consiguió sofocar. En los minutos finales, el revulsivo Romay demostró con otro testarazo, repelido en esta ocasión por Pablo Díez, la endeblez defensiva de un Rayo que asumió su inferioridad.