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fernando miñana
Miércoles, 17 de agosto 2016, 02:45
Sergio Fernández logró derribar una doble pared en Río. El navarro acabó tercero en su semifinal de los 400 metros vallas con un tiempo (48.87) que le permite acabar con el récord nacional más antiguo y convertirse en el primer español en bajar de ... los 49 segundos, junto la marca que tenía como plusmarca José Alonso Valero desde el Mundial de Roma en 1987. Solo le faltó meterse en la final.
Pepillo corrió aquella carrera por la calle cinco y clavó el cronómetro en los 49 segundos exactos. Aquello fue un 31 de agosto y ya parecía que iban a cumplirse los 29 años de antigüedad sin que se lo arrebataran cuando irrumpió Sergio Fernández en el estadio olímpico, por la calle 1, para correr en 48.87. Terminó tercero, pero fue insuficiente para meterse en la final, prueba de la exigencia de esta prueba y, quizá también, del retraso que llevaba España en las vallas bajas.
Sergio Fernández no era nadie en los últimos Juegos Olímpicos. Hace cuatro años no era ni el mejor júnior español y su marca en los 400 m vallas (52.64) no hacía augurar nada extraordinario. Pero un año después dejó su hogar para apostar más fuerte por el atletismo en Madrid al lado del responsable del sector, Jesús Álvarez.
Fueron tiempos difíciles. Su padre acaba de quedarse en paro y a su madre la habían destinado a Zaragoza. Él no estaba convencido de su cambio y cada vez que hacía una escapada a Pamplona le costaba un mundo volver. Estaba lesionado y no tenía claro que el atletismo fuera a hacerle feliz. Algunos días acababa llorando. No quería seguir.
Pero todo pasa. Al final se asentó en Madrid, donde también estudia INEF, y sus entrenamientos empezaron a dar resultados. Ahora es el líder indiscutible en España de los 400 metros vallas y, además, empieza a hacerse un nombre.
Sergio Fernández vive un año involvidable. Ahora llora de alegría. Porque este verano ha logrado la medalla de plata en el Europeo de Ámsterdam y ahora, en el mejor escenario que puede existir, el estadio de los Juegos Olímpicos, este récord que tenía casi 29 años. El navarro de Barañáin no se olvida de sus inicios, del lugar de donde salieron otros grandes vallistas, como José Mari Romera o Íñigo Monreal. Allí, recuerda, su primer entrenador le quitó la chulería y le transmitió unos valores de los que ahora presume, como un rechazo frontal al dopaje.
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