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daniel martínez
Martes, 12 de abril 2016, 07:21
Los meses previos a unas elecciones son terreno abonado para las suspicacias y los rumores sobre posibles candidatos. Se hacen cábalas sobre los apoyos con los que cuentan, se les encasilla según filias y fobias y, a veces, en el mejor de los casos, se debate sobre las ideas de cada uno. Los comicios a la Federación Cántabra de Bolos, que se celebrarán durante este otoño en el año del 75 aniversario de la institución, no son una excepción. De momento, las certezas pierden frente a las dudas, pero algunas se van resolviendo. Por ejemplo, que Enrique Torre, uno de los nombres que estaba en todas las quinielas, no entrará en la lucha por hacerse con el control de los bolos de la comunidad autónoma. Ya lo había dejado entrever en las últimas semanas, pero ayer lo confirmó.
«Lo tengo más que seguro. Estoy descartado. Mejor dicho, autodescartado. Ni estoy en ello ni lo voy a estar», afirma el exalcalde popular de Piélagos, que durante 20 años ha formado parte de la junta directiva de la FCB y ha estado vinculado a la Peña Bolística Oruña. Así que «ya cumplí mi parte. Ahora prefiero ver los bolos desde fuera». Torre sí que reconoce que ha recibido llamadas de aficionados y de responsables de la Federación para que dé el paso, algo que valora y agradece. Alega razones personales y familiares, por eso, «por mucho que me animen, voy a decir lo mismo».
Torre era uno de los nombres que más simpatías despertaba entre los actuales dirigentes de la FCB, incluido el actual presidente, Fernando Diestro. Como ha dicho en repetidas ocasiones, su intención es abandonar el cargo al acabar este mandato tras 28 años en la institución federativa. Para eso haría falta encontrar a un candidato que diera continuidad a su labor en las últimas tres décadas. Si no, aún no está descartado que vuelva a aparecer en la papeleta. «Todavía es pronto. Quedan muchos meses. Vamos a esperar que pasen las elecciones en la Federación Española y después pensaremos en las de la Cántabra», afirma Diestro. En las boleras se da casi por seguro que si finalmente opta a una octava legislatura, ganará.
De esa opinión es, por ejemplo, el exalcalde de San Vicente de la Barquera, Julián Vélez. El político, que parecía convencido de pelear la presidencia, dijo a este periódico la pasada semana que solo empezaría a mover su candidatura en caso de que Diestro confirme que se va para casa. Si eso finalmente no ocurre, lo más probable es que ni siquiera lo intente. Quizás en otro momento.
Más avanzado tiene el trabajo el expresidente del Comité de Árbitros de la Cántabra, Javier Santamaría, que dejó el cargo y la junta directiva por desavenencias con los actuales responsables de la Federación. Si Vélez apuesta por trabajar desde la continuidad, Santamaría, concejal en el Ayuntamiento de Villaescusa, quiere dar un giro completo a la institución, aunque también reconoce que algunas cosas se han hecho bien. Ya cuenta con el apoyo de peñas y jugadores de distintas categorías. «Después de 28 años, el cambio hace falta por higiene. Los bolos de hoy no son los de hace tres décadas. Lo que queremos es devolver este deporte a la afición y a los jugadores, sus legítimos dueños. Ahora, los intereses particulares de los gestores están por encima del interés general», afirmaba recientemente al ser preguntado por este asunto.
En opinión de Torre, tanto uno como el otro harían bien en presentarse si piensan que pueden aportar algo. Ellos, o cualquiera que esté en sus condiciones, aunque de momento nadie más ha mostrado interés en optar al cargo. Por lo menos oficialmente. Por su parte, el expresidente de la Española, José Luis Boto, mantiene que se mantendrá al margen del proceso y que no apoyará ninguna candidatura.
Hombre de consenso
Aunque no estará en la batalla, Torre sí tiene una idea definida de cómo tendría que ser el futuro máximo responsable de la Cántabra. Lo fundamental, que sea un hombre de consenso. «En los bolos somos pocos como para encima estar peleados por quién se pone a dirigir la Federación. Es un deporte pequeño y nos conocemos todos», cuenta.
A pesar de que valora muy positivamente el trabajo de Diestro, sí considera que sería bueno que entraran nuevos aires en la institución. «Alguien nuevo, probablemente, que aproveche todas las cosas buenas que ha hecho Fernando, desde las Escuelas hasta el proyecto Madera de Ser o la promoción cultural a través de publicaciones o archivos», detalla. Porque aunque está de acuerdo «al 100% con su legado», apuesta por un «nuevo impulso».
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