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JOSÉ CARLOS ROJO
Jueves, 16 de junio 2016, 16:53
La gesta de este año quedará para el libro de memorias del club. «Es todo un hito que hayamos conseguido subir a División de Honor con el equipo juvenil A. Hemos trabajado mucho, hemos peleado y luchado, y al final hemos alcanzado el objetivo: estamos ... felices», afirma Alfredo Martínez, presidente del Club Deportivo Marina Sport. A partir de la próxima temporada el equipo cántabro competirá contra el Deportivo, el Celta, el Oviedo, el Sporting... y el Racing, entre otros. «Estamos hablando de palabras mayores», cuenta Martínez.
«Hemos buscado niños para ser competitivos y alcanzamos un equipo muy majo. Luego hemos tenido la suerte de haber contado con un equipo técnico que es inigualable. Primero con un técnico como Mario Bárcena, al que le encanta el fútbol. Y después con el preparador físico Javier Sánchez». Un trabajo de análisis pormenorizado del contrincante ha precedido cada encuentro del año. «Los chavales veían los vídeos del otro equipo. Conocían sus fortalezas y debilidades. Es una preparación que ha tenido mucho de pizarra y de táctica».
Solo falta cerrar el presupuesto para mantenerse a gusto el año próximo en esa categoría. «Tenemos que encontrar patrocinios como sea. Porque desde luego esta oportunidad no es cuestión baladí», advierte el presidente del Marina Sport. Un equipo de las características del juvenil A necesita unos 30.000 euros anuales para hacer frente a los gastos comunes. «Están los transportes, las dietas, las noches de hotel cuando hay que viajar lejos. Los entrenadores cobran. De hecho lo hacen todos los del club, aunque solo sea para pagarse la gasolina. Nos parece necesario que así sea».
Los objetivos para la próxima temporada son mantener las categorías de los equipos ascendidos. Y en el caso de los infantiles, ascender una categoría cada equipo. «Son los que lo han tenido más complicado en este 2015-2016, pero estamos convencidos de que el año próximo mejorarán».
La filosofía del club se mantiene con el paso de los años, incluso con el revulsivo que experimentó hace escasamente cuatro años, cuando los campos de tierra dejaron paso a los nuevos terrenos de hierba artificial. «Éramos los únicos que no teníamos campo de hierba artificial en Santander junto con Cueto. Cuando lo pusimos los niños empezaron a inscribirse». Hasta tal punto que a día de hoy suman 300 pequeños distribuidos en 23 equipos, de los que 21 están federados. «Los otros dos son escuelas de pequeños de 5 años que son fundamentales para nutrir de promesas a las categorías mayores».
Todos juegan
Todos tienen su equipo. «Unos grupos son más competitivos que otros. También es cierto que unos niños vienen a jugar al fútbol con más interés que otros. De hecho hay chavales que vienen aunque no les gusta el fútbol, sencillamente porque se han apuntado sus amigos. Los padres no entienden que esto no es una guardería. Pero bueno, en cualquier caso entendemos que los pequeños tienen que hacer deporte y divertirse y por eso todos juegan hasta juveniles». En esa edad el club se reserva el derecho a seleccionar. «Los que no continúan con nosotros pueden quedarse en el Rayo Santa Cruz, que comparte nuestras instalaciones».
En todas las edades aprenden las mismas reglas de juego. «Hay que respetar las normas y a los compañeros y consideramos muy, pero que muy importante que se respeten los horarios y las rutinas de los entrenamientos. Si alguien no viene al entrenamiento sin causa justificada, como puede ser un examen o una enfermedad, ese fin de semana no saldrá de titular. Sea quien sea».
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