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Lo primero que hizo cuando le colgaron la medalla de oro al cuello, fue «pegarle un buen mordisco», por si acaso. Naara Miranda (Santander, 2004) lleva toda la vida dando patadas a un balón, primero en parques, pistas y hasta en el patio del colegio, ... hasta que un día descolgó el teléfono y al otro lado la voz Pedro Munitis le invitó a formar parte del Ave Fénix, en Reocín, el equipo con el que el exjugador del barrio Pesquero iba a dar sus primeros pasos como entrenador. Ni se lo pensó. Hacía mucho tiempo que su sueño era poder vestirse de corto cada fin de semana con un equipo de fútbol. Y es que hasta ese momento no había formaciones femeninas en Cantabria. Para ser futbolista dejó el patinaje, con el que ya se había proclamado campeona autonómica. Cambió los ruedines por la pelota. La pasión por el fútbol casi siempre gana.
–¿Qué tal sienta levantar la Copa del Mundo?
–¡Buah! es una pasada la verdad, casi no tengo palabras. Cuando me pusieron la medalla de oro le metí un buen mordisco, que es lo que se hace siempre.
–¿A dónde fue su mente en ese momento? ¿Para quién fue su primer pensamiento?
–Lo primero que pensé es en estar agradecida ahora mismo con mis dos pilares fundamentales que son los que me hacen seguir cada día y los que han hecho que yo pueda conseguir mi sueño, que son mis padres.
– Tuvo sus primeros minutos con la selección ante Japón, ¿qué sintió cuando Kenio González le dijo: 'Naara, calienta que sales'?
–Estaba nerviosa, muy nerviosa, pero yo pensé: 'Esos nervios se me quitarán en cuanto pise el campo'. La verdad es que tenía una ganas increíbles. Y así pasó. Luego pensé en hacer lo que hago cada día. Eso sí, cuando terminó el partido y vi toda la gente que había en el estadio y lo que habíamos conseguido, ahí ya se me hizo todo como muy grande.
–Campeona del Mundo sub 17 con la selección de fútbol, pero antes campeona autonómica de patinaje. ¿Cómo cambió los ruedines por la pelota?
–Cuando empecé intentaba compaginar los dos deportes y los estudios, pero llegó un momento en que no me daba tiempo a hacerlo todo, no tenía horas suficientes y tuve que decidir. Y elegí el fútbol. Me gustaba mucho más.
–¿Cómo empezó en el mundo de fútbol?
–Cuando yo era pequeñita mi madre no quería que jugara con niños, porque no había equipos femeninos en Cantabria todavía y ahí es donde entra Pedro Munitis. Cuando creó el Ave Fénix, en Reocín, y él era entrenador me llamó y me dio la oportunidad de empezar a jugar. Él me conocía y sabía que me gustaba el fútbol, que era mi ilusión y que no tenía equipo. Y cuando me dijo que fuera al Ave Fénix ni me lo pensé.
Inicios
– Va de triunfo en triunfo. Primero el Europeo de Bosnia Herzegovina, donde quedaron subcampeonas, y ahora el Mundial, que no se les ha resistido.
–Sí, la verdad es que nunca me hubiera imaginado que iba a poder conseguir lo que he logrado este año. Y ahora tengo muchas ganas de todo lo que venga.
–Después de ganar un Campeonato del Mundo ¿qué metas tiene? ¿Cuál su sueño? Quizá todo le parezca poco ahora.
–Ir a un Mundial, y sobre todo ganarlo, es lo máximo que puede conseguir un futbolista, pero ahora estoy centrada en seguir mejorando cada día y trabajando más para poder llegar lo más alto posible.
–¿Qué le han dicho sus compañeras del Racing Féminas?
–¡Jo! Pues están súper contentas y súper orgullosas de que haya vivido esa experiencia. Igual que mis padres. Los primeros mensajes que me llegaron fueron lógicamente de ellos. Por ejemplo una de las cosas que más me gusta es ver partidos de fútbol con mi padre en el sofá (risas).
–Con el Racing Féminas ahora que toca, ¿ascenso o permanencia?
–Diría que permanencia. Incluso diría que nuestro objetivo no es el ascenso, pero aspiramos a estar arriba en la tabla y estoy convencida de que aunque ahora los resultados no nos hayan acompañado del todo vamos a conseguir remontar.
– Su madre dice que es usted «muy burra», que «hace todo lo que se propone».
–Sí –comenta riendo– la verdad es que soy bastante cabezona y cuando me propongo algo doy todo lo que tengo, me vacío hasta conseguirlo. Y si no lo consigo sigo trabajando más duro para poder lograrlo.
Sueños de futuro
– ¿Quiere ser futbolista profesional o tiene otras aspiraciones además del fútbol?
–Quiero llegar a lo más alto en el fútbol, ser profesional, pero también quiero ser médico. Sé que este deporte exige sacrificio, entrenamiento diario, cuidar la alimentación, el descanso... Y la carrera de Medicina también es muy exigente. Diría que es la más difícil de todas, no solo por lo complicada, sino por horas. Sé que me va a costar poder compaginarlo, pero también sé que lo voy a conseguir. Eso sí, me gustaría estudiar, si logró entrar en la carrera, allí donde vaya a jugar al fútbol.
– ¿Quiénes son sus referentes?
–En fútbol femenino una de ellas es Ona Batlle, de la selección española, y en fútbol masculino Jesús Navas.
– ¿Qué papel ha jugado su familia en que se dedique al fútbol?
–Uno fundamental. Ahora mismo me ayudan un montón cuando tengo un bajón o estoy incómoda o paso un mal momento. Están siempre ahí. No hubiera podido lograr nada de esto sin su ayuda.
–Después de regresar de India ¿tenía ganas de algo en especial después de tanto tiempo fuera?
–¡Jo! ¡Sí, sí! Al volver a España le pedí a mi madre que me hiciese una tortilla de patatas, que hacía mucho que no la comía al estar allí concentradas y ¡tenía muchas ganas!.
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