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Imagen de una jugada del partido. María Gil
Fútbol | Gimnástica

La fe mueve montañas

Un testarazo de Rubén Palazuelos da la victoria a la Gimnástica en El Malecón y permite a los blanquiazules escalar un puesto en la clasificación

Adela Sanz

Torrelavega

Domingo, 17 de marzo 2019, 09:25

El partido de hace unos meses en Zubieta, donde la Gimnástica arrancó un empate, fue un

Gimnástica

Álex Ruiz; Fer, Ramiro, Cristian, Fermín; HugoVitienes, Cusi (Giovanni, m. 82), Alberto, Rozas (Salas, m. 81); Primo y Leandro (Palazuelos, m. 69).

1

-

0

Real Sociedad B

Zubiaurre, Álex Sola, Aihen Muñoz, Blasco, Ezkurdia, Zubimendi, Thior (Pecharromán, m. 78), Gorostidi, Celorrio (Olaizola, m. 68), Unai Veiga y Djouahra

  • goles 1-0 minuto 87 Palazuelos.

  • árbitro Subirats Matamoros, del comité catalán. Amonestó por el lado local a Rozas, Alberto y Primo y por el visitante a Thior, Zubimendi y Álex Sola.

  • incidencias Partido disputado en El Malecón con unos 2.000 espectadores.

Esta victoria puede representar más que los tres puntos que permiten a los blanquiazules ascender un puesto en la clasificación y situarse a cuatro de la salvación. Tal vez sea esa inyección de ánimo y confianza que va a necesitar en las próximas jornadas en las que su futuro en la categoría va a quedar definido. Pero eso es cosa del mañana.

Descartado Luis Alberto por lesión, Cristian ocupó su lugar en el centro de la defensa junto a Ramiro, en un once en el que destacó la ausencia de Palazuelos en el eje del centro del campo y la presencia de Rozas en la banda izquierda. Dani Mori planteó de inicio un 4-4-2, esquema en el que se siente más cómodo y que ha utilizado en tres de los cuatro encuentros que lleva al frente de la Gimnástica, en lugar del 4-1-4-1 que utilizó en el anterior partido en casa, el de la victoria frente al Oviedo B. Con Cusi y Alberto como pilares en el centro del campo y Vitienes en la derecha, Leandro desplazó su posición desde el interior izquierdo para formar dupla de ataque junto a Primo, máximo goleador blanquiazul. El asturiano se ciñó al guión esperado, a pesar de los cambios en la alineación.

La Real Sociedad B reaccionó acto seguido y en su primera aproximación a punto estuvo de marcar. En un saque de esquina recibió Ezkurdia en el interior del área y chutó de primeras, pero le salió un tiro potente pero centrado que detuvo Álex Ruiz, muy atento a la jugada. En el primer cuarto de hora la igualdad fue la nota dominante, con una Gimnástica cargada de intención y un rival peligroso en sus llegadas al área. La mejor oportunidad de los torrelaveguenses llegó gracias a Fer, que desde la derecha envió el balón al área y golpeó en la parte superior del larguero en una acción tan inesperada como fortuita. Poco después lo intentó Leandro, que tras una acción individual, su lanzamiento fue desviado por un defensa por detrás de la línea de fondo.

Mejor que su oponente el conjunto de Torrelavega antes del descanso. En los últimos minutos generó un par de buenas oportunidades más, pero falló a la hora de definir. Con un poco más de acierto, de puntería, de fortuna, pudo marcharse al vestuario con ventaja, pero exhibió los mismos defectos ofensivos que le han condenado esta temporada.

El equipo de Mori

El primer cuarto de hora tras el descanso se fue en un suspiro y sin que sucediera nada, más allá de un par de remates de Cusi, el primero demasiado suave y el segundo mal dirigido. Lo cierto es que los donostiarras, llegando bastante menos, daban la sensación de andar cerca del gol, como en el disparo desde lejos de Unai Veiga que se marchó fuera por unos centímetros. El partido entró en una fase de relativa complacencia y exigía algún cambio, un soplo de aire fresco que lo sacase de la monotonía. Jugar bien, si no llega el gol, sirve de bien poco. Por ese motivo jugadas como la de Rozas, digna de admiración por su despliegue físico y técnico, son estériles.

Dani Mori dio entrada a Palazuelos, que sustituyó a Leandro. Con la entrada del mediocentro trataba de darle más peso al fútbol en la medular además de una mayor pegada en las acciones a balón parado, tratando de aprovechar su buen disparo desde lejos y su superioridad en el juego aéreo en las acciones a balón parado. Pero los minutos se sucedían y seguía sin suceder nada. El resultado inicial parecía fijarse en los dígitos del marcador electrónico y crecía la inquietud en un aficionado que veía mejor a su equipo, que lo creía merecedor del triunfo, pero éste no llegaba. Empezaba a masticarse en el ambiente la sensación de que se estaba desaprovechando una buena oportunidad, una de las últimas de un equipo al que cada vez le van quedando menos, en una implacable cuenta atrás.

En los últimos diez minutos

Y el milagro se produjo. Otra vez en los últimos minutos, cuando el agua ya le llegaba al cuello. Como en el anterior partido en casa. Pero en esta ocasión el protagonista fue Rubén Palazuelos, que cumplió con su papel, haciendo bien aquello para lo que había entrado en el campo unos minutos antes. Centro de Fer desde la derecha y remate de cabeza del centrocampista, que puso el balón fuera del alcance del portero. Y con el gol llegó el éxtasis. Los futbolistas hicieron piña en el césped y el público hizo retumbar El Malecón con sus gritos de ¡Sí se puede! ¡Sí se puede! Porque sí: se puede.

Las oportunidades de que dispone la Gimnástica para mantener la categoría pasan por ganar los encuentros que dispute en casa, comenzando por el que esta ... tarde (El Malecón, 17.00 horas) enfrenta al equipo torrelaveguense con la Real Sociedad B. Vencer a los donostiarras es, por tanto, casi un deber para un conjunto al que cada vez le queda menos tiempo y que no puede permitirse un tropiezo, de ahí la relevancia de este choque, que adquiere la categoría de vital. La primera de las diez finales que le restan hasta que termine la Liga, en una cuenta atrás tan agónica como cargada de tensión y emociones. Tras la derrota de la pasada jornada en Logroño, que dejó tocado a un equipo que por primera vez en la temporada encajó tres goles, Dani Mori ha tratado de que los suyos dejen atrás el pasado, asuman y aprendan de los errores y miren hacia adelante, hacia el siguiente partido. Lejos de hacer cálculos y otear el horizonte que les aguarda, el asturiano prefiere fijar la vista en la siguiente etapa, en el próximo partido, hacer bien sus deberes y confiar. Pretende centrarse en lo que de ellos depende y olvidarse del resto, que se halla fuera de su alcance y solo puede generar más ansiedad.

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