![El legado de Seve se prolonga en sus diseños de campos](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202105/09/media/cortadas/64296685--1248x1752.jpg)
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ADELA SANZ
SANTANDER.
Domingo, 9 de mayo 2021, 08:50
Severiano Ballesteros era un apasionado del golf, pero no solo en su faceta de deportista, sino también de los campos donde se practica, a cuyo diseño dedicó gran parte de su trayectoria. En particular en los últimos años, una vez que ya había colgado ... los palos como profesional. «Lo que tenía Seve de singular es que no era un golfista al uso que se limitaba a su profesión y a sacar buenos resultados. Él era un embajador a nivel mundial en todo lo relacionado con este deporte», cuenta Gonzalo Lavín quien, junto a su hermano Antonio, fue colaborador del de Pedreña durante más de 30 años en su compañía de diseño Trajectory, desde su fundación hasta el fallecimiento del golfista.
A partir de 1982, Gonzalo Lavín padre empezó a trabajar con Severiano Ballesteros en el diseño de campos de golf. Un par de años más tarde, Gonzalo y Antonio, hijos del primero, comenzaron a colaborar en este proyecto y durante 27 años tuvieron la oportunidad de trabajar codo con codo con el pedreñero y desarrollar una concepción propia de diseño de campos de golf que se ha plasmado en medio centenar de proyectos en diferentes países.
Los Lavín Rodríguez quieren «mantener vivo su legado y lo que nos enseñó durante todo ese tiempo». La leyenda del golf no solo ansiaba acumular éxitos, «quería que el golf llegase a todo el mundo. Y más en ese momento en España, donde era un deporte con el sambenito de elitista. Ballesteros deseaba que hubiera campos para todos», añade. Un ejemplo de esta democratización «lo tenemos en Santander, en el campo de Mataleñas, que fue el primero de propiedad municipal y de carácter público de España. El interés de Ballesteros por los campos y su diseño llegó mucho antes de que buscara alternativas a su carrera deportiva. Es más, los hermanos recuerdan que en 1976, «cuando Seve volvió de quedar segundo en el Open Británico, nos lo encontramos en el bar 'El Culebrero' en Pedreña. Nuestro padre lo saludó y le dimos todos la enhorabuena. En ese momento Ballesteros estaba haciendo la mili en Madrid y mi padre le dijo que acababa de diseñar un campo en Córdoba y hablaron de la posibilidad de ir y que hiciera una exhibición. Entonces le dijo: 'No se preocupe, Don Gonzalo, que acabaremos haciendo campos de golf juntos'. Él sabía que cuando no jugase tantos torneos, era una salida que le apasionaba».
En su faceta como profesional «siempre hablaba del golf natural tanto para el swing como para los campos», explica Gonzalo. Esa filosofía del pedreñero era la suma de dos conceptos: «el minimalismo y la sostenibilidad», cuentan los hermanos Lavín.
Ballesteros apostaba por «suprimir todo lo superfluo y que un campo de golf tuviera los elementos necesarios. No sobreactuar sobre él. A eso se suma el concepto de sostenibilidad, que el mantenimiento sea lo más económico posible y tenga los recursos suficientes», comentan. Ese respeto por el entorno y el medio ambiente es propio de los campos de Seve y uno de los rasgos característicos que se ha mantenido como marca de la filosofía. Es más, sus proyectos recibieron en varias ocasiones el distintivo Premio Madera Verde, reconociendo la responsabilidad ambiental en estas instalaciones. Así, en 2006 recayó en Buenavista Golf (Isla Baja, Tenerife). En el 2007, la distinción fue para el campo cántabro de Santa Marina en San Vicente de la Barquera, y al año siguiente se lo llevó el Izki Golf (Álava).
Así todo, el debut de la leyenda del golf fue con el diseño del campo de golf Real Novo Sancti Petri Golf Club en Cádiz. Ballesteros apostó por una gran variedad de calles ondulantes y greens con desniveles, protegidos por bunkers, obstáculos de agua y abundante vegetación típica de la zona (pinos, alcornoques, lentiscos, olivos, etc.), lo que exige al jugador la máxima concentración y precisión a la hora de atacar las banderas.
Seve «nos iba trasladando sus inquietudes y por la mañana temprano, después de darle muchas vueltas a la cabeza, llamaba con sus ideas o propuestas. Todo lo que iba viendo en sus viajes lo desarrollaba e intentaba aplicarlo en los proyectos». En su tierra, aún así, se puede disfrutar de varios trabajos de diseño del genial golfista. A Santa Marina se le une «el Ramón Sota en Agüero, que es un ejemplo de escuela de golf con nueve hoyos de par 3 y que es un complejo ideal para la enseñanza, así como los nueve hoyos en Pedreña, aprovechando las laderas que dan al Cubas».
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