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Fotos: Javier Rosendo | Vídeo: Héctor Díaz

Los devotos de un infierno llamado Los 10.000 del Soplao

La duodécima edición de la prueba volvió a reunir a miles de personas en Cabezón de la Sal en una jornada llena de emociones | Joseba Albizu y Meritxell Henares ganan en BTT, Tino Zaballa se lleva el 'Soplaoman', Jesús Herrero de la Herrán, la ultramaratón, Manuel González y Azara García de los Salmones, la maratón, y Raúl Cagigas, la ruta adaptada

Marco García Vidart

Cabezón de la Sal

Sábado, 19 de mayo 2018

Cuando se acaba

Un enorme sol rojo despuntaba sobre el horizonte poco antes de las siete de la mañana. El invitado que todos esperaban. Una hora antes del inicio de todo, El Soplao ya luce de prueba muy grande. Lo primero, hay coches aparcados hasta en los cables de la luz. Cuando de milagro se encuentra un hueco, la zona de salida ya es un hervidero de gente. La mayoría, casi quieta como estatuas.

La fila de los

Tras ellos fueron los de la maratón y combinada, la ruta a pie... Los últimos, la ruta adaptada. Personas con discapacidad, en su gran mayoría. Pero también familias con niños. Para todos ellos fue la ovación más especial de una mañana en la que una inoportuna niebla no dejaba en ese momento ver el sol. La organización había querido

Tras reponer fuerzas en unos bares de Cabezón que no daban abasto, el público se preparaba a media mañana –ya con el sol en todo lo alto– para comenzar la ristra de emociones.

Pero los esfuerzos y las emociones no sólo están en el monte, trotando o pedaleando. También se sufre con la espera. Y sobre todo, tras una noche en vela siguiendo a un ser querido.

La crueldad del 'Infierno Cántabro' sólo admite dos caras en la moneda. Orgullo o derrota. Los que entraban por el pórtico de meta a destiempo tenían, en la mayoría de los casos, heridas de guerra en el cuerpo. Pero sobre todo en el alma.

Ese orgullo de un día como el de este sábado es, en muchos casos, compartido. La pequeña recta de meta es el lugar apropiado para que el pequeño de la casa pase a acompañar al padre o madre de turno. Nerea echaba una mirada de indisimulado orgullo a su padre, al castreño Xabier Landaburu. «Había hecho el Soplao en bici, pero una maratón nunca, en ningún sitio. Hoy –por ayer– es la primera. Y ha sido muy dura», señalaba entre jadeos.

Pero desde hace once años –doce ediciones–, en El Soplao lo de menos es quien gane. En la línea de llegada hay

Ver amanecer

Algunos participantes, los de la ultramaratón y los de esa prueba casi inconcebible que es el Soplaoman, han tenido este sábado por la mañana un pequeño privilegio: ver amanecer en el monte. Algo con lo que olvidar el dolor de las agujetas. Lo larguísimo ... de sus pruebas –la ultramaratón consta de 113 kilómetros– hace que la salida se diese a las once de la noche de este viernes. Pero el día grande de Los 10.000 del Soplao es este sábado. El de la maratón, el de la ruta a pie, el de la combinada... Y también el de la ruta adaptada, una de las pruebas que se quiere mimar en esta edición para que El Soplao sea lo más inclusivo posible. Pero sobre todo, y como siempre, es el día de los 'bikers'. De la carrera de bici de montaña. La prueba con la que un puñado de locos, en el año 2007, se internó en el corazón verde de la región. Aquel Infierno Cántabro no ha parado de ganar fieles a la causa hasta convertirse, once años y doce ediciones –con la de hoy– después, en el evento más multitudinario de los que ocurren en Cantabria en todo el año.

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