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La derrota de la semana pasada ante el Marino de Luanco agrava la crisis deportiva de una Gimnástica que atraviesa su peor momento desde la llegada de Siro del Barrio a la presidencia hace casi cuatro años. Una racha de resultados nefasta ha sumido al ... equipo en una situación que amenaza su permanencia en Segunda RFEF. Fatiga, lesiones, problemas tácticos y presión psicológica son algunos de los problemas que se han añadido a un equipo que, en plena amortización de su deuda histórica, tiene que afrontar cada temporada con unos presupuestos muy reducidos.
Este es el principal problema de los blanquiazules. Cuentan con uno de los presupuestos más bajos del grupo 550.000 euros, solo por delante del Escobedo, Laredo y Llanera y con estas circunstancias no ha podido ni retener a algunos futbolistas, ni crear un bloque a largo plazo ni fichar jugadores diferenciales. Tampoco hay una política de cantera o, de haberla, no se han encontrado piezas válidas, con solo tres canteranos en el primer equipo: Chamorro, Diego Campo y Santamaría.
Este verano el entonces director deportivo, Fernando Varela –tampoco ha habido continuidad en esta área– hizo doce fichajes, a los que se ha unido Arredondo procedente del Basconia, en el mercado de invierno. Trató de combinar juventud y experiencia para formar una plantilla competitiva, pero se ha demostrado que el equipo acusa mucho las bajas del verano pasado. Futbolistas como el centrocampista Basurto y el delantero Javi Delgado no han tenido un relevo que ofreciera su mismo rendimiento y, en general, la mayor parte de los fichajes no ha funcionado.
Las lesiones también se han cebado con los gimnásticos. En la portería han caído sucesivamente en algún momento de la temporada Crespo y Miguel, lo que obligó a afrontar un partido con el juvenil Luis Palomeque en meta. Lo mismo ocurre con el veterano Guitián, que llegó para cubrir la plaza de Varo pero solo ha jugado 773 minutos de los 1.710 que se llevan disputados por lesión o sanción. También necesita la Gimnástica que el que fue su fichaje estrella de la temporada pasada, Edu Bedia, recupere su peso específico. Diferentes lesiones le han condenado a disputar solo cinco partidos de Liga.
Presupuestario. Es uno de losmás bajos de la categoría.
Anímico. La crisis de resultados ha restado confianza.
Lesiones. Muchas y defutbolistas importantes.
Dimisiones. Renuncias de entrenador y director deportivo.
Fichajes. Muchos no estánal nivel de sus predecesores.
Ambiente. Una parte de la grada no confiaba en el técnico.
Cantera. Solo tres canteranos en el primer equipo.
Bloque. No se ha podido crear un proyecto a largo plazo.
Juego. La Gimnástica marca poco y encaja con facilidad.
Sin suerte. Mala fortuna en algunos partidos.
Entre los llegados este verano Diego Campo y Primo (que suma cinco goles), están ofreciendo, más o menos, lo que se esperaba de ellos. Los jóvenes Juli y Uriarte, procedentes del Albericia, tampoco han rendido como se esperaba debido a sus lesiones y además han visto cómo Fran Martín su gran valedor, dejaba el banquillo de El Malecón. De los que renovaron el curso pasado, Chus Ruiz, destaca sobre los demás: es el jugador que más minutos ha disputado esta campaña, seguido de Alberto Gómez y Goñi.
La endeblez defensiva de una Gimnástica a la que se le generan ocasiones de gol con relativa facilidad no se ha compensado con facilidad goleadora. «Las jornadas pasan y seguimos sin ganar, entre otras cosas porque nos cuesta mucho hacer gol», reconocía la semana pasada su entrenador
El curso ya comenzó mal por la falta de conexión del técnico, Fran Martín, con un sector de la afición, lo que unido a otros factores y los problemas deportivos provocó su dimisión tras la tercera jornada. Le sustituyó Jaime Álvarez, procedente del Vetusta. El asturiano cambió hacia un estilo de juego más ofensivo que al principio generó expectativas, pero tardó siete jornadas en sumar la primera victoria.
13 fichajes
ha hecho laGimnástica: doce enverano y uno más eneste mercado de invierno.
Después, la crisis de resultados ha provocado un problema anímico en el vestuario, haciendo una vez más verdadero el aforismo de que el fútbol son estados de ánimo. No han llegado en ningún momento esos tres o cuatro resultados positivos consecutivos –ni siquiera la fortuna ha acompañado– para que el equipo recupere la confianza.
Síntoma de este estado de ánimo fue la dimisión el 4 de noviembre del director deportivo, que presentó su renuncia al no verse capaz de revertir la situación en el mercado de invierno pese al apoyo de la directiva, que en una economía de guerra ha conseguido desde su llegada ascender al equipo y amortizar deuda, pero que en el contexto que debe navegar tiene muy escaso margen de maniobra. Pocos supervivientes quedan así respecto al equipo deportivo de hace solo un año.
El año pasado, cuando el equipo ya atravesó problemas para mantener la categoría, la Gimnástica llegó a la 19ª jornada con cinco puntos más y terminó el curso con 41, unos guarismos que parecen en estos momentos muy lejanos y comprometen el futuro blanquiazul en la cuarta categoría del fútbol español.
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