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Walter Becerra fue el ganador de la prueba.
El infierno está en Isla
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El infierno está en Isla

Cerca de 600 atletas desafían a los elementos en un Trail de Trasmiera solo apto para valientes

DANIEL MARTÍNEZ

Lunes, 29 de febrero 2016, 08:04

Todos los elementos se conjuraron contra ellos, pero les dio lo mismo. Alrededor de 600 valientes se calzaron ayer las botas de carrera para enfrentarse a los 27 kilómetros del Trail Ecoparque de Trasmiera-Gran Premio de Isla, pero sobre todo al agua y el barro que convirtieron el trazado por la costa de Arnuero en un infierno. Las pendientes se convirtieron en ríos y los terrenos llanos en auténticas piscinas marrones en las que se perdían las piernas. Hasta la rodilla llegaba el agua en algunas zonas, en las que se sabía cómo se entraba pero no cómo se salía. Con tantos obstáculos, casi tanto mérito tuvieron los 430 que lograron acabar la prueba como Walter Becerra (Sestao Alpino) y Azara García (Team Trail Yaniro), ganadores de la tercera edición de este evento en la que los atletas apenas tuvieron descanso.

«Con las condiciones que teníamos lo más probable era que la gente hubiera optado por quedarse en casa, pero no ha sido así», comentaba en la línea de meta David Arruza, uno de los organizadores, agradecido a la lluvia por dar un respiro durante la mañana. Ni falta que hacía, porque las precipitaciones acumuladas durante los días previos ya habían contribuido a moldear el recorrido y aumentar, si cabe, un punto más el nivel de dificultad. Los bosques de eucaliptos y de encinas o los prados que cedieron algunos vecinos ya no podían absorber más agua y esta quedaba en la superficie formando balsas.

Y el viento, y el frío que desapareció después de correr los primeros metros, el desnivel acumulado de 2,3 kilómetros... Todo se juntó para exigir aún más a los participantes, que tuvieron que pedir un sobreesfuerzo al cuerpo para acabar el trail. En el campo de San Sebastián, cercano a las playas de Isla donde estaba la llegada, las caras eran de agotamiento, pero también de satisfacción. Los que ya conocían la prueba, coincidían al afirmar que nunca había sido tan complicada como este año. No en vano, ese era el objetivo de la organización, que eliminó cerca de dos kilómetros de recorrido por zonas de asfalto respecto a ediciones pasadas para adaptarlo a las demandas de los competidores. Así que los comentarios en la meta no eran de queja. Todo lo contrario. Porque cuantas mayores son las dificultades, más la gloria de unos héroes, que, uno tras otro, iban llegando. Todos teñidos por el marrón del barro y el color de la épica.

Ejemplo de ello era el atleta José Manuel Solana, que después de disputar el pasado fin de semana la maratón de Sevilla, también estuvo presente en el Trail de Trasmiera. «Ha sido más duro que tres maratones seguidas», decía al concluir. Concentrados en no atollar en el barro, ni él ni sus compañeros tuvieron casi tiempo para subir la cabeza del suelo y ver paisajes como el Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, el molino de Santa Olaya, las playas de Arnuero o los acantilados del cabo de Quejo, por donde transcurrió el desafío.

Más dificultades

Pero no toda la prueba, una de las más extremas que se recuerdan en Cantabria, tuvo lugar un escenario pantanoso. También hubo zonas que se libraron del barro, como la subida al monte Cincho, una peña de 249 metros de altura. Pero ahí la cosa fue casi peor. El terreno a base de roca caliza, en contacto con el agua, convertía la subida en una pista deslizante. La organización, ya había advertido en la guía de carrera que facilitó previamente a los participantes, de este -otro más- peligro. Así que fueron muchos los que decidieron subir corriendo para después bajarlo andando. «Ahí es donde se vio una de las cosas más bonitas de este deporte: el sentimiento de compañerismo cuando unos corredores ayudaban a otros para evitar caídas», apunta Arruza. Aun así, alguna lesión se produjo. Ninguna de relevancia.

En la parte deportiva hubo poca emoción. El grupo fue unido por los tramos iniciales de asfalto, pero en el monte los corredores profesionales comenzaron a destacar. En categoría masculina, Becerra consiguió una cómoda victoria (2:05.37). Adrián Rodríguez y Manuel Pérez, que llegaron con 5 segundos de diferencia, pusieron la emoción en la lucha por el segundo puesto. Más sobrada se mostró García en féminas, que sacó 17 minutos a Montse Vázquez (plata).

La recompensan a tanto esfuerzo estaba al final. En la carpa instalada en Isla, los atletas tenían un espacio para recuperar energías y disfrutar de la comida de hermandad que se preparó para los participantes. Allí, los miembros de Ecoparque cambiaban impresiones. «Compartimos el sentimiento de que el corredor ha quedado muy satisfecho a pesar de las condiciones. Tenían altas expectativas y se han cumplido», detallaba uno de los miembros de la asociación. Ya tienen en mente la próxima edición. «La prueba ha tenido mucho nivel. Que sea un éxito anima a repetir, pero habrá que pensarlo».

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