La Gimnástica y su duelo con el Real Madrid
MI SAQUE DE ESQUINA ·
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La reciente desaparición de Pachín me ha transportado de nuevo a los años sesenta, a ese tiempo pasado que la nostalgia nos invita a pensar que fue mejor, aunque no siempre fuera así. Claro que, si tenemos en cuenta la actual situación, no hay ... dudas de ello cuando hablamos de la Gimnástica, el equipo donde Pachín comenzó a crecer como futbolista. El jugador de Torres, que llegó al Real Madrid donde se empachó de títulos deportivos (siete campeonatos de Liga, dos Copas de Europa, una Copa Intercontinental y una Copa del Generalísimo) se quedó sin haber disfrutado de una experiencia que le hubiera hecho igual de feliz que cualquiera de esos títulos: jugar en El Malecón o en el Bernabéu contra su Gimnástica. El emparejamiento de ambos equipos en la edición de Copa de 1967 abrió esa oportunidad, pero una lesión le impediría alinearse en los dos partidos que ambos equipos disputaron.
La Gimnástica de la temporada 1966-67, entonces en Segunda División, merece escribirse con letras grandes. Los aficionados tienen a gala evocar al equipo de la temporada 1949-50 que estuvo durante varias jornadas luchando por ascender a Primera, pero en 1967 consiguió algo único, superar al Racing en la clasificación y derrotarle en los dos partidos ligueros. Y como si el destino quisiera otorgar un premio por tal circunstancia, tras eliminar al Condal, Torrelavega recibió con satisfacción el emparejamiento con el Real Madrid en la segunda ronda de la Copa. Era el regreso soñado de Pachín a El Malecón, aunque no pudo vestirse de corto.
El 30 de abril de 1967, el Real Madrid, dirigido por Miguel Muñoz, se enfrentó en partido oficial a la Gimnástica. El Madrid había obtenido la última Copa de Europa (ya eran seis) con una alineación 'yeyé' que capitaneaba Paco Gento. Hacía unos días que acababa de finalizar el Campeonato de Liga, donde los blancos se habían proclamado campeones. Con el campo lleno hasta la bandera, antes del comienzo del encuentro, el presidente gimnástico, Ramón Obaya, hizo entrega a los cántabros del Real Madrid, Vicente Miera, Pachín y Paco Gento, de la insignia de oro y brillantes del club. El entrenador gimnástico, José Francisco Bermúdez, alineó a Cardoso; Rodríguez I, Gómez, Susi; Rodríguez II, Carlos; Badiola, Mateos, Gradín, Chani y Acero. El Real Madrid presentó a Betancort; Calpe, Zunzunegui, Miera; Félix Ruiz, Zoco; Serena, Juanito, Veloso, Velázquez y Rovira.
En la primera parte, la Gimnástica, con más ilusión e ímpetu que su rival, tuvo las ocasiones más claras ante la portería de Betancort, destacando un lanzamiento desviado de Acero y, sobre todo, un penalti que el propio Acero lanzó flojo y centrado en el minuto ocho y que el guardameta canario del Real Madrid atajó sin problemas. En apenas quince minutos de la segunda parte llegaron los goles. Tras salvar Cardoso un remate de Velázquez, el posterior saque de esquina fue rematado a la red por Félix Ruiz, anotando el primer gol madridista. Era el minuto 18 y, cuando apenas habían transcurrido dos más, una internada de Badiola por la derecha terminó en un centro que remató de cabeza Acero. Sin apenas tiempo para que los torrelaveguenses celebraran el empate, Rovira generó una gran jugada, marchándose de todos los defensas que le salieron al paso, y superando a Cardoso para adelantar al conjunto de la capital. Finalmente, en el minuto 28, el ex madridista Mateos lanzó una falta que, tras golpear en Calpe, batió a Betancort, estableciendo el empate final.
El empate a dos fue un gran resultado para el equipo local. En la siguiente semana, el 7 de mayo, se disputó en el Santiago Bernabéu el encuentro de vuelta. El Real Madrid, sin Pachín, que vio el partido desde las gradas, no se sintió cómodo durante el encuentro, aunque el gol de Félix Ruiz a los cinco minutos condicionó el planteamiento gimnástico. Los de Torrelavega consiguieron que el juego del conjunto madridista fuera más impreciso y con menos llegadas a la meta de Cardoso, y aunque tampoco se acercaban con frecuencia a las inmediaciones del área del Real Madrid, el cuadro cántabro creó algunas buenas ocasiones, como una de Chani a los veinte minutos de la segunda parte que deshizo Junquera lanzándose a los pies del jugador. Con el corto resultado de uno a cero se llegó al final del encuentro con los gimnásticos recibiendo ovaciones de la afición madridista.
Fue una gran temporada gimnástica que se culminó con otro premio, jugar en El Malecón contra el Peñarol de Montevideo, uno de los mejores equipos del mundo del momento y último campeón de la Copa Intercontinental. Aunque la nostalgia nos engañe, para los gimnásticos sí que aquel tiempo pasado fue mejor.
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