Una incertidumbre olímpica

Dudas e incertidumbre. A pesar de que el aplazamiento de los Juegos parecía la crónica de una muerte anunciada, la decisión del COI es un revés para los deportistas cántabros que llevaban mucho tiempo preparando la cita en el país nipón. Horas y horas de esfuerzo invertidas en llegar a Tokio se quedan ahora en el aire. En suspenso. Como la amenaza invisible que supone el Covid-19. Aunque el sentir general es que esta pesadilla tiene fecha de caducidad y para entonces es importante llegar en las mejores condiciones posibles a la nueva fecha. Por eso, a pesar de la decepción, la mayoría está enfrascada en mantener su condición física y a la espera de las decisiones de sus federaciones en materia de competición. Y hay una certeza: Todos quieren llegar a Tokio, cundo se celebren los Juegos, con los objetivos intactos.

En febrero, en el Preolímpico de Serbia -estaba previsto que fuese en China, pero el coronavirus obligó a cambiarlo- reconoce que la llamaban alarmista, ya que jugaban contra la selección del país asiático. «Y el tiempo me ha dado la razón», señala Laura Nicholls (Santander, 1989). Bastante ha tenido con salir de Turquía, donde jugaba con el Fenerbahce, antes de que no pudiese hacerlo. Laura se emociona al señalar que «me gusta estar cerca de mi familia y de la gente que ahora mismo trabaja arriesgándose por todos». Aplazar los Juegos es lógico porque los deportistas «merecemos llegar en las mejores condiciones posibles». Y ni piensa en la nueva fecha. «Si entendemos esto, habrá que entender lo otro y adaptarse».

Antes de que se declarase el estado de alarma, Carlos Tobalina (Castro Urdiales, 1985) ya se fue para casa. Sin perder el buen humor, lo lleva «como mejor se puede, pero es duro». Aún le quedaban opciones para ir a unos Juegos que aunque el COI no ha dicho de forma oficial que aplaza, se da por sentado. «Y debería haberse producido hace más tiempo». Desde hace bastantes días, para el castreño el deporte ha pasado a un segundo plano. «Hay que controlar esto y encontrar una cura. Y luego, ya nos preocuparemos de lo demás. Me parece egoísta pensar en el deporte». Aunque también entiende a cientos de compañeros que, como él, se han preparado miles de horas para llegar a Tokio. Al igual que Laura Nicholls, no le da ni la más mínima importancia a cuándo sean los Juegos. «No hay que volverse loco. Cuando los pongan. Aunque mi retirada esté cerca de ellos»

«Aquí -en Polonia- estamos en aislamiento y aunque no tenemos la obligatoriedad de una situación de alarma, llevamos desde que se decretó en España confinados», explica Álex Dujshebaev (Santander, 1992).

En relación a la cita de Tokio, el mayor de los Dujshebaev apuesta por la calma y esperar nuevas informaciones: «Solo nos queda esperar hasta que decidan las nuevas fechas. Desde luego es una situación compleja y está claro que hay muchos factores implicados. Al final los Juegos Olímpicos son la competición más grande que existe y es muy difícil coordinarlo. Lo que está claro es que lo prioritario es la salud de deportistas, espectadores, jueces y de los propios organizadores. Si la salud no se puede asegurar, no tiene sentido disputarlos».

Carlota Fernández (Noja, 1995) ha reconvertido su terraza en un tatami. En uno muy pequeño. Su próxima cita deportiva era el preolímpico, la última parada antes de poner rumbo a Tokio con la plaza bajo el brazo. «Era lo único que nos quedaba», explica la nojeña. «Se iba a celebrar en mayo, pero se cambió de fecha hasta junio. Ahora ni siquiera estamos seguros de que se mantenga tras la decisión de aplazar los Juegos». La karateka reconoce que «todavía no tenemos más información. Manejamos la misma que el resto de españoles así que habrá que esperar nuevas noticias», añade.

En su caso, la decisión «personalmente ni me favorece ni me perjudica ya que todavía tengo dos meses por delante para preparar el preolímpico y tengo la suerte de tener a mi entrenador y preparador en casa, así que no he parado en ningún momento».

