Cuenta atrás para la permanencia

Los números necesarios para librarse del descenso e incluso del puesto de promoción no son una cifra estable, ya que fluctúan de temporada en temporada y dependen de diversos factores, pero los registros obtenidos en campañas anteriores permiten hacerse una idea aproximada. Así, por ejemplo, la temporada pasada (2017/2018), en ninguno de los cuatro grupos de Segunda B hicieron falta menos de 43 puntos para quedar decimoquinto (posición necesaria para librarse automáticamente del descenso), mientras que para jugar la promoción al menos hubo que llegar a los 39 puntos que sumó el Izarra al final de Liga. La campaña anterior (2016/2017) los números fueron más altos, ya que para salvarse del descenso y promoción hubo que sumar 46 puntos, y para jugar la promoción, 42.

Teniendo en cuenta estas cifras, que son meramente orientativas, la Gimnástica debería sobrepasar la cuarentena de puntos para quedar a salvo y rondarla para disputar la promoción. Traducido a la práctica, los torrelaveguenses -que ahora cuentan con 24 puntos- estarían obligados a sumar entre 18 y 20 en los once encuentros que restan. Dicho de otra forma, no pueden permitirse apenas tropiezos. En todo caso, deben mejorar sensiblemente sus registros de la temporada, que distan de acercarse a tales cifras. En las once primeras jornadas del campeonato, por ejemplo, la Gimnástica sumó 9 puntos, y lo más que ha acercado al objetivo sucedió entre las jornadas 10 y 20, en las que consiguió 13 puntos.

El reto que tiene por delante está difícil y la mayor parte de los precedentes están en su contra. Pero, aunque pocas, ha habido excepciones. Equipos que parecían condenados y que, en un gran sprint final, consiguieron la hazaña.

La Gimnástica es ahora penúltima, empatada a puntos con el Vitoria (24), a tres del Gernika (27), a cuatro del Izarra, que ocupa posición de promoción (28), y a seis del Tudelano (30), que marca la frontera de la salvación. Es decir, que para salir de las posiciones de descenso, los torrelaveguenses necesitan recortar una diferencia al menos de cuatro puntos, que son los que le separan del Izarra. La carrera por la salvación, no es un objetivo que pueda lograrse a corto plazo, y los de Mori necesitarán regularidad para limar la diferencia que tienen en su contra.

Para hacerse una idea de lo complicado del objetivo, basta echar una ojeada a lo sucedido, por ejemplo, en las dos temporadas anteriores en los grupos en los que militaban los conjuntos cántabros -el Racing, el Grupo II en la 2017/2018 y el Grupo I en la 2016/2017.

La campaña pasada a estas alturas de la Liga (disputada la jornada 27), las últimas seis plazas de la clasificación abarcaban al Izarra -decimoquinto con 28 puntos- y a un Caudal que con quince puntos era vigésimo y último. Entre medias estaban Vitoria (25 puntos), Lealtad (22), Peña Sport (20) y Osasuna B (19). Once jornadas después, al terminar la Liga, descendieron Caudal (19 puntos), Osasuna B (24 puntos), Lealtad (28 puntos) y Peña Sport (35 puntos), mientras que la promoción la disputó el Izarra (39 puntos). Ninguno de los que en la jornada 27 se hallaba en posición de descenso consiguió salir de ella y solo el Vitoria, en puesto de promoción, sumó los puntos necesarios para librarse de forma automática. En once partidos ningún conjunto -salvo el filial del Eibar- sumó más de 18 puntos en once partidos.

En el Grupo I de la 16/17, tras la jornada 27, era la Mutilvera la que ocupaba la décimo quinta plaza, con 30 puntos, seguida de Caudal (29 ), Palencia (27), Guijuelo (25), Arandina (23) y Somozas (vigésimo y último con 19 puntos). Al término del campeonato descendieron Somozas (24 puntos), Arandina (32 puntos), Palencia (38 puntos) y Mutilvera (43 puntos). Entre tanto el Burgos (45 puntos) disputó la promoción. Tres de los cuatro conjuntos que ocupaban puesto de descenso al final perdieron la categoría, a los que acompañó el Palencia, que entonces era decimosexto. El Guijuelo logró salvarse en una gran recta final. En once jornadas sumó 22 puntos, pasando de la posición decimoctava a la duodécima, una remontada tan encomiable como difícil de emular, pero sin duda alentadora para equipos como la Gimnástica, que cuentan, al menos, con un precedente y un espejo en el que mirarse.