José Ángel Peláez
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José Ángel Peláez
José Ángel Peláez fue un hombre de Rubiales en la primera época, como antes había trabajado con Ángel María Villar. Llegó a formar parte de la directiva de la RFEF, aunque asegura que se fue alejando paulatinamente del expresidente hasta abandonar el puesto. Se ... mantiene, sin embargo, como miembro nato de la Asamblea en su condición de presidente de la Federación Cántabra, como ocurre con todas las territoriales. Su relación con Rubiales pasó de la distancia a la inexistencia el 25 de agosto, en aquella reunión de la asamblea en la que el aún presidente de la Federación Española filtró que iba a dimitir e hizo todo lo contrario. Peláez, que tiempo atrás había sido uno de sus hombres de confianza, dijo sentirse engañado y discutieron. Desde entonces, aclara, no han vuelto a hablar. Su dimisión y el fuerte desencuentro de aquel día les separaron definitivamente. La investigación sobre presuntas comisiones ilegales y otras irregularidades le mantiene atento por su condición de presidente territorial y como miembro de la asamblea. Lamenta el «daño» que se ha hecho a la institución, se muestra tranquilo en lo que respecta a su labor, no elude ninguna pregunta y repite con insistencia: «Respetando la presunción de inocencia, quien la haya hecho, si lo ha hecho, que la pague». Mientras, prepara la próxima convocatoria en la territorial, en la que salvo sorpresa mayúscula la suya será la única candidatura, de modo que seguirá al menos otros cuatro años más como máximo responsable del fútbol cántabro.
-¿Cómo vivió los sucesos del miércoles en la sede de la RFEF?
-Pues me sorprendió allí. Había ido esa misma mañana a Madrid porque tenía que hacer una serie de gestiones de la Federación Cántabra en la RFEF y cuando llegué a las diez y veinte me encontré la situación. Muy discreta al principio, hasta que vi a algunos agentes con chalecos de la UCO y lo que parecía la detención de uno de los acusados.
-¿Sorpresa por los hechos o sorpresa porque se produjeran en ese momento?
-Hombre, vamos a ver: el río ya sonaba con fuerza y cuando no se cumplen las resoluciones judiciales pueden pasar cosas como estas.
-¿Entiendo que algo sospechaba?
-No lo sé en profundidad, pero por lo que se ha escuchado parece que ha habido la negativa de algunas personas a entregar documentación a su debido tiempo o que sencillamente no la han entregado. Pero no lo puedo decir con rotundidad porque no estoy en esta historia.
-Pero fue directivo con Luis Rubiales. ¿Teme que el asunto le salpique?
-Ser directivo no significa que el presidente, o quien sea, te cuente las irregularidades que cometa. El que atraca bancos no se lo cuenta a los amigos cuando está tomando unas cervezas. Si es que se han cometido delitos, algo que se tiene que demostrar porque siempre quiero respetar la presunción de inocencia, es algo que está en la debilidad humana y tendrán que pagar por ello. Yo nunca pude ni sospechar que pudieran llegar a actuar de ese modo.
-¿Nunca le llamó nada la atención del comportamiento del presidente?
-A última hora sí veía cosas que no me gustaban y por eso me fui alejando de Rubiales. Cosas extrañas, pero no por eso tenían por qué ser delictivas. Vi cómo Luis Rubiales se aislaba cada vez más con un grupo de personas muy determinadas; un grupo muy cerrado al que no podía entrar nadie.
-¿Qué cosas extrañas?
-El gran crecimiento económico; el piso y demás. Aunque desconozco qué propiedades tenía al principio de su presidencia, me parecía un exceso de demostración de forma económica; me resultaba extraño. Y por eso me fui alejando a la vez que él cerraba su círculo en una serie de personas muy concretas que coinciden en su mayor parte con las que han sido detenidas.
-¿De modo que está tranquilo a título personal y como presidente de la Federación Cántabra?
-Tranquilos no podemos estar porque esto ha hecho un daño tremendo a la institución. Tengo la intranquilidad de que con todo de lo que venimos y ahora con esto, toca regenerar la institución cada vez más. Hemos pasado demasiadas cosas, y la gente ya no distingue; eso me preocupa mucho. Yo soy de los que piensa: 'si la has hecho, la pagas y, si no, la explicas'. Siempre respetando presunción de inocencia, si cuando te preguntan no dices nada, malo.
-¿Ha hablado con Rubiales?
-No hablo con él desde 25 de agosto, desde la discusión que tuvimos el día de asamblea -aquella en la que no dimitió tras el beso a Jenny Hermoso-.