A la desinformación sobre si se modificará o no la recta final por la carrera olímpica, se añade la imposibilidad de entrenar la «táctica» en el combate, ya que «la movilidad se reduce mucho. Tenemos una terraza y es donde hemos montado el tatami, pero las dimensiones son las que son y no pueden suplir el espacio que tenemos en el día a día».

«Igual en junio empezamos a funcionar y a recuperar un poco la normalidad...». Ismael Esteban (Torrelavega, 1983) sobrevive con el rodillo el confinamiento que irá para un mes. A lomos de una bicicleta de montaña, el doble campeón de España de ciclocross se había propuesto ser olímpico. En mayo se hubiese jugado la clasificación en el Europeo de Suiza y en la Copa del Mundo en la República Checa. Pero todo, al igual que los Juegos, se ha ido al traste. Su intuición es que tal y como está el panorama mundial por el coronavirus, los Juegos de Tokio «serán ya en 2021». Si él, a pesar del rodillo, perderá bastante la forma, no quiere ni imaginarse a otros deportistas españoles, «como los nadadores»

Virginia Díaz (Astillero, 1991) se mantiene firme en su plan de mantenimiento deportivo. «Aunque los Juegos se han aplazado, todavía hay un mes de plazo hasta que se confirme la nueva fecha así que no hay que parar». En el caso de los remeros, el confinamiento no es tan terrible. «Normalmente cuando vamos de concentración estamos mucho tiempo en una residencia sin salir, así que es algo a lo que estoy hecha». La realidad es que la situación en relación a los Juegos «no sienta bien porque la planificación estaba orientada totalmente a junio, pero no podemos hacer nada más que aceptarlo ya que es un problema de salud mundial. Tenemos que seguir adelante sin perder la esperanza y el sueño de formar parte de Tokio».

«Me da rabia y pena, pero habrá que esperar para disputar los Juegos», se lamenta Beatriz Pérez (Santander, 1991), una de las figuras de la selección y del Club de Campo. La cántabra, que ya fue olímpica en 2016, era una de las deportistas que tenía la plaza casi asegurada para competir en Tokio 2020 y que ahora, tras la decisión del COI, se encuentra a la espera en una situación de incertidumbre. La Comisión Deportiva de la Federación de Hockey paró su actividad de Ligas y competiciones nacionales el fin de semana del 14 y 15 de marzo. Y con la nueva prorróga del estado de alarma no hay visos de que se retome por el momento. Ahora toca resignarse y armarse de paciencia. «Hay que esperar a ver qué pasa con todo. Cuánto vamos a estar en esta situación y que se solucione lo antes posible». Pérez no había perdido la esperanza y creía que era posible que los Juegos «se realizaran en las fechas previstas, porque además desde Tokio se insistía mucho, pero los acontecimientos no van a permitirlo».

Al portero de la selección española de hockey hierba Mario Garín (Santander, 1992) la decisión del COI le ha sentado como un jarro de agua fría. «Personalmente desilusiona, ya que es un acontecimiento que llevas esperando cuatro años en los que trabajas duro y pasas por momentos críticos y ahora que lo tienes a cuatro o cinco meses ves que no será posible», explica.

La decisión de postergar los Juegos ha pillado al santanderino «un poco por sorpresa, porque aunque existía esta posibilidad el COI dejó claro que se celebrarían en la fecha acordada». Ahora, no queda otra que esperar. «La situación está en el aire y no sabemos qué pasará ni cuáles serán las fechas de aplazamiento, pero hay que seguir trabajando duro para llegar de la mejor forma posible a los Juegos». Mientras espera confinado, trata de mantener su forma física. «Tenemos un preparador físico que nos pasa los planes semanales de trabajo para hacer en casa y una nutricionista que nos indica cuál es la mejor alimentación posible», finaliza.

«La incertidumbre en el judo es máxima», asegura Alfonso Urquiza (Santoña, 1994). El judoka, que entrena en el CAR de Valencia y ahora está en Santoña tras el cierre del centro de alto rendimiento, reconoce que «la verdad es que ahora no sabemos. Nos quedan seis torneos por disputar y se han cancelado cinco a cuenta del coronavirus».En el caso del judo, las suspensiones comenzaron antes que en el resto de deportes. «Ahora, en el calendario nos queda un solo torneo así que habrá que rediseñarlo de nuevo» y, para ello, «la Federación Española está trabajando en paralelo con el Comité Olímpico».

En su caso, el aplazamiento «me favorece porque estuve seis meses lesionado y eso me hizo quedarme fuera del ranking de clasificados directos», cuenta el santoñés que quiere vivir en Tokio su primera cita olímpica.

De momento, «los judokas estamos parados en Europa, salvo en Rusia que de momento siguen, pero es cierto que en Bélgica, Portugal o Alemania los deportistas de élite que estén en el proceso de clasificación olímpica tienen permiso para entrenar al aire libre o incluso en un gimnasio, manteniendo las oportunas pautas».

«Supongo que en cuanto den la nueva fecha cambiará toda la preparación que teníamos prevista para los próximos meses», explica Ignacio Rodríguez (Santander, 1996). En el caso del hockey, «nos beneficia que lo aplacen. Si el parón hubiera durado dos semanas, no existiría un gran cambio por no tocar durante dos semanas el palo, pero un mes sin estar jugando sí que puede condicionarnos el estado fisico en el que volvamos».

De momento, «no tenemos alternativa a la técnica y lo táctico, aunque sí analizamos online las correcciones tácticas, pero lo importante es llevarlo a la práctica. Así todo, como pasa con el resto de los deportistas, si se amplia el ciclo olímpico un año, seis meses o el tiempo que sea solo hay que mentalizarse y seguir preparándolo porque al final el objetivo es que te convoquen con la selección y llegar a Tokio».

Desde Polonia, Daniel Dujshebaev (Santander, 1997) reconoce que sobre el aplazamiento de los Juegos Olímpicos «no sé muy bien qué decir. Es una situación tan nueva que nos ha pillado a todos por sorpresa, hace tan solo un mes estaba todo tan normal y ahora de repente se ha parado el mundo». Para el 'Hispano' «es una situación un tanto rara y nueva para todos, aquí -refiriéndose a Polonia- no es tan estricta como en España. Podemos salir aunque lo hacemos lo menos posible y tan solo cuando es necesario». Esta situación generada por la pandemia es «complicada y hay que saber llevarla. Están aplicando unas normas que son lo mejor para todos y hay que aceptarlas».

Ángel Fernández (Astillero, 1988) no puede ser más contundente: «Los Juegos Olímpicos han caído por su propio peso». En la selección española de balonmano lo tienen muy claro. «Es una mala noticia por varios motivos. Por un lado, porque hay jugadores que querían despedirse este año en los Juegos de Tokio, por otro porque llegábamos con una dinámica muy buena. Entiendo que es la decisión correcta, pero nos perjudica bastante», comenta el astillerense.

Ángel, al igual que los hermanos Dujshebaev, está en Polonia y en ese país «no nos cuesta mucho permanecer en casa ya que no hacemos mucha vida social, aunque nos permiten salir a correr o andar de forma individual. Eso te libera bastante». Además, «cuando vamos a entrenar no podemos ir más de dos deportistas juntos tanto en la pista de atletismo como en el pabellón o el gimnasio. Ahora mismo es como una pretemporada», concluye.

El kárate tendrá su debut y despedida en los Juegos de Tokio, ahora aplazados sine die tras la decisión del COI, el mismo organizador que ya había comunicado que la disciplina que practica Nadia Gómez (Santander, 1997) no estaría en París 2024. Japón era una aspiración clarísima para la santanderina, que ya se colgó el oro en el Europeo de Sochi, en Rusia. «Estoy preocupada por las fechas y por cómo vamos a llegar al pico de máximo rendimiento si no sabemos cuándo puede ser ese pico». Nadia aún tenía que ganarse el billete de ida a Tokio en el torneo preolímpico que se iba a celebrar en París y que también está paralizado por el momento. «Ahora estamos a la espera de las nuevas fechas y también de cuándo podemos volver al CAR para entrenar, porque en Santander y en casa no tengo ni tatami ni nada».

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