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De izquierda a derecha Jaime Herrera, Raúl Toca, Marcelo Rodríguez y Andrea Noriega. Roberto Ruiz
Los herederos de Seve
Golf

Los herederos de Seve

Espejo. Ballesteros es uno de esos deportistas que arrastra a las generaciones posteriores, incluso a las más jóvenes, que tratan de seguir la senda del genio de Pedreña

Leila Bensghaiyar

Santander

Domingo, 2 de mayo 2021, 07:39

El golfista de los golpes imposibles. Transmitía como nadie y era puro imán para el aficionado. El cántabro Severiano Ballesteros, conocido mundialmente, fue quien generó afición a este deporte en España y le dio lustre. Por no hablar de un palmarés difícilmente igualable: seis Ryder Cup, dos Masters de Augusta, tres British Open, títulos en el Circuito Europeo, Copas y Campeonatos del Mundo... Seve, de cuyo fallecimiento se cumplen diez años este próximo viernes, 7 de mayo, creó escuela. Es de esa clase de deportistas que arrastra a las generaciones posteriores. Incluso a los más jóvenes, que siguiendo la senda del cántabro, se impregnan de su ambición; la del jugador que quiere hacer uno en un par cuatro.

«Cuando yo empecé a jugar al golf Seve seguía vivo y estábamos en el mismo campo y eso te ayudaba a querer mejorar, porque decías: 'Joer, Seve me está mirando', y pensabas: 'quiero hacerlo bien'», cuenta Marcelo Rodríguez Altónaga (Santander, 2000), jugador del Real Club de Golf de Pedreña. El golfista, que empezó a pegar bolas a los seis años de la mano de sus abuelos, conoce muy bien la figura de Ballesteros, y no solo por compartir campo. «Mi abuelo fue muy amigo suyo, porque fue su médico en algunos torneos, y además jugó muchas veces con él. Hace pocos meses me regaló un álbum que tenía él en el campo jugando con Seve Ballesteros, que le tengo guardado», asegura. De boca de su abuelo ha oído muchas historias del genio de Pedreña, pero recuerda una en particular: cuando su familia fue a verlo a un British Open. Severiano ni siquiera ganó, pero eso era lo de menos. «Me dijo que era impresionante verle jugar. Ibas al campo a ver a Seve. Daba igual que quedara el último que no, porque sabías que iba a dar espectáculo, que se iba a ir a un árbol y la iba a tirar a green, que iba a pegar un drive de 300 yardas, que en esa época era muchísimo, y era un juego diferente, divertido».

Marcelo, que el pasado fin de semana quedó en la segunda plaza del Regional masculino, no cree que «ni ahora ni en un futuro haya persona que se parezca a él», pero sí se mira en su espejo. «Mi referencia es la disciplina, porque el talento tienes que nacer con ello», reflexiona, pero sabe bien que el idilio entre el palo y la bola solo llega con la constancia. «Ramón Sota y Seve iban a jugar a Pedreña a las nueve de la mañana con 200 bolas y se iban al bunker. Las recogían ellos, volvían a sacar, las recogían, volvían a sacar... Bajaban a pegar 500 bolas e iban al campo todos los días», cuenta con admiración. Unas señas de identidad que él procura reproducir, como quien repasa con un lápiz un papel de calco sobre una obra de arte. «La consistencia y la disciplina que tenía en el juego son mis referentes», comenta. Y aunque sueña con ser profesional y llegar a los circuitos importantes como el European Tour y el americano, sabe que es complicado; por eso tiene un plan B para que su carrera se funda con los greenes, palos y banderas. «Me gustaría vincularla con el golf, ya sea con un máster en gerencia para llevar campos o algo parecido, si puede ser en España y si no en Irlanda del Norte». Pero del genio de Pedreña además de su ideario atesora un palo y una gorra. «Jugué un torneo de la Fundación Severiano Ballesteros, quedé sexto y me dio un palo. Yo estaba súper emocionado y después de la comida fui corriendo con una gorra y le dije: 'Seve, por favor ¡Me la puedes firmar, me las puedes firmar! Y sigo teniendo esa gorra en casa».

«Intento seguir siempre su tipo de juego cuando él confiaba en todas sus posibilidades y peleaba hasta el último putt»

Natalia Rodríguez, Golfista

«Mi referencia es la disciplina y la consistencia que tenía en el juego, porque el talento tienes que nacer con ello»

Marcelo Rodríguez, Golfista

Una igual tiene Andrea Noriega (Torrelavega, 1996). La jugadora de La Junquera empuña un palo casi desde que sabe andar. «Llevo jugando toda la vida, desde los seis años que mis padres me pudieron sacar la licencia», recuerda la campeona del Regional femenino que se disputó el pasado fin de semana. Y desde esos primeros pasos sobre la mullida alfombra del campo de Pedreña se ha impregnado de la esencia de Ballesteros a fuerza de verlo por allí. «Era un icono y creo que todos nos queremos parecer a él», reconoce. «Seve se bajaba a las entregas de premios, nos los daba, solíamos hablar con él y era uno más de los que estaba allí».

El juego de Andrea tiene en común con el de Seve la perseverancia y el intentar sacar los golpes difíciles. Sin claudicar ni rendirse. «Cuando se te va una bola a los árboles siempre te acuerdas de Seve y dices: 'Jo, vamos a dar un golpe como los que hacia él para sacarla de esa situación difícil», algo que la torrelaveguense ha hecho en más de una ocasión. «Me acuerdo de una vez que sí que la he sacado así en La Junquera, en un torneo, y fue espectacular porque era un golpe que tenía que salir sí o sí por donde habíamos calculado y salió. Acabó perfecta en el green», cuenta con una amplia sonrisa.

