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Martí Perarnau
Viernes, 12 de agosto 2016, 22:52
Como acostumbran, los Juegos Olímpicos generan jornadas colosales en las que se suceden acontecimientos sin parangón. Este viernes fue uno de esos días. Michael Phelps sumó su vigesimosexta medalla y todavía sigue aspirando a dos más, con las que -imagino- dará por cerrado el círculo ... más exitoso de la historia. Unas horas antes, los ciclistas británicos batieron varios récords de velocidad y Jason Kenny recorrió 200 metros a más de 75 km/h, todos ellos montados sobre bicicletas sin frenos. Un rato después, la etíope Almaz Ayana destrozó el legendario récord mundial de los 10000 metros en el estadio, que poseía la china Wang desde 1993: lo barrió por más de catorce segundos. Si revisan el paso por cada kilómetro comprenderán de qué proeza hablo: 3.01.53 - 2.54.26 - 2.56.91 - 2.57.09 - 2.57.02 - 2.49.93 - 2.53.24 - 2.55.39 - 2.57.51 - 2.54.57. También fue un día de sorpresas, como la eliminación en cuartos de final del equipo estadounidense de fútbol femenino (derrotado en los penaltis por Suecia), que había jugado todas las finales olímpicas (cuatro oros y una plata).
Pero hoy quiero destacar a la tiradora Kimberly Rhode. Es una mujer que no aparece en demasiadas fotos: 37 años, 1.63 de estatura por 82 kilos. Kim Rhode lleva desde 1996 subiendo al podio en alguna prueba de Tiro, lo que le otorga una categoría singular. Hasta ahora lo habían logrado la piragüista alemana Birgit Fischer-Schmidt (medalla en todos los Juegos desde 1980 hasta 2004 salvo en 1984 por el boicot de Alemania Oriental); la jinete neerlandesa Anky van Grunsven (1992-2012); y la remera rumana Elisabeta Lipa (1984-2004). Estas tres mujeres siempre subieron al podio en cada aparición olímpica -con la salvedad de la germana por la razón mencionada- y ahora se suma la tiradora estadounidense, cuyo palmarés quita el aliento: oro en Atlanta-96 con 17 años, bronce en Sydney-00, oro en Atenas-04, plata en Pekín-08, oro en Londres-12 y bronce en Río-16 tras siete muertes súbitas con la china Wei. Como pueden imaginar, Kimberly afrontó el terrible desempate con su rival con una serenidad pasmosa: ¡no le falta experiencia!
El deporte es una actividad proclive a alternar aciertos y errores. Acudir a seis Juegos Olímpicos ya es por sí solo una proeza complicadísima, pero estar siempre en la cumbre resulta asombroso. Rhode es una campeona superlativa y con 37 años imagino que ya apunta a Tokio 2020.
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