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igor barcia
Domingo, 14 de agosto 2016, 04:39
Jarrion Lawson nunca olvidará su último salto en la final olímpica de longitud. Siempre tendrá presente allá donde compita que deberá mantener los brazos en el aire, porque sino suceden situaciones desgraciadas como la que le ha apartado de un oro que parecía suyo en ... una ronda final de saltos espectacular. El concurso, tremendamente igualado, ha tenido hasta tres líderes diferentes. La sexta y definitiva ronda de saltos ha empezado con Luvo Mayonga al frente, tras un 8,37 que parecía le iba a dar un título inesperado.
Pero los estadounidenses han tirado de galones y Jeff Henderson (27 años, McAlmont, Arkansas) ha tirado de calidad y sangre fría para irse un centímetro más allá del sorprendente sudafricano. 8,38 para contener la respiración mientras llegaba el turno del vigente campeón olímpico Greg Rutherford, que con 8,29 se ha colocado tercero. Era el turno final de Lawson, que ha silenciado el estadio con un salto largo, muy largo, con sabor a oro.
Cuando todos esperaban una medición en torno al 8,40, los jueces han sorprendido con un 7,78 incomprensible a priori, que ha dejado helado al estadounidense y desesperado a su entrenador, que no entendía nada. ¿Qué ha pasado?, parecían decir ambos. La solución la ha reportado la repetición, con un brazo izquierdo traicionero que ha quedado atrás en plena caída sobre la arena, y que ha dejado en el aire la duda sobre qué podría haber sucedido si el salto de Lawson hubiera sido más académico.
Así que mientras quedaba fuera del podio, su compatriota Henderson ha corrido a celebrar un éxito para su país que no se saboreaba desde Atenas 2004, un oro que tendrá una destinataria muy especial, tal y como explicó el nuevo campeón olímpico de longitud. Mi madre no ha podido estar aquí porque padece alzheimer. Cuando llegue a casa y ponga esta medalla en sus manos, seguro que lloraré, ha expresado el emocionado saltador americano que ha alcanzado la gloria por un centímetro, el mismo que le ha faltado a Mayonga para protagonizar una enorme sorpresa.
Hubiera sido una de esas historias redondas de haber ganado, esas de superación olímpica que tanto gustan. Aunque sigue igual de vigente con su plata y un gran salto de 8,37, puesto que el saltador sudafricano es uno de esos jóvenes talentos que se extravió por el camino después de haber sido campeón mundial junior en 2010. Pero los contratos de publicidad y la buena vida que estaba por llegar le llevaron a Mayonga por el mal camino, y en 2012 dio positivo por drogas, en concreto una metanfetamina denominada tik, que como él ha reconocido, arruinó su carrera deportiva durante prácticamente cuatro años.
Le cayeron 18 meses de sanción, al tratarse de una sustancia no dopante si lo entendemos como estimulante deportivo. Pero lo más complicado fue salir del pozo, algo que ha conseguido, y de qué manera. En marzo en Pretoria saltó 8,20, lo que le abrió la puerta de los Juegos, que esta noche se ha encargado de aprovechar para confirmar que su retorno a la élite mundial es un hecho, y que está dispuesto a aprovechar su segunda oportunidad.
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