Campeones del mundo

Jaime Herrera (Santander, 1999) y Raúl Toca (Santander, 1998) han saboreado varios Campeonatos de España, pero igual que Seve, también saben lo que es llevarse de calle un Campeonato del Mundo. El de Pedreña tiene cinco Mundiales de Match Play en su haber y los jugadores del Club de Golf Mataleñas tocaron la cima del mundo hace tres años, en 2018, cuando se hicieron con el primer puesto del Campeonato Mundial de Dobles de Pitch & Putt en Las Palmeras Golf de Gran Canaria. Aunque Jaime considera que «parecerse es una palabra muy fuerte hablando de Seve», su juego corto se asemeja al del gran golfista. «Se puede hacer un pequeño símil en el juego corto. Soy una persona que recupera muy bien y sale muy bien de las dificultades, y creo que es donde más se puede parecer. También en la perseverancia, porque le meto muchas horas».

«En el juego corto y en la perseverancia es donde más nos podemos parecer. Recupero muy bien y salgo bien de las dificultades»

Jaime Herrera, Golfista

«Cuando se te va una bola a los árboles siempre te acuerdas y dices: 'Jo, vamos a dar un golpe como los de Seve'»

Andrea Noriega, Golfista

«Era siempre el primero en llegar y el último en salir. Él que más horas le echaba con diferencia, eso sí que lo intento imitar»

Raúl Toca, Golfista

Raúl, que iba para futbolista, pero cambió el balón por los palos, también le tiene muy presente. Su padre, que también juega al golf, le ha contado muchas historias. «A él le daba clase Ramón Sota padre, y decía que Seve siempre era el primero en llegar y el último en salir de la cancha, que era el que más horas le echaba de todos con mucha diferencia y eso sí que lo intento imitar», reconoce. Aunque también confiesa que tienen otro aspecto en común. «Los dos fallamos muchísimas calles y nos gusta ir por los árboles, pero el recuperaba bastante mejor que yo», explica entre risas.

Y es que Seve revolucionó el golf mundial con su particular forma de entender este deporte. Inventándose golpes inimaginables y sobre todo con su propia historia, que se corresponde milimétricamente con la de un luchador. Un recurso que Raúl sacó a relucir en el Mundial de Pitch & Putt. «Coincidía con el cumpleaños de Jaime, que estaba jugando impresionante el día de entrenamiento, pero yo lo estaba haciendo horrible. Me quedé allí todo el día entrenando después de jugar, hasta que me cerraron el campo». Insistir persistir y nunca desistir, marca de la casa de Ballesteros. «Luego los días de juego fueron una locura. Jugamos con mucha cabeza, hicimos muy buenos tiros y en el hoyo 15 nos dijo un fotógrafo que íbamos ganando por seis o siete golpes. En ese momento nos abrazamos en mitad del green», revive orgulloso, y lanza una mirada cómplice a su compañero. «Sí, es el torneo más bonito y feliz de mi vida. Me hacía especial ilusión porque celebrar mis 18 años con ser campeón del Mundo era apasionante», le complementa Jaime. Para los dos es imposible escapar del legado del ganador de cinco Majors y que dejó una herencia imborrable en Europa y sobre todo en Cantabria. La enorme figura del chico de Pedreña cambió el golf para siempre.

Natalia Rodríguez efectúa un golpe durante un torneo. DM

Valentía, determinación y la mirada de 'killer' de Severiano en el Campeonato de España sub 16 de Alicante

Sus padres le regalaron unos palos de plástico de 'Hello Kitty' a los cinco años y solo un año después ya formaba parte de la escuela de Abra del Pas. «A partir de ahí pude sacar la licencia, empecé a salir al campo y al jugar con los demás niños y cada vez me gustaba más», cuenta desde Alicante Natalia Rodríguez (Santander, 2005). La jugadora de Santa Marina participa este fin de semana en el Campeonato de España sub 16 femenino que se celebra en Alicante Golf y es la tercera prueba del Programa Objetivo 2023, una iniciativa promovida por la Real Federación Española de Golf , que ofrecerá a sus mejores clasificadas la posibilidad de vivir una semana mágica en la Solheim Cup que se celebrará este año en Toledo, Ohio (Estado Unidos).

Natalia lleva escuchando el nombre de Severiano Ballesteros ya desde sus inicios. «Santiago Carriles, nuestro profesor, siempre nos hablaba de él y mi padre, que siempre que podía le gustaba ver golf, le tenía muy presente», comenta. La jugadora conoce el estilo de Ballesteros al dedillo. «Seve, como era un jugador que pegaba mucho, pero no cogía muchas calles, tenía que inventarse golpes que solo se le ocurrían a él y que eran imposibles para otros, como tirar de rodillas o desde un parking o encima de un árbol... Él siempre decía que le gustaría que las calles fuesen más estrechas y todo el mundo tendría que jugar desde el rough, y no solo él», recita con la gratitud de una alumna aventajada, que además de saberse la lección, la disfruta. Además, Natalia, igual que el de Pedreña, se ha prescrito una receta monocorde de trabajo, trabajo y trabajo. «Me identifico mucho con el juego de Seve a la hora de Match Play. Intento siempre seguir su tipo de juego cuando él confiaba en todas sus posibilidades y peleaba hasta el último putt del último hoyo», reconoce. Y hay otra cosa más que ha 'heredado' de un jugador que ha hecho vibrar como muy pocos. La mirada de 'killer' de Ballesteros. «En los Match Play Seve miraba a los ojos a sus contrincantes como para imponerles, y yo hago lo mismo».

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