El Rayo Cantabria no supera a un Valladolid B con diez jugadores más de medio partido

Lo que bien pudo ser un triunfo se quedó en un empate para el Rayo Cantabria, que fue de más a menos ante el Valladolid Promesas pese a que el guion, al menos en lo numérico, invitaba a lo contrario. Tras un gran primer tiempo, en el que se tuvo que conformar con empate, no aprovechó que el filial blanquivioleta estuviera con diez hombres todo el segundo acto para marcar el gol del triunfo. Y tampoco generó lo suficiente para ello.

A falta de fútbol en el inicio, bendito fue el balón parado. El tanto inaugural llegó sin que se hubiera visitado ninguna de las porterías. Fue una falta lateral en la que entre Aceves y Ortuño no acertaron a despejar y Mario Fuente logró conectar un disparo que el guardameta despejó. Pero en el rechace, Ángel Pérez batió a Aceves y puso una ventaja que empezó a ser merecida a raíz del gol.

Los pupilos de Ezequiel Loza minaron la moral a su rival a través del balón, con Ángel Pérez de banda a banda desdibujando al Promesas en cada internada. Ni Chasco ni Koke le pillaban sus intenciones y cada vez que le llegaba el esférico, el peligro era inminente. Ni siquiera una amarilla, en una acción fea sobre Neira, le hizo aflojar.

En contraste con el dominio, comenzó el concierto de pérdidas absurdas, demasiadas. Y una clave la firmó Izan, quien, en una pugna con Verde, perdió la pelota en una zona tan peligrosa que unos segundos después Jorge Delgado mandó el balón a gol en un mano a mano con Álvaro Jiménez.

Al igual que el Rayo Cantabria encontró el tanto sin hacer grandes méritos, lo encajó cuando empezaba a estar cómodo. No tanto con balón dominado, más bien sin él, anulando bien a los jugadores de Álvaro Rubio, que caían en fuera de juego constantemente ante una zaga muy bien plantada.

El paso de los minutos benefició al cuadro cántabro, hasta que llegó el siguiente error grave. Fue del mismo calado que el del empate, pero esta vez en el bando contrario. Iago Parente controló en exceso y tras rebañarle el balón, Mario Fuente echó a correr hacia la portería antes de ser derribado por Ortuño. Tarjeta roja al canto, porque se encaminaba hacia una ocasión clara de gol. Dos errores clave, a los que se sumó uno más antes del descanso.

La gran diferencia es que no fue aprovechado. El filial del Racing jugaba con fuego en el centro del campo y otro robo terminó con Xavi Moreno delante del guardameta, sin el acierto de su compañero para marcar. Recortó y cuando disparó ya estaba Marco colocado debajo del larguero para evitar el segundo.

Hubiera sido de esperar que en la segunda parte el Rayo Cantabria hubiera buscado el 1-2 con denuedo, pero no fue así. Dominó más, sí. Llegó más al área, también. Fue superior, a medias. En realidad, daba la sensación de que los jugadores del cuadro blanquivioleta estaban cómodos con su nuevo rol de aprovechar un error visitante -que los había- para tener la suya. Hubo dos: una desviada de Jorge Delgado y otra más clara de Xavi Moreno.

Las prestaciones locales terminaron ahí. Las opciones del Rayo Cantabria crecieron, sostenidas por un gran Ángel Pérez, que en ocasiones pecaba de terminar la jugada sin ayuda de nadie. Aceves se mostró muy seguro en cada centro lateral.

Así, el resultado no se movió, porque faltaron más méritos para ello. Los chicos de Ezequiel Loza vuelven a sumar, pero acumulan otra jornada más, la cuarta, sin ganar.

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