-¿Y él ha tratado de contactar con usted?
-No desde el follón que tuvimos. Los dos tenemos carácter. No le he vuelto ni a ver y no sabía dónde anda. Me llevé una sorpresa cuando se difundió que estaba en República Dominicana.
-¿José Ángel Peláez tiene alguna relación con esta trama?
-No aparezco ni en la instrucción. Ni yo, ni ninguno de mis compañeros. Aquellas eran unas decisiones y unos contratos que se firmaban sin que ni siquiera supiéramos con quién. Nos enteraremos de mucho cuando levante el secreto sumario, porque la mayor parte son aún suposiciones. Lo que pasa es que si ha habido detenciones, porque otra cosa es que se te abra un proceso judicial que siga con su trámite, eso ya es más complicado.
-¿Cómo le afecta esta situación?
-Lo triste es que se mete en el saco a todas las personas que se desviven por las federaciones deportivas, que son miles. Y personajes así -se refiere a Rubiales- dañan la imagen.
-Por lo visto en los últimos años, la RFEF parecía un mercado persa...
-La Federación no. Lo eran determinadas personas dentro de la RFEF. Esto lo hicieron determinadas personas. No son actos de la institución; era valerse de una institución para hacer cosas que no se deben. La Federación Española de Fútbol tiene que estar protegida, porque vela por el deporte que practican 1.200.000 personas, y si un tío es un sinvergüenza, aunque sea el presidente, lo será él, pero no puede manchar como lo ha hecho el nombre de la RFEF, y menos si se demuestra que era para lucrarse económicamente de una forma tremenda. Ahora uno empieza a pensar por qué tantas ansias de construir un estadio, pero habrá que esperar a ver si todo lo que se dice es verdad.
-¿Afecta esta investigación de algún modo a la Federación Cántabra de Fútbol?
-La afecta como perteneciente a una institución que tiene su imagen por los suelos. Tocará trabajar para que RFEF sea la institución que queremos, pero a la Federación Cántabra no le concierne más allá de eso, porque no participa en la gestión de RFEF.
-A este ritmo, la Federación Española de Fútbol se va a quedar vacía...
-Realmente, los detenidos no son directivos; han detenido a personas que formaban parte de un entramado por debajo del presidente y que dependía de su gabinete, pero no eran directivos. Son sus abogados y sus amigos.
-En su momento apoyó a Luis Rubiales como presidente de la Federación...
-En aquel momento tenía que apoyar a Larrea, que era lo anterior -la época de Ángel María Villar, también investigada-, o a él. Yo entendía que era necesario un cambio y es verdad que se produjo, pero lo que no podía saber es que se fuera a producir con ese interés en enriquecerse.
-¿Cree que le citarán para la causa como testigo?
-No lo sé, pero si me llaman estaré encantado de acudir y diré la verdad y todo lo que sé, pero desde luego -Rubiales- no se reunía conmigo para explicarme lo que hacía ni me contaba si iba a haber una comisión ilegal.
-De paso, el registro y las detenciones han retrasado el proceso electoral que había puesto en marcha Pedro Rocha...
-El miércoles fue un día complicado. Yo ya no soy directivo de la RFEF, así que no puedo saberlo de primera mano, pero imagino que convocarán lo antes posible y explicarán lo que puedan, porque el proceso tiene que continuar por imperativo legal. A partir de ahí, habrá que superar a este presidente, tratar de levantar la imagen de la Federación y buscar sistemas mucho más efectivos de control a quienes la dirijan, porque está claro que estos no han funcionado.
-¿Tiene alguna postura la Federación Cántabra de cara al momento en que se formalicen las candidaturas?
-Nosotros en Cantabria siempre hacemos lo mismo: se reúne la asamblea general, decide a quién apoya y el presidente hace lo mismo. Cuando haya candidatos lo haremos y buscaremos lo que creamos que pueda ser mejor para el fútbol cántabro.
-¿Se plantea formar parte de alguna de ellas?
-No. Yo, si el día de mañana el que salga elegido quiere contar con nosotros o conmigo, estaré encantado de ayudar. Pero estoy también encantado en mi casa.
-¿Qué futuro augura a la Federación Española, después de tantos años de sucesión de escándalos de todo tipo?
-Espero de corazón que sea capaz de regenerarse y recuperar el buen nombre que debe tener. Esto que estamos viviendo es un problema generado por unas personas que llegaron a la institución para lucrarse, no de la institución en sí. La RFEF no ha cometido ningún delito, sino las personas que la han usado, y eso es muy distinto. Allí hay 500 trabajadores muy honrados a los que no se debe mezclar.
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