Secciones
Servicios
Destacamos
Cuando hoy a las 13.44 horas salte al agua Jimena Pérez habrá marcado un hito personal que lo es también del deporte cántabro, puesto que será la primera nadadora en participar en unos Juegos. Un premio que llega un lustro tarde, pero que al ... final llega. La santanderina participará en la cuarta serie clasificatoria y deberá superar su marca de 16.08.70 para estar en la final. Inmediatamente después, en la quinta serie, lo hará su compañera de entrenamiento Mireia Belmonte, que parte con un registro de 16.02.10.
El caso es que esta semana la cántabra completará el círculo. Todo tenía que haber comenzado hace algo más de cinco años, cuando consiguió la mínima para Río de Janeiro, pero la Federación optó por convocar a otra compañera. El palo fue duro y le costó superarlo, aunque ahora ya habla de ello. «Por resumir mucho: en el Open de clasificación hubo un puesto vacante y mi siguiente oportunidad era el Europeo de Londres. Allí dos personas conseguimos la marca y como la otra tenía mejor tiempo prefirieron llevarla a ella», explica si le preguntan, aunque no fuera demasiado justo.
El siguiente paso era Tokio, pero el camino más largo resultó serlo aún más. Si en 2016 había sido una laguna en la normativa, en 2020 fue una pandemia la que aplazó su debut. Así que cuando Jimena Pérez salte hoy al agua en Tokio en su prueba fetiche, los 1.500, concluirá una verdadera gincana que ha durado más de un lustro.
Porque Jimena Pérez Blanco (Santander, 1997) es nadadora de fondo, pero casi parece una corredora de obstáculos. Todos los ha superado en una vida a caballo entre Santander, Madrid y Barcelona. Porque Santander es su tierra, de la que se reivindica, pero por motivos laborales su familia tuvo que trasladarse pronto a Madrid, donde está federada por necesidades del guion. Porque vivir, lo que se dice vivir, hace siete que vive en Barcelona, donde comparte entrenamientos con Belmonte. La carta de naturaleza cántabra la recibe cuando se la pregunta por el callejero; capaz como es de manejarse mejor desde Peña Herbosa que desde Gracia o Alcalá.
Cántabra y santanderina, por lo tanto, aunque la casa familiar -a la que se desplaza en vacaciones, a cada oportunidad, en la que hace noche- esté en Vargas, Jimena Pérez busca la final como un extremadamente complicado reto, pero una vez en Japón es imposible no imaginar qué ocurriría. «Si me pongo a soñar, estar en una final sería ya un paso enorme. Y si estoy cerca de la medalla o la consigo ya no sé qué hago», decía el pasado mes de abril; recién clasificada para los Juegos.
Ocurra lo que ocurra seguirá concentrada, porque el jueves, y de nuevo al igual que Belmonte, tiene otra cita con la piscina, en este caso con las series clasificatorias de los 800, la primera especialidad para la que se aseguró la mínima. Después, una vez terminados los Juegos, podrá tener al fin vacaciones tras la larga profesionalidad que ha supuesto la pandemia y pisar de nuevo un Santander donde el covid le ha impedido estar tanto como quisiera. Lo hará ya como nadadora olímpica. Nada menos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.