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El ascenso a Segunda RFEF del Cayón no va a sacar a los futbolistas gualdinegros de sus quehaceres diarios, pero sube la exigencia deportiva y aumenta la satisfacción personal. Dicen que el trabajo dignifica, pero en el fútbol modesto, lo que gusta, es cuando el trabajo de después del trabajo tiene premio. El salir corriendo del curro con la mochila a cuestas; el entrenar de noche, con frío, o incluso en solitario después de las ocho horas de rigor;el perderse partidos o momentos importantes porque coinciden con el deber... De repente, la pelotita entra y todo el esfuerzo empieza a tener sentido. Encaja como en un puzle sideral. El Cayón ha vuelto: «Sólo un equipo de pueblo, pero para muchos, el mejor equipo del mundo», reza su lema.
En esas alturas del balompié modesto es más bien el trabajo el que puede abandonar al fútbol y no al revés. Un ejemplo claro es Carlos Cagigas, quien casi sin haber terminado de celebrar el ascenso deshoja la margarita sobre su continuidad la próxima temporada: «Aún no he hablado nada. Es una competición más exigente, con viajes, y con la situación laboral y con dos hijos, se complica. Tengo que hablarlo con la familia y con el club». Es profesor en el Colegio Calasanz de Villacarriedo.
Seguro que le gusta que sus alumnos hagan los deberes con antelación. Como ha hecho el Cayón este curso. «En todas las temporadas que llevo jugando, nunca había acabado la Liga en abril. Pero, en este caso, es por una buena causa», reconoce.
El equipo de Sarón se ha impuesto en un sprint final muy igualado, «con cuatro equipos con posibilidades de ser campeón. Las victorias ante Tropezón y Escobedo fueron claves». Codo con codo, sacando de la carretera a dos rivales directos. Los de Luis Fernández fueron los más fuertes. ¿El secreto? «Es prácticamente el mismo equipo que logró el ascenso hace dos temporadas, con un grupo excelente y en un club muy familiar». Porque el Valle de Cayón tiene cantera, «y al que no es de aquí, le hacen sentir como si lo fuera».
Ha vivido en escalones superiores del fútbol. Tiene experiencia. Ycomo docente, tiene la lección aprendida:«La campaña anterior, pagamos la novatada. Hay equipos a los que no puedes jugar de tú a tu y tienes que usar tus armas. Yo creo que con un grupo similar al de este año, entrenando algún día más y profesionalizando un poco el club, se puede lograr la permanencia».
En una situación parecida le ha pillado el ascenso a Marcos Sáez, que también vivió el anterior paso por Segunda RFEF. Subida y caída. «Hemos vivido momentos buenos durante el año y también otros más duros. Pero el equipo ha sabido sacar adelante la presión, sobre todo en los últimos partidos ante Tropezón y Escobedo», rememora sobre una competición muy igualada, en la que «parecía que nadie quería ganarla, porque el que se ponía primero, fallaba». Sin embargo, los gualdinegros fueron «superiores en los duelos directos» cuando más importante era. «El ascenso ha sido especial para todos. Para los que lo viven por primera vez y para los que repetimos», agrega.
Y para él, «del pueblo», aún más especial. La clave, en su opinión, es «el grupo formado por jugadores y cuerpo técnico». También el tacto de la directiva, que les ha hecho jugar «sin la presión por conseguir el objetivo y apoyándonos en los momentos duros». Y, por supuesto, el apoyo de la afición cayonesa. «No es fácil ganar una Liga y menos para un equipo humilde». Un vestuario en el que «tenemos gente del pueblo y los que vienen de fuera suman».
Nisio Humara y su equipo directivo, otra cosa no, pero paciencia tienen un rato. «Tienen las ideas bastante claras y le dan confianza a la gente. También al entrenador –Luis Fernández–», pese al descenso del curso anterior. Una temporada en la que «pagamos el primer año en la categoría». «Quisimos llevar nuestro estilo, sin que nos quemase el balón y sufrimos, porque jugábamos bien, pero los resultados eran desfavorables. Nos fuimos adaptando y peleamos hasta el final». Aún así, lo vivió como «algo bonito y una experiencia inolvidable con el equipo del pueblo». Y ahora sirve como lección aprendida: «Ya no nos pillará por sorpresa».
Frigorista de profesión, su continuidad en el equipo tras el salto de categoría también precisa de reflexión. Como para Cagigas, en un lado de la balanza están los viajes y la exigencia y en el otro, el curro y la familia: «Si sales un sábado por la mañana y vuelves un domingo de madrugada... La gente más joven, que no trabaja, quizá pueda llevarlo mejor, pero otros tal vez entren a trabajar a las seis de la mañana del lunes...». Y en lo físico, «te tiras todo el año sufriendo para estar en el peso exacto y al 120 por ciento, porque ya vimos la temporada pasada que con el 100 no vale. Sabemos de la exigencia de una categoría en la que te enfrentar a gente profesional».
Otro futbolista con escamas y de la casa es Sergio Domínguez, 'Chili'. No ha tenido suerte esta campaña con los problemas físicos, pero aún así lo ha vivido como «algo fantástico. Ha sido una temporada increíble». «Debido a las lesiones, lo he disfrutado de otra manera, pero intensamente». Con mucha experiencia en el fútbol modesto, el cayonense no recuerda «una Liga tan apretada». Y en el desenlace final pone en valor a la grada: «En los momentos decisivos, la afición nos ha arropado». El Cayón ha logrado tres ascensos en su historia. Los dos últimos, en lo que va de esta década. «Parecía impensable repetir lo del año anterior, porque es un club humilde.
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