La Roja se deja una visita pendiente

Un temporal de lluvia arreciaba sobre Cantabria, pero el cielo se abrió en un imperativo amable que invitaba a disputar el partido. A pesar de la tromba de agua de días anteriores, el flamante césped de los nuevos Campos de Sport estaba casi en perfectas condiciones según los expertos municipales y los técnicos de las dos selecciones protagonistas, España y Hungría. Se notaba la mano y cuidados de José Luis Junco, quien fuera jefe de jardinería y mantenimiento del Racing en la década de los 90 y los primeros años del siglo XXI.

Era el 27 de marzo de 1991, hace ahora 29 años, y la selección española iba a jugar por primera vez en los nuevos Campos de Sport. La expectación tenía pletórica a la parroquia futbolera. La venta de entradas superaba la tarde del lunes anterior los tres millones de pesetas y más de 5.000 niños de la región acudieron gratis, invitados por el Ayuntamiento de Santander. «Estamos aquí porque queremos jugar bien y ganar», decía Guillermo Amor para aplacar los ánimos. Aunque lo cierto es que los de Luis Suárez cayeron ante los húngaros por 2-4 ante 21.000 espectadores. Se trataba de un partido amistoso y, aún así, todo un evento que no estuvo exento de polémica. El choque llegaba en mal momento en el calendario, pero la confrontación era un compromiso establecido muchos meses antes de preverse la pugna Barcelona-Atlético de Madrid por el título de Liga de esa temporada, donde estaban cifradas las esperanzas de meses y meses de trabajo. Los húngaros, líderes de su grupo en la Eurocopa, acababan de completar buenas actuaciones frente a Chile y Argentina, después de una temporada floja.

Entrenaron dos veces en las instalaciones del Club Parayas, en el Alto Maliaño. Apenas a cinco kilómetros de Santander, junto al aeropuerto. Vinieron, vieron y vencieron con goles de Kiprich (42' y 58') y Lorincz (53' y 88'), frente a los de Manolo (43') y Carlos Muñoz (83').

Con ese, han sido siete los partidos de la selección masculina que se han disputado en El Sardinero, si se tiene en cuenta la primera ocasión en que España jugó en Santander. Fue en 1927 y se impuso a Suiza por 1-0 con un gol del racinguista Óscar Rodríguez. En 1992, el equipo español ganó a Inglaterra (1-0) y en 1998 venció a Irlanda del Norte por un más que claro 4-1. Tuvieron que pasar seis años para que La Roja regresase a Cantabria. En 2004, una victoria ante Bélgica (2-0) en partido oficial, enderezó su clasificación para el Mundial de Alemania 2006. El cuadro de Luis Aragonés también venció a Canadá en el césped santanderino por 2-1 con goles de Tamudo y Morientes en 2005. El último partido de la selección masculina de España en Santander fue el 4 de junio de 2008. Contra Estados Unidos, con resultado de 1-0 para la Roja. Previo al triunfo en la Eurocopa.

El octavo hubiera sido el programado para el 9 de junio ante Lituania, seis días antes del debut en la cita continental de 2020.Pero la crisis del Covid-19 ha caído encima como una tramoya mal afianzada. Hasta la Eurocopa, históricamente acostumbrada al sobresalto y que ha sobrevivido a dictaduras, guerras y atentados, se ha pospuesto. Y con ella se ha llevado por delante las dos citas fijadas en Cantabria. Los amistosos de las selecciones españolas, masculina y femenina, este último en El Malecón. Aunque las jugadoras españolas ya se enfrentaron en los Campos de Sport, a finales de agosto de 2018, a Finlandia, con goleada a las finesas de por medio (5-1). Lo cierto es que el coronavirus se ha infiltrado en la vida cotidiana camuflado como palabras en una sopa de letras y hasta que desaparezca del panorama, el fútbol tendrá que esperar.

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