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Hay idilios que se recitan de carrerilla. Cleopatra y Marco Antonio, Romeo y Julieta... Algunos, afortunados. Otros, desastrosos. De todos, puede que el más correspondido se forjara a base de carreras por la banda izquierda de un continente viejo. El de Gento con la Copa ... de Europa. Un idilio eterno, un amor inigualable lleno de noches para recordar. Nadie como Paco le hizo tantas caricias a la orejona. Nadie se fue, como él ayer, pudiendo presumir de tanto en el trofeo de clubes con más sabor a fútbol.
Sí, Gento ganó seis. Eso lo sabe todo el mundo (aunque a veces se les olvide a unos cuantos a la hora de hacer clasificaciones con los mejores de la historia). También, hablando de saberse cosas de carrerilla, ese once que acababa en 'Di Stéfano, Puskas y Gento' que hay que leer como cantando -ojo, que ahí estaba otro cántabro leyenda, Marquitos-. Pero tal vez alguno no sepa que, más allá de títulos, la Galerna jugó 88 partidos en el torneo de los torneos -cuando no se jugaban tantos- y marcó 31 goles (dos de ellos, decisivos, en dos choques de todo a una carta). O que la Copa le apartó la cara cuando intentó besarla otras dos noches. Porque Gento ganó seis, pero perdió otras dos finales. La del 62 frente al Benfica de Eusebio y la del 64 ante el Inter dirigido por Helenio Herrera y con Luis Suárez vestido de corto.
Pero vamos con las citas de brazos al cielo. Con la historia y sus seis episodios. A nadie le extrañará escuchar que Gento estuvo en el bautizo de la Copa de Europa. La primera, temporada 55/56. Servette, Partizán y Milan se cruzaron en el camino de baldosas blancas antes de la final en el Parque de los Príncipes. París, mon amour. Los chavales no elegirán ahora a jugadores del Stade de Reims para jugar al FIFA, pero los franceses eran entonces algo temible. Los responsables de una generación dorada en la selección gala. Llegaron a ponerse con un dos a cero y hasta con un dos a tres en la segunda parte, pero Marquitos y Rial hicieron que el Madrid dejara claro que ese torneo era cosa suya en los tiempos de delanteras míticas -y abarrotadas-.
R. Madrid
Alonso, Atienza II, Marquitos, Lesmes II, Muñoz, Zárraga, Joseíto, Marsal, Di Stéfano, Rial y Gento.
4
-
3
Stade de Reims
Jacquet, Zimny, Jonquet, Giraudo, Leblond, Siatka, Hidalgo, Glovacki, Kopa, Bliard y Templin.
Goles: 0-1 (min. 6): Leblond. 0-2 (min.10): Templin. 1-2 (min. 14): Di Stéfano. 2-2 (min. 30): Rial. 2-3 (min. 62): Hidalgo. 3-3 (min. 67): Marquitos. 4-3 (min. 79): Rial.
Árbitro: Arthur Ellis (Inglaterra).
Escenario de la final: Parque de los Príncipes (París).
R. Madrid
Alonso, Torres, Marquitos, Lesmes II, Muñoz, Zárraga, Kopa, Mateos, Di Stéfano, Rial y Gento.
2
-
0
Fiorentina
Sarti, Magnini, Orzan, Cervato, Scaramucci, Bizzarri, Segato, Julinho, Gratton, Virgili y Montuori.
Goles: 1-0 (min. 70): Di Stéfano, de penalti. 2-0 (min. 76): Gento.
Árbitro: Leo Horn (Países Bajos).
Escenario de la final: Santiago Bernabéu.
R. Madrid
Alonso, Atienza II, Santamaría, Lesmes II, Santisteban, Zárraga, Kopa, Joseíto, Di Stéfano, Rial y Gento.
3
-
2
Milan
Soldan, Fontana, Maldini, Beraldo, Bergamaschi, Radice, Danova, Liedholm, Schiaffino, Grillo y Cucchiaroni.
Goles: 0-1 (min. 59): Schiaffino. 1-1 (min. 74): Di Stéfano. 1-2 (min. 77): Grillo. 2-2 (min. 79): Rial. 3-2 (min. 107): Gento.
Árbitro: Albert Alsteen (Bélgica).
Escenario de la final: Heysel (Bruselas).
R. Madrid
Domínguez, Marquitos, Santamaría, Zárraga, Ruiz, Santisteban, Kopa, Mateos, Di Stéfano, Rial y Gento.
2
-
0
Stade de Reims
Colonna, Rodzik, Jonquet, Giraudo, Penverne, Leblond, Lamartine, Bliard, Fontaine, Piantoni y Vincent.
Goles: 1-0 (min. 2): Mateos. 2-0 (min. 47): Di Stéfano.
Árbitro: Albert Dusch (Alemania).
Escenario de la final: Neckarstadion (Stuttgart).
R. Madrid
Domínguez, Marquitos, Santamaría, Pachín, Vidal, Zárraga, Canario, Del Sol, Di Stéfano, Puskas y Gento.
7
-
3
Eintracht Frankfurt
Loy, Lutz, Eigenbrodt, Höfer, Weilbächer, Stinka, Kress, Lindner, Stein, Pfaff y Meier.
Goles: 0-1 (min. 18): Kress. 1-1 (min. 25): Di Stéfano. 2-1 (min. 29): Di Stéfano. 3-1 (min. 46): Puskas. 4-1 (min. 56): Puskas. 5-1 (min. 60): Puskas. 6-1 (min. 71): Puskas. 6-2 (min. 72): Stein. 7-2 (min. 73): Di Stéfano. 7-3 (min. 75): Stein.
Árbitro: Jack Mowatt (Escocia).
Escenario de la final: Hampden Park (Glasgow).
R. Madrid
Araquistáin, Pachín, De Felipe, Zoco, Sanchís, Pirri, Velázquez, Serena, Amancio, Grosso y Gento.
2
-
1
Partizán
Soskic, Jusufi, Vasovic, Rasovic, Mihajlovic, Kovacevic, Becejac, Bajic, Hasanagic, Galic y Pirmajer.
Goles: 0-1 (min. 55): Vasovic. 1-1 (min. 70): Amancio. 2-1 (min. 76): Serena.
Árbitro: Rudolf Kreitlein (Alemania).
Escenario de la final: Heysel (Bruselas).
Y tanto. Cuentan que para la segunda (un año después, ya no hace falta poner la temporada) hizo falta una 'santiaguina' en Austria -una arenga de Santiago Bernabéu- porque los blancos caían 3-0 al descanso con el Rapid de Viena en una eliminatoria. Eso y dejar en la cuneta al Manchester United de los 'Busby Babes'. Las crónicas relatan que el penalti que pitaron en la final al Madrid y que supuso el 1-0 ante la Fiorentina fue fuera del área. Pero Gento rebajó polémicas y decidió el partido con una carrera de viento sur. «¡Qué manera de sacar metros de ventaja tiene el santanderino!», se escucha todavía hoy en un vídeo de internet con voz en blanco y negro (sí, era de Guarnizo, pero es lo que dice el comentarista).
Goleador
Dos generaciones
Gento le cogió el gusto a la euforia. La tercera fue un más difícil todavía en un año con el balón de luto por el accidente aéreo del United. Real Madrid y Milan jugaron una final igualada, física. Schiaffino quiso lucir ante Di Stéfano. Ambos marcaron. También Grillo y Rial. Dos a dos a la hora del silbatazo. Prórroga. Al Gento que jugaba como si se examinara del carnet de moto en la autoescuela, sorteando conos a la carrera, le cayó en su puesto natural. Y desde allí le pegó como pegaba a las latas en Guarnizo. Como cuando bajaba a jugar al futbolín de La Vegana. El balón sorteó un huerto de piernas y acabó dentro en el minuto 107. Otra.
Otra más. La cuarta. Del tirón. Con semifinal con regusto de último partido ante el Atlético de Madrid que requirió de desempate en Zaragoza. Luego, la legión francesa, aunque se resolvió por KO en el primer asalto.
El cambio de década no cambió el palmarés. Quizás porque el destino a veces no es tan mal tipo, la última Copa de Europa de un vestuario eterno tuvo las mayores dotes de brillantez. Un broche. Incluyó una eliminatoria con el Barça en la que la Galerna silbó con gol en la Ciudad Condal. Pero, sobre todo, dejó una final que aún cuelga de una pared en el museo. Para muchos, la mejor de la historia. Diez goles y un puñado de registros para la leyenda ante el Eintracht Frankfurt. Di Stéfano anotó -ojo a esto- goles en cinco finales seguidas. Miguel Muñoz fue el primero en ganar como jugador y como entrenador. Y Gento... Gento seguía sumando.
No se vayan todavía, aún hay más. Rizar el rizo. Gento quiso salir a bailar una vez más con su chica. El último baile. Aunque al lado tuviera amigos distintos. Fue nexo entre épocas y capitán entre la juventud. Yeyé y ejemplo para los Pirri, Amancio, Grosso... La nueva hornada de campeones blancos. La Copa -cuentan- más inesperada con el Partizán como rival. La sexta. La cima.
Y no escribo más porque nadie puede contar qué hay después de seis Copas de Europa. Quién sabe. Tal vez la línea de la banda izquierda en la final de este año pintada con cal negra. O que el día que se juegue estalle una galerna. Como las que conocemos en el Cantábrico.
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