"Cuando practico kárate desconecto; me olvido de todo"

Su padre la llevó con él en su primer día en el gimnasio. "La afición entiendo que me viene de familia", cuenta ella. Marta Castaedo lleva cuatro años practicando kárate y parece que va a continuar por largo tiempo: "Mi sueño es llegar a estar ... algún día en un Campeonato del Mundo", zanja. Para eso se prepara duro. Entrena tres días a la semana, "al menos mientras no tenga problemas de falta de tiempo para preparar algún examen o algo parecido", explica la alumna del instituto José María Pereda. Sus planes en el kárate son sólidos, pero sabe que los estudios son lo primero. De hecho ya tiene planes para el futuro en ese sentido: "Quiero estudiar animación 3D», afirma. El kumite es su asignatura pendiente. "Tengo que quitar el miedo a que me golpeen", explica. Y tiene pendiente ese plan de mejora pese a ser cinturón negro. "El kárate no sólo sirve para ir mejorando solo en lo técnico. Aprender este arte marcial me ha hecho mejorar otros ámbitos de la vida. Cuando tengo exámenes me ayuda a desestresar y a controlar los nervios. Es una cuestión de autocontrol. Aunque lo mejor, claro está, es que cuando lo practico me olvido de todo".