Las grietas del muro blanquiazul

El equipo no hacía apenas goles -solo había marcado dos en esos cinco partidos (uno al Mirandés y otro al Arenas)- pero al menos se mostraba firme atrás y se había convertido en uno de los conjuntos menos goleados del campeonato. De hecho, hasta la jornada 13 solo había recibido doce tantos, registro que en todo el grupo solo mejoraban la UD Logroñés (6º), con siete tantos en contra; los dos primeros, Racing y Barakaldo, con nueve cada uno y el Arenas (8º) y el Sporting B (5º), con diez, mientras que el Mirandés (4º) igualaba los números de los blanquiazules, también con doce tantos en su contra. Ninguno de los equipos que le sucedían en la clasificación se acercaba siquiera a los registros de la Gimnástica. El Real Unión y el Tudelano, que la precedían y la seguían en la tabla, respectivamente, habían encajado 19. Ya por entonces, a mediados de noviembre, el de Pablo Lago era el equipo menos goleador del grupo, con solo siete tantos en trece jornadas, pero su eficiencia en su propio área paliaba su ineficacia en la otra.

Pero algo ha cambiado en las últimas jornadas. Y lo ha hecho para mal. Desde la derrota frente al Racing (1-0), la Gimnástica no ha sumado un solo punto. Perdió en casa frente a la Cultural de Durango (1-2), en su visita a Barakaldo (1-0) y el domingo contra el Langreo (0-2). Cuatro derrotas consecutivas que arrojan unos números muy pobres: cero puntos, un solo gol a favor y seis en contra (exactamente la mitad en los cuatro últimos partidos que en los trece anteriores).

Registros que han arrastrado a los gimnásticos hacia el fondo de la tabla con trece puntos, los mismos que Gernika y a tres de la decimoquinta plaza que ocupa el Amorebieta (la clasificación está muy apretada por la parte de abajo, algo que sin duda es positivo para los blanquiazules).

La cuestión que a la mayoría de los gimnásticos preocupa es qué ha llevado a esta situación, qué ha cambiado en los últimos partidos para que un equipo que era bastante sólido atrás haya perdido buena parte de esa fortaleza. ¿El esquema táctico, tal vez? Frente a Racing, Cultural de Durango y Barakaldo, la Gimnástica salió de inicio con una defensa de cinco, dos mediocentros, un par de interiores y un delantero. En su último partido, ante el Langreo, Pablo Lago optó por el 1-4-4-2. Ninguno de los dos dibujos han sido usados por el asturiano eran nuevos. El primero de ellos ya lo había empleado antes. Con él se estrenó en Liga en Irún, por ejemplo, logrando un empate que supo a poco, y ese mismo esquema le valió en Gobela para llevarse los tres puntos y para empatar con el Izarra en El Malecón (0-0). Con cinco defensas y una variante con dos delanteros jugó también en Leioa (2-1) y en Zubieta contra la Real B (0-0).

En cuanto al esquema con cuatro atrás y dos arriba fue uno de los dibujos más empleados en los partidos en casa. Así salió frente al Athletic B en Santa Ana (0-0), contra el Gernika (1-0) y UD Logroñés (0-1), y lejos de casa, en Oviedo (2-0). También ha usado el asturiano las variantes 1-4-1-4-1 (Tudelano, Vitoria, Amorebieta -tres derrotas-) y 1-4-2-3-1 (Mirandés -victoria-).

En cuanto a las alineaciones, la Gimnástica, ateniéndose estrictamente a los últimos cuatro partidos, ha presentado otros tantos onces. Cuatro futbolistas han sido titulares en todos ellos. Se trata del guardameta Álex Ruiz, el lateral derecho Fer y los centrales Cristian y Bardanca. Otros seis han salido de inicio en tres partidos: Camus, Luis Alberto, Palazuelos, Víctor, Nacho Rodríguez y Fermín. Sanciones unas veces, molestias físicas, otras, y decisiones técnicas han jugado un papel determinante muchas veces.