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RAFA GONZÁLEZ
Jueves, 16 de junio 2016, 07:23
No hubo peor final para la Bandera Sotileza. En todas las ediciones los aficionados esperan que se desarrolle con cierta polémica, pero lo de ayer superó -y para mal- todos los valores de un deporte como el remo. Con Astillero y Pedreña como tristes protagonistas, los habituales toques de palas pasaron esta vez muy a mayores, con abordajes, insultos entre las tripulaciones, protestas airadísimas a los jueces y enfrentamientos entre los aficionados. Al final de la prueba la polémica se trasladó del agua a los muelles y prevaleció el criterio del juez de mar, José Alocen, que descalificó a Pedreña y dio como vencedor a Astillero. Si bien en la embarcación de la organización para delegados y algunos aficionados se entendía que la descalificación era tanto para Astillero como para Pedreña, pero una vez en tierra y tras reunirse los jueces se mantuvo el criterio del juez de mar respecto a la descalificación de los pedreñeros.
Durante el desarrollo de la prueba se vivieron momentos muy tensos en el barco de la organización, ya que se vivía de cerca lo que sucedía entre las dos embarcaciones, tristes protagonistas de la regata. Incluso hubo que mediar físicamente entre los seguidores y representantes de Pedreña y Astillero.
La regata comenzó con cierto retraso, motivado por las averías de las zodiac de los jueces. En el caso de la del juez principal tuvo que ser remolcada por un yate que luego le sirvió para seguir la regata en una embarcación no apta para tal misión.
Una vez solucionado el problema la regata comenzó tal y como estaba prevista, comenzando la boga los clubes que menos opciones tenían de cara al triunfo final. Cuando el juez de mar dio la salida a Astillero por la baliza uno -la más próxima a tierra- y a Pedreña por la dos, ambas embarcaciones forzaron la remada con el fin de conseguir una ligera ventaja antes de llegar a la Punta de la Cerda.
No hubo necesidad de alcanzar este punto de la regata, ya que a los quinientos metros de la salida el juez de mar empezó a indicar que Borja Gómez, patrón de Pedreña, cambiase el rumbo hacia babor. La bandera blanca del juez así lo expresaba, pero no encontró una respuesta favorable a sus indicaciones y comenzaron a producirse los toques de palas. La presión de Pedreña al bote de Iván Gómez, patrón de Astillero, seguía y había peligro de abordaje por lo que el juez de mar comunicó a Pedreña que estaba descalificada.
Discusión en el agua
A continuación las dos traineras dejaron de remar y se enzarzaron en un duelo dialéctico, para en unos minutos volver a remar tanto Astillero como Pedreña. Pero en esta ocasión era Pedreña la más próxima a tierra, si bien estaba fuera de regata. Esto propició que Iván Gómez cambiase el rumbo y fuese hacia Pedreña, lo que volvió a generar problemas entre los dos barcos. En esta ocasión los astillerenses aprovecharon la ocasión para coger la proa de la regata.
Pedreña protestó airadamente al juez, pero este hizo caso omiso y se fue siguiendo la popa de los astillerenses hasta que estos alcanzaron la boya de meta.
Una vez dentro de la bahía los insultos continuaron entre los aficionados y directivos que iban en el barco de la organización y un barco de seguidores de Pedreña, hasta que algunos de ellos llegaron a zarandearse y golpearse. En ese instante y frente a la playa de La Magdalena el patrón pedreñero dejó el remo de gobernar y se lanzó al agua para invitar a los aficionados pedreñeros a que se tirasen al agua para discutir lo sucedido.
El triunfo de Astillero no gustó a los pedreñeros, ya que entendían que tanta culpa habían tenido las dos partes. Pero el juez José Alocen no rectifico en su decisión y la bandera viajó a las vitrinas de los astillerenses.